Recurriendo a escobas, baldes y hasta jabón, las personas se dieron a la tarea de barrer y luego limpiar el trayecto trazado sobre el redondo nudo montañoso que funge de vigía de la ciudad, desde el extremo oriente de la misma.
“Trabajamos en diversas actividades de enlucimiento de nuestra ciudad, en esta oportunidad fue el turno del Santuario de Belén. Nos articulamos con diferentes instituciones, y contamos también con la participación de los infractores del código de policía, quienes subsanan sus medidas correctivas mediante trabajos comunitarios. Invitamos a todos los ciudadanos a unirse a estas iniciativas tan significativas, que nos permiten embellecer espacios públicos y fortalecer el sentido de pertenencia por nuestra ciudad”, explica la secretaria de gobierno de la capital del Cauca, Consuelo Chantre.
La jornada de aseo fue apoyada por la empresa de recolección de basuras, la Policía Metropolitana, la Junta Permanente Pro Semana Santa y bomberos, cuyos integrantes se sumaron a las tareas de enlucimiento de este importante espacio, el cual es donde comienza el ascenso por un serpenteante camino de piedras desde la carrera primera con calle cuarta hasta el templo de Belén.
“Iniciamos con el lavado de las escalinatas, para ello asistimos con dos máquinas, un vehículo cisterna y una de ataque rápido, para apoyar esta labor. Hacemos un llamado a la comunidad, jóvenes y adultos mayores, para que se vinculen a estas jornadas de aseo y mantenimiento. Estas actividades no solo embellecen la ciudad, sino que también mejoran nuestra imagen turística, especialmente en esta temporada navideña”, indica Éibar Rivera, bomberos que brindó la asistencia para limpiar el lugar.
La actividad también fue la oportunidad de que la comunidad de los barrios aledaños ayudar a recuperar el lugar, que algunas veces es muy frecuentados por consumidores de alucinógenos. De ahí que retiraron estas personas para después borrar los grafitis que existían en los muros y fachadas del templo para después retirar la maraña y la hojarasca que se habían apoderado de las figuras del viacrusis.
“Es muy bonito contribuir a la limpieza de la ciudad. Invito a todos a que colaboren y participen en estas jornadas. Ver la ciudad tan limpia, especialmente sus iglesias y espacios históricos, es algo que debemos valorar y mantener porque somos una ciudad turística, de ahí que los visitantes se lleven una buena imagen de nosotros”, manifiesta José Wilder Espinoza, habitante del barrio La María, ubicado en inmediaciones de este sitio turístico.
De esta forma se recuperó este lugar, porque si cada creyente musulmán, o cada cristiano de acerada fe, se imponen el deber de visitar, al menos una vez en su vida, La Meca, Roma o Jerusalén; del mismo modo, todo colombiano, cristiano o sensible, puede abrazar el propósito de viajar a Popayán al encuentro con este testimonio de piedra, que vive en las sagradas imágenes del Viacrucis de Belén, con su templo.