Las calles de al menos el 30 % de Corinto, Cauca, reposan en las primeras horas de este miércoles bajo una capa de casi un metro de lodo, causada por la creciente del río La Paila este martes. El panorama es desolador y las historias de supervivencia sobrepasan lo creíble.

La avalancha del río La Paila causó una empalizada que se llevó todo a su paso este martes. El reloj marcaba las 6:30 p.m. cuando el lodo se convirtió en amo y señor de Corinto.

Minutos antes, el 80 % de los habitantes del pueblo pudo evacuar sus viviendas.

Algunos corrían, otros huían en motos y carros. La alerta de avalancha fue un voz a voz desde la parte alta de Corinto.

La creciente del río La Paila en Corinto, Cauca, deja hasta el momento cuatro personas muertas, 18 desaparecidas y alrededor de seis barrios destruidos.

"Estábamos viendo televisión, cuando todo el mundo gritaba en la calle, yo salí y una señora me dijo corra que viene una avalancha, cogí a mis dos hijos, de 3 y 5 años, y arrancamos a correr. Todo era un caos, todo el mundo corría", cuenta Andrés Mauricio Arenas, afectado por este fenómeno natural.

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Su casa fue una de las quedó bajo el lodo. La avalancha arrasó con los barrios El Pedregal, La Playa, las veredas La Cristalina, Carrisales, Miravalle, Danubio, El Silencio, La Capilla.

En esas zonas, al menos 8000 personas lo perdieron todo. La familia de Mauricio no fue la excepción.

Muebles, electrodomésticos y antejardín quedaron bajo el lodo.

"Cuando evacuamos corrimos hasta la vía a Santander de Quilichao, allá pasamos la noche. Hoy vinimos a ver qué había quedado y no hay nada. Todo está perdido".

De acuerdo con el reporte oficial de la Alcaldía de Corinto, la tragedia es mucho más grave en la zona rural.

"Hasta el momento tenemos reporte de 4 muertos, 18 desaparecidos, 27 heridos, tres fueron remitidos a Cali, los demás a Santander de Quilichao. 240 personas en un albergue temporal y un sinnúmero de viviendas afectadas", explica Eduar Fernando García, alcalde de Corinto.

Una noche para el olvido

En los sectores afectados por la tragedia camina la tristeza. Los habitantes buscan entre sus viviendas qué se puede rescatar. Algunos lloran al ver el panorama de sus moradas, otros rezan y, los más pesimistas, se resignan y desde ya quieren salir del pueblo.

A muchas de las casas no se puede entrar, porque el lodo y palos impiden el ingreso. Nadie imagino que un río tan tranquilo como La Paila fuese emisario de tanta destrucción.

"Esto le parte el corazón a uno. Todo por lo que trabajamos está perdido, gracias a Dios tenemos vida, pero no deja de ser desalentador lo que hemos vivido en las últimas horas", relata María Inés Tacueyo, quien no para de llorar mientras saca sus enseres cobijados por el lodo.

"Pasamos la noche en la penumbra y con la incertidumbre de saber qué había pasado, porque yo salí corriendo y dejé la comida montada en la estufa" recuerda Gloria Imbachí, quien todavía no ha podido entrar a su casa, porque el lodo se lo impide.

Pese a eso, el riesgo de que su estufa siga prendida ya se disipó. Hoy Corinto no tiene servicio eléctrico, ni de gas, ni acueducto.

Las autoridades de riesgo hacen un barrido en búsqueda de posibles desparecidos y para cuantificar los daños de este evento natural.