Con el aumento de las tarifas de electricidad y la creciente preocupación por el impacto ambiental, cada vez más personas buscan formas de reducir el consumo energético en sus hogares.
Y es que, aunque todos los electrodomésticos contribuyen de alguna manera al gasto de energía, hay uno en particular que destaca por su alto consumo y su uso constante: el refrigerador antiguo. Este es uno de los electrodomésticos más necesarios en cualquier hogar, ya que funciona 24 horas al día y los siete días a la semana. Sin embargo, puede estar consumiendo mucha más energía de lo que cree.
Los modelos fabricados hace más de 10 o 15 años no cuentan con la tecnología de eficiencia energética que tienen los aparatos modernos, lo que significa que requieren más electricidad para mantener los alimentos frescos.
Ahora bien, según varios estudios, se estima que una nevera antigua podría estar consumiendo entre un 40% y un 60% más de energía que los modelos actuales con certificación de eficiencia energética. Esto representa un gasto significativo en la factura mensual y un aumento en la huella de carbono por parte del hogar.
¿Por qué el refrigerador consume tanta energía?
Debido a su funcionamiento constante, este uno de los aparatos que más electricidad consume, pues suelen tener compresores menos eficientes, sellos deteriorados y sistemas de refrigeración desactualizados, lo que aumenta la cantidad de energía que necesitan para mantener los alimentos a la temperatura adecuada. Además, muchos modelos no cuentan con las características de ahorro energético que sí tienen los nuevos, como el ajuste automático de la temperatura o el apagado parcial de ciertas funciones cuando no se utilizan.
En ese sentido, aunque puede parecer que mantener una vieja nevera es más económico que comprar una nueva, a largo plazo, la inversión en un electrodoméstico moderno podría significar un gran ahorro.
Y es que, un electrodoméstico con certificación de eficiencia energética no solo reducirá su consumo de electricidad, sino que también mantendrá sus alimentos frescos por más tiempo, reduciendo el desperdicio.
Otros electrodomésticos a considerar
Aunque el refrigerador es el principal culpable de un alto consumo energético, hay otros electrodomésticos que también contribuyen de manera significativa a la factura eléctrica si no son eficientes.
- Secadoras de ropa: Las secadoras consumen grandes cantidades de energía. Optar por secar la ropa al aire o utilizar modelos eficientes puede marcar una gran diferencia.
- Calentadores de agua eléctricos: Los calentadores de agua viejos pueden representar hasta el 20% de la factura eléctrica. Cambiar a un calentador más eficiente puede reducir el consumo.
- Aires acondicionados: Los equipos de aire acondicionado antiguos también son grandes consumidores de energía. Los nuevos modelos permiten ajustar la temperatura automáticamente y cuentan con tecnología de bajo consumo.