El pasado domingo, en una bomba de gasolina, una madre y su hija estaban haciendo fila para tanquear su vehículo con el carro orientado en el sentido de la vía paralela a la bomba de gasolina, la situación transcurría normal cuando un taxi de placas WNS 250 ingresó a la estación en contravía y comenzó a pitarle al carro para que desocupara el lugar y le permitiera abastecer el combustible. Ante el reclamo de la víctima, el taxista comenzó a insultar a la conductora del vehículo, posteriormente se fue a otra isla de la estación para continuar insultando a las ocupantes.
Una vez se colmó la paciencia de una de las ocupantes del vehículo, se ve cómo va, enfrenta al taxista y recibe varias descargas de Gas pimienta, el taxista también se ve afectado. El incidente sucedió en la estación del barrio Tunjuelito, en la localidad de Venecia, sur de Bogotá. La víctima advirtió en su cuenta de Twitter que el agresor usa su “gas pimienta de forma indiscriminada”.
Los hechos de intolerancia se han vuelto una constante en la sociedad colombiana. De hecho, un informe policial publicado en junio de 2023 indicó que hasta esa época se cometieron 1.247 homicidios por riñas callejeras entre familiares y vecinos. Así las cosas, pareciera que día a día la agresión se convierte en parte del paisaje.+
Cali No se salva
Según la Policía En Cali, la incapacidad de resolver los conflictos pacíficamente ha causado la muerte de casi 200 personas en 2023. El mes pasado Un leve accidente de tránsito que se registró en la tarde del lunes en el barrio Bochalema, sur de Cali, desató una discusión entre los dos conductores involucrados, la cual fue grabada por quienes transitaban por el lugar y viralizada en las redes sociales.
El punto más candente llegó cuando uno de ellos, quien se subió al parabrisas del otro para no dejarlo marcharse del lugar, pateó el rostro del contrario, haciéndolo caer, y una vez en el suelo le propinó varios puños fuertes, dejando inconsciente al hombre en plena vía pública ante la mirada atónita de los ciudadanos que se encontraban cerca. Luego, el agresor se fue del lugar en su vehículo.
Sobre estos hechos, el comandante de la Policía Metropolitana, brigadier general Daniel Gualdrón, aseguró que el ciudadano agredido fue trasladado a una clínica debido a la gravedad de las heridas que recibió. “Recordemos que han sido más de 27.000 llamadas que hemos recibido desde el 1 de enero hasta la fecha, todas relacionadas con hechos de intolerancia, ya sea por alicoramiento o a veces incluso por la mezcla de sustancias estupefacientes. Esto nos ha dejado al menos 190 casos de muertes”, afirmó.
Cabe resaltar que la persona que causó la agresión está siendo requerida por las autoridades y según el uniformado podría ser judicializada por el delito de lesiones personales o incluso intento de homicidio, lo que se definirá de acuerdo con las investigaciones de la Fiscalía General.
De la misma manera, el secretario de Seguridad, Jimmy Dranguet, indicó que existe un equipo de policías acompañando a la víctima y “que se está recuperando el material probatorio, asesorando a la víctima para presentar la denuncia y esperamos capturar rápidamente a este agresor y poner una orden en la Fiscalía y por supuesto ante un juez de la República para que responda por este acto que casi le quita la vida a un ciudadano con ese golpe tan brutal en su rostro”.
Aunque este suceso causó gran conmoción en las redes sociales, lo cierto es que estos hechos de violencia para resolver desacuerdos son frecuentes. De acuerdo con el experto en seguridad ciudadana, Pablo Uribe, los actos de intolerancia han sido históricamente la segunda causa que más genera homicidios en la ciudad, solo por detrás de los ajustes de cuentas. “Sin embargo, después del paro nacional y con la crisis de desorden e inseguridad que está viviendo Cali, los niveles de intolerancia se sienten más altos que nunca”, dijo.
El especialista indicó que la pandemia por Covid-19 y el violento estallido social que se vivieron hace pocos años pueden ser algunos de los determinantes en estas actitudes debido a los daños en la salud mental que pudieron dejar en algunos ciudadanos, que aunque no excusan estas acciones delictivas, podrían explicar su aumento.