Durante años, los colombianos han soñado con el fin de la guerra y la violencia en el país. Anhelo que ha estado esquivo desde hace más de 6 décadas, pese a los intentos y logros que se han alcanzado en temas de esta índole, uno de ellos, el proceso de paz que se adelantó entre el gobierno de Juan Manuel Santos y las ex Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Farc.
Diálogos de paz, que dieron fin a un conflicto armado que por años se vio perdido y que enfrentó distintos obstáculos, como por ejemplo el del plebiscito del 2 octubre del 2016, día en el que la gran parte de los colombianos le dijeron NO a las negociaciones que por ese tiempo se llevaban a cabo en La Habana, Cuba.
Así entonces, con el 99,98% de las mesas de votación escrutadas, el 50,2% de los votantes, rechazaron la paz, eligiendo el No, mientras que el 49,7 % de los colombianos dijeron Sí, especialmente desde departamentos donde la guerra ha sido su principal enemigo.
“El plebiscito por la paz de 2016 ponía a prueba una apuesta común, prometía el cierre de un conflicto entre dos enemigos ahora sentados en la mesa. Los colombianos debían volver a las urnas para decidir si aceptaban el acuerdo de paz firmado por el Gobierno y el grupo insurgente más importante del país, justamente nacido durante el Frente Nacional”, señalan desde la Comisión de la Verdad.
En ese entonces, tanto el Gobierno Nacional, como las antiguas Farc, esperaban que la mayoría de la población respaldara este proceso, que daba fin a una guerra, que duró más de medio siglo y que dejó gigantescas perdidas, entre ellas: 262.197 muertos, 80.514 desaparecidos, 37.094 víctimas de secuestro, 15.687 víctimas de violencia sexual, 17.804 menores de edad reclutados, y más de siete millones de desplazamientos forzados. Dolorosas cifras, que daban cuenta de una de las tragedias y conflictos más dolorosos del país.
Tras varios años de esfuerzo por alcanzar tan anhelado objetivo, es relevante mencionar que después de que Juan Manuel Santos, abandonara la Casa de Nariño, su sucesor, Iván Duque, no mostró gran interés por la implementación del acuerdo, pues incluso simpatizantes de su gobierno y su mismo partido político, el Centro Democrático, lo alentaron a trabajar en contra de los compromisos de paz y en distintas ocasiones manifestó su intención de deshacerlo por completo.
Así lo hizo saber en su momento, el exministro del Interior, Fernando Londoño, quien fue preciso al decir que: “El primer desafío del Centro Democrático será el de volver trizas ese maldito papel que llaman Acuerdo Final con las Farc, que es una claudicación y que no puede subsistir”.
Por esta y muchas razones más, Duque terminó su periodo como presidente con una desaprobación total del 68% de los colombianos.
“Durante los últimos años, muchas regiones de Colombia han sufrido un aumento de la violencia por parte de los grupos armados, lo que ha significado altos niveles de desplazamiento forzado masivo, masacres, confinamiento e incremento de homicidios, incluyendo de defensores de derechos humanos y otros líderes sociales”, escribió en su momento, la Human Rights Watch refiriéndose a lo ocurrido durante el Gobierno Duque.
Ahora bien, es de resaltar que la implementación del acuerdo de paz, no ha estado perdida del todo, pues ha avanzado en temas como la reincorporación a la vida civil de los excombatientes; las instituciones de justicia transicional como la Jurisdicción Especial para la Paz, JEP, la Comisión de la Verdad y la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas, Ubpd; la participación política de los miembros de la antigua guerrilla; entre otros puntos, que aún resultan cruciales resolver.
Hasta el día de hoy, el plebiscito por la paz del 2016, es una herida abierta, pues por una mínima diferencia ganó el NO, opacando los sueños de quienes realmente buscaban ver por finalizado el conflicto, por lo menos con esta guerrilla.
De igual forma, cabe resaltar que desde que Gustavo Petro se posicionó como presidente el 7 de agosto del 2022, uno de los máximos propósito de su plan de gobierno ha sido búsqueda de la Paz Total, en la cual ha contemplado por lo menos 10 puntos de la negociación de Santos, como lo son la implementación del Acuerdo de Paz; la reanudación de diálogos con la guerrilla del ELN, la búsqueda de salidas jurídicas a las disidencias de las antiguas Farc y el sometimiento de estructuras del narcotráfico, entre otras.
No obstante, Petro se ha enfrentado a distintos problemas en su búsqueda de Paz Total, pues estructuras ilegales, como el Clan del Golfo, las disidencias de las Farc y la misma guerrilla del ELN, no han cumplido con el cese al fuego pactado con su gobierno y ha sido poco el interés que han mostrado para avanzar en este tema.