El Cuarto Domingo de Adviento es el 24 de diciembre y coincide con la víspera del día de Navidad. En esta fecha la mirada se centra en lo que está por suceder y se deja a un lado lo que quedó atrás.
Al lado de la corona puede colocarse alguna imagen de la Virgen, procurando iluminar el ambiente con una luz cálida, que favorezca el espíritu de recogimiento.
Uno de los asistentes debe ser nombrado monitor, es decir quien dirigirá la oración, y también será elegido un lector, el cual será el encargado de realizar la oración ante los asistentes.
Recuerde también que las velas de los tres domingos anteriores deben encenderse antes de iniciar la oración familiar. Luego, durante la liturgia, uno de los participantes encenderá la cuarta y última vela.
Todos:
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Monitor:
Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
Todos:
Que hizo el cielo y la tierra.
Monitor:
Alegrémonos porque el Señor está cerca de nosotros y viene a traernos la salvación. La espera llega a su fin, por eso hoy encenderemos la cuarta y última vela de nuestra corona.
Que este símbolo nos recuerde la proximidad de la venida del Señor Jesús. ¡Dios Hecho Niño viene a reconciliar los corazones y estamos alegres! ¡Crece la esperanza! Iniciemos la oración de esta semana cantando Morada de la luz o en su defecto otro canto apropiado.
Todos cantan:
Celebremos unidos a la Virgen María, porque estábamos ciegos y nos dio la luz del día, porque estábamos tristes y nos dio la alegría.
1. Mujer tan silenciosa y encumbrada, ahora más que el sol, recibes en tu vientre al mismo Dios, al que es tú Creador.
2. Lo que Eva en una tarde misteriosa buscando nos perdió, Tú, Madre, lo devuelves florecido en fruto salvador.
3. Tú que eres bella puerta del Rey sumo, Morada de la Luz, la puerta nos abriste de los cielos al darnos a Jesús.
Lector:
Lectura tomada del Evangelio según San Lucas:
En aquellos días, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: «¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre!, ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor».
María dijo entonces: «Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi salvador, porque él miró con bondad la pequeñez de su servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán feliz, porque el Todopoderoso ha hecho grandes cosas en mí: ¡su Nombre es santo!» (Lc 1, 39-49).
Monitor:
La presencia del Señor Jesús entre nosotros nos llena de gozo y alegría. Es la Madre quien nos lo hace cercano; es Ella quien refleja la Luz de su Hijo y permite que esta llegue hasta nosotros, iluminando nuestras vidas.
En compañía de Santa María se enciende la última vela de nuestra corona de Adviento mientras cantamos Hoy se enciende una llama u otro canto apropiado:
Todos cantan:
(Una persona enciende la cuarta vela mientras se entona el canto, de ser posible durante la cuarta estrofa)*
Hoy se enciende una llama en la corona de adviento, que arda nuestra esperanza en el corazón despierto y al calor de la madre caminemos este tiempo.
- Un primer lucero se enciende anunciando al Rey que viene, preparad corazones, allánense los senderos.
- Crecen nuestros anhelos al ver la segunda llama nacer. Como dulce rocío vendrá el Mesías hecho Niño.
- Nuestro gozo hoy quiere cantar por ver tres luceros brillar con María esperamos al Niño con alegría.
- Huyen las tinieblas al ver cuatro llamas resplandecer, ya la gloria está cerca, levanten los corazones.
Monitor:
Elevar nuestras peticiones a Dios, acudiendo a la intercesión de la Virgen María. Se responde después de cada petición: Por intercesión de tu madre, escúchanos señor.
(En este momento los asistentes pueden realizar peticiones libres)
Ahora se realiza un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria.
Monitor:
Padre misericordioso, que quisiste que tu Hijo se encarnara en el seno de Santa María Virgen, escucha nuestras súplicas y concédenos tu gracia para que sepamos acoger al Señor Jesús, tu Hijo, que contigo vive y reina en unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.
Todos:
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.