La siembra de semillas ilegales genera una pérdida de $213.000 millones para el sector arrocero en Colombia y afecta las exportaciones, informó este miércoles el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA).
"Es preocupante la situación por el incremento en el uso de semilla ilegal en el sector arrocero porque las pérdidas están cercanas a los $213.000 millones, afecta el intercambio de semillas hacia otros países y hace que el riesgo fitosanitario sea mayor", dijo en un comunicado la gerente general del ICA, Deyanira Barrero.
Para la vocera, "es imposible lograr la competitividad de un sector si el uso de semilla es de mala calidad, ya que es claro que este tipo de insumo no va a garantizar los mejores resultados en el desarrollo del cultivo ni la calidad industrial y culinaria".
Según la Asociación Colombiana de Semillas y Biotecnología (Acosemillas), la problemática invadió el 80 % de las hectáreas en 2018 y para el gerente general de la entidad, Leonardo Ariza, es una situación "que cada día va en aumento".
"De 500.924 hectáreas sembradas de arroz, solo 106.854 hectáreas, es decir el 20 %, fueron sembradas con semilla certificada", señaló Ariza.
Para el ICA, la siembra de semillas ilegales también representa un peligro para la sanidad de los cultivos y afecta el medioambiente, ya que genera mayor gasto de agroquímicos.
Además, las semillas que no son tratadas pueden tener hongos, bacterias o enfermedades que se proliferan en los cultivos y generan la disminución de la producción y consecuencias para el consumo humano.
Una semilla ilegal es aquella que se recoge del campo y se siembra directamente en la tierra sin ningún tipo de tratamiento ni de certificación.
Por su parte, la semilla certificada germina de mejor manera, posee adecuadas condiciones de sanidad, reduce los costos e incrementa la productividad, entre otros beneficios.
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