El cuidado del motor de un carro es fundamental, ya que esta parte, básicamente, es el ‘corazón’ del vehículo, si se hace una comparación para determinar su importancia.
De esta manera, es crucial siempre mantener renovando los diferentes líquidos que necesita el motor para funcionar de una manera correcta, para evitar daños en los engranajes, levas, cilindros y demás piezas, debido al sobrecalentamiento.
En este punto, si se habla de evitar que un motor tenga temperaturas elevadas, es necesario revisar y cambiar constantemente el líquido del radiador, el cual sirve para absorber y disipar el calor cuando el carro esté en marcha.
Cambiar el líquido paso a paso
Lo primero a tener en cuenta es verificar la ficha técnica de su carro, en la cual podrá observar que tipo de líquido necesita su radiador y en cuanta cantidad. Esto es de suma importancia, ya que algunos vehículos solo requiere de 4 a 4,5 litros, mientras que otros pueden requerir hasta 13 litros.
En segundo lugar, se debe utilizar un gato hidráulico para poder levantar el carro sobre el costado contrario de donde se encuentre el radiador, para conseguir que todo el líquido salga del motor.
En este paso se debe tener en cuenta que es recomendable hacer este procedimiento en un lugar de suelo firme de concreto, ya que de realizarlo en zonas verdes, se puede ocasionar un accidente.
Asimismo, se debe esperar a que el carro tenga una temperatura adecuada, porque si se hace este procedimiento después de haber puesto en marcha el vehículo, el líquido del radiador puede estar a unos 90°C y puede causar graves quemaduras.
Por otra parte, siempre que se vaya a manipular alguna parte mecánica del carro, es recomendable desconectar la batería, esto para evitar que el vehículo se prenda en medio del proceso.
Acto seguido se debe ubicar el radiador, el cual está en la parte delantera del carro junto al motor. Para dejar salir el líquido refrigerante se debe abrir la válvula de drenaje y dejar escurrir por algunos minutos, para tener la certeza que todo salga.
Después agregue agua y encienda el vehículo para que el líquido fluya por los canales refrigerantes y ayuden a expulsar los residuos.
Por último, agregue la cantidad adecuada del líquido refrigerante que compró y cierre la válvula de acceso. En este punto ya es seguro que pueda conducir el vehículo.