A pesar de los constantes ataques criminales del ELN contra la comunidad y la fuerza pública, el Gobierno nacional sigue abogando por darle la mano al grupo guerrillero. Esto se reafirmó con una resolución que expidió el presidente de Colombia, Gustavo Petro, en la que ordena al Gobierno nacional que es parte del Pacto Histórico utilizar un lenguaje respetuoso y de desescalamiento del conflicto.
En el artículo 3 de este apartado, expresa el mandatario colombiano que en medio de las negociaciones de paz que avanzan entre el Gobierno y delegados de la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional se acordó entre las partes aplicar un lenguaje de respeto.
Uno de los apartes de la resolución dice: “En el marco del acuerdo de cese al fuego bilateral, nacional y temporal pactado entre el Gobierno nacional de la República de Colombia y el Ejército de Liberación Nacional (ELN), decretado mediante el Decreto 1117 del 5 de julio de 2023, las partes acordaron que usarán entre sí un lenguaje respetuoso”.
“De igual manera, en concordancia con lo señalado en el artículo 1 de la presente resolución, las referencias que se hagan del Ejército de Liberación Nacional (ELN) en los diferentes actos administrativos expedidos por el presidente de la República se harán sobre el reconocimiento de que son una organización armada rebelde”, dice otro punto de la resolución 194.
Dicho apartado generó toda una polémica que incluso llegó a instancias internacionales. El senador estadounidense Marco Rubio criticó con indignación esta resolución del presidente Gustavo Petro.
“Es insólito que el presidente de Colombia abogue por un lenguaje respetuoso hacia los terroristas arxistas del ELN. ¿Respetaron estos criminales a las víctimas que han sufrido por su culpa?”, apuntó el congresista de los Estados Unidos.
¿Qué es el lenguaje de desescalamiento?
Según el Instituto para el Desarrollo de la Paz (Indepaz), en un documento publicado en 2015, “la propuesta de desescalar el lenguaje no es una ‘pendejada’ simbólica, como algunos han dicho. Por el contrario, es una propuesta bastante sensata. Saben los analistas políticos y de conflictos que la confrontación se da en planos estructurales, directos y simbólicos. Los simbólicos tal vez son los planos más poderosos, es en estos donde se da legitimidad a la confrontación”.
También explican que es “en el plano de lo simbólico, donde se manifiesta el lenguaje, están las palabras y en ellas algunos valores, signos y símbolos que definen las conductas. A través del lenguaje se ha dado legitimidad a masacres, a la muerte, a la persecución, al encarcelamiento, a todo tipo de conducta. Todos recordamos –o hemos repetido- frases como: ‘Los mataron, en algo andarían’”.
En este sentido, Indepaz plantea que si “queremos desescalar el lenguaje debemos partir de la humanización del otro. Se trata de abandonar la ‘animalización’ o ‘cosificación’ del contrario. Por ejemplo, en el caso del contradictor armado, deberíamos condenar el uso del ‘chulo’ o de la ‘rata’, y hablar de soldado y guerrillero. Cuando damos estatus de humano a quien está del otro lado de la barricada se regula de inmediato la acción militar y se valora la vida”.
En el mismo documento, exponen la idea del reconocimiento, “no basta con humanizar al otro, se trata de reconocer sus motivaciones, contextos y comportamientos. Esto es mucho más difícil, pues implica dar reconocimiento a las causas y conductas que condujeron al levantamiento armado de la insurgencia y también a entender las razones de defensa del Estado y de mantenimiento del statu quo”.
Por todas estas implicaciones, la resolución ha generado reacciones encontradas. Mientras que algunos consideran que es un paso necesario para mantener las conversaciones de paz y buscar una solución política al conflicto, otros cuestionan la decisión de reconocer el carácter político del ELN, especialmente en medio de actos delictivos y de violencia que se atribuyen a la guerrilla.