En la búsqueda de un sueño reparador y de un despertar menos abrupto, la ubicación del despertador en la habitación juega un papel crucial. La elección del lugar adecuado no solo influye en la calidad del sueño, sino también en la manera en que comenzamos el día.

Se sugiere que el despertador debería situarse lejos de la cama, aproximadamente a un metro o más. Esta distancia obliga a la persona a levantarse para apagar la alarma, lo que puede ayudar a romper el ciclo de somnolencia y facilitar una transición más efectiva del sueño a la vigilia.

Al tener que moverse, se activa el cuerpo, lo que a su vez puede estimular la producción de adrenalina y hacer que la persona se sienta más despierta. Sin embargo, la estrategia de colocarlo a cierta distancia también conlleva su propio conjunto de consideraciones.

Si bien es beneficioso levantarse para apagar la alarma, el desplazamiento debe ser seguro y cómodo. Colocar el despertador en una superficie estable, como una mesita de noche o un escritorio, es fundamental. Además, es recomendable elegir un lugar donde la luz no interfiera con el sueño, evitando que la luz brillante de la pantalla perturbe el ambiente nocturno.

Por otro lado, algunas personas prefieren tener el despertador a la vista, lo que les permite verificar la hora sin necesidad de levantarse. En este caso, se aconseja que el dispositivo esté diseñado para emitir un sonido gradual y suave, en lugar de un tono estridente que puede causar un sobresalto.

Finalmente, el ambiente general de la habitación también juega un papel importante. Un entorno de sueño que incluya cortinas opacas, una temperatura adecuada y ausencia de ruidos molestos complementa la elección de un lugar ideal para el despertador.

Despertador en la habitación. | Foto: Copyright Dazeley

*Este artículo fue creado con ayuda de una inteligencia artificial que utiliza machine learning para producir texto similar al humano, y curado por un periodista especializado de El País.