Tibú, el municipio con mayor producción de hoja de coca en Colombia, se ha convertido en el centro de un intenso conflicto entre las disidencias de las Farc y el ELN que mantiene en zozobra la comunidad del Catatumbo, subregión de Norte de Santander.

En solo trece días, 23 personas han perdido la vida en este municipio, y se teme que la cifra de víctimas aumente en las zonas montañosas aledañas. Ante esta grave situación, las autoridades locales han implementado nuevas medidas para intentar frenar la violencia.

Según los datos proporcionados por la Gobernación de Norte de Santander, la situación es alarmante: 12.369 campesinos se han visto obligados a abandonar sus hogares debido a los enfrentamientos armados, y 17.733 más permanecen confinados en sus viviendas.

Además, dos firmantes del acuerdo de paz están desaparecidos y seis personas más han resultado heridas durante el conflicto entre los dos grupos armados que se intensifica con los días.

Con el fin de contrarrestar a esta situación, el alcalde de Tibú, Richard Javier Claro Durán, firmó un decreto con el objetivo de reducir la violencia en la zona urbana, aunque es ampliamente conocido que los mayores focos de alteración del orden público se encuentran en las veredas más remotas, áreas a las que el Ejército Nacional intenta llegar.

Tibú, considerada la capital del Catatumbo. | Foto: SEMANA.

Las medidas adoptadas incluyen la restricción de circulación de vehículos que transporten cilindros de gas, sustancias peligrosas y tóxicas durante las noches, hasta el 2 de febrero; la prohibición de llevar parrillero en motocicletas entre las 4:00 p. m. y las 5:59 a. m. hasta esa misma fecha; y un toque de queda que se aplicará desde las 8:00 p. m. hasta las 5:59 a. m. hasta el domingo siguiente.

“Tibú enfrenta un incremento significativo de la violencia armada, desplazamientos masivos, desapariciones, confinamiento, afectaciones a la vida, a la seguridad, y a la dignidad humana, así como el desbordamiento de las capacidades institucionales locales”, dice la entidad.

Por su parte, la Gobernación de Norte de Santander ha alcanzado sus límites de capacidad y, ante el masivo desplazamiento de comunidades, declaró el estado de calamidad pública en el departamento. Mientras tanto, el Gobierno nacional emitió un decreto de conmoción interior que afecta tanto al Catatumbo como al área metropolitana de Cúcuta.

Lo cierto es que el ELN se mantiene firme en su postura, mientras que las disidencias de las Farc han advertido que responderán con violencia ante los ataques de sus rivales, donde la población civil queda en medio de esta guerra.