Las lagartijas son reptiles pequeños que pueden entrar en los hogares por diversas razones. Aunque son inofensivas para los seres humanos y, de hecho, pueden ser aliadas en el control de plagas, no suelen ser bienvenidas dentro de las casas.

Por esa razón es importante conocer qué elementos son los que atraen a estos pequeños animales.

Uno de los factores que suelen atraer a las lagartijas al hogar es la abundancia de alimento para ellas. Estas son depredadores naturales de insectos como moscas, mosquitos, hormigas, y demás, por lo que, si su hogar tiene una gran cantidad de insectos, es probable que las lagartijas también sean atraídas.

Para reducir la atracción de las lagartijas, se recomienda controlar la población de insectos en su hogar. | Foto: Getty Images

Las cocinas y los sótanos, donde a menudo se acumulan insectos debido a los restos de comida y la humedad, son lugares donde es común ver a estos reptiles.

Para reducir la atracción de las lagartijas, se recomienda controlar la población de insectos en su hogar. Utilizar trampas, sellar alimentos correctamente, y mantener una limpieza regular son medidas eficaces para disminuir la presencia de este tipo de huéspedes.

De otro lado, el acceso a través de grietas y aberturas también resulta atractivo para estos animales. Por ello, las puertas y ventanas que no cierran correctamente, los huecos en las paredes o techos, e incluso las aberturas alrededor de las tuberías y ventilaciones son oportunidades que las lagartijas aprovechan para entrar en busca de refugio, comida o calor.

Para evitar que las lagartijas entren, es crucial sellar cualquier grieta o abertura en su hogar. Instale burletes en puertas y ventanas, utilice rejillas finas para cubrir ventilaciones y sellar los huecos alrededor de las tuberías con espuma de poliuretano o silicona.

Cuando las lagartijas invaden el hogar, ciertos líquidos irritables podrían ser la solución para mantenerlas fuera de los espacios interiores. | Foto: Getty Images/iStockphoto

Otra de las razones más comunes es la necesidad de refugio y protección contra condiciones climáticas extremas. Durante el verano, el calor intenso puede llevarlas a buscar lugares más frescos en el interior de las viviendas.

Del mismo modo, durante el invierno o en climas fríos, pueden entrar en busca de un lugar cálido para resguardarse.