En la era moderna, nuestros hogares están equipados con una variedad de electrodomésticos diseñados para facilitarnos la vida. Desde neveras hasta microondas, estos dispositivos son esenciales para el funcionamiento diario de la vida. Sin embargo, hay un aspecto crucial que a menudo se pasa por alto: el consumo de energía. Incluso cuando no están en uso constante, algunos continúan consumiendo energía, incrementando las facturas eléctricas y afectando el medio ambiente.
El término “consumo fantasma” se refiere a la energía que consumen los electrodomésticos cuando están apagados pero todavía enchufados. Esta energía residual puede representar hasta un 10% de la factura de electricidad de un hogar. Entre los principales culpables de este consumo se encuentran:
- Televisores y equipos de entretenimiento: Los televisores, decodificadores de cable, sistemas de sonido y consolas de videojuegos consumen energía incluso cuando no están en uso. Esto se debe a que estos dispositivos permanecen en un estado de espera, listos para ser activados en cualquier momento.
- Ordenadores y periféricos: Las computadoras y sus periféricos, como impresoras y escáneres, también son grandes consumidores de energía en modo espera. Aunque el consumo puede parecer insignificante de manera individual, colectivamente pueden representar un gasto considerable.
- Cargadores de dispositivos electrónicos: Los cargadores de teléfonos móviles, tabletas y otros dispositivos electrónicos continúan consumiendo energía cuando están enchufados, incluso si no están cargando un dispositivo. Aunque el consumo individual de estos es bajo, el uso generalizado de múltiples cargadores en un hogar puede acumularse significativamente.
Electrodomésticos de uso ocasional con alto consumo energético
Además de los electrodomésticos en modo espera, hay ciertos dispositivos que, aunque se utilizan con poca frecuencia, tienen un alto consumo energético cuando están en funcionamiento:
- Hornos microondas: Aunque se utilizan por períodos cortos, los hornos microondas consumen una cantidad considerable de energía durante su funcionamiento. Uno típico puede consumir entre 600 y 1200 vatios, dependiendo de su potencia y uso. Además, algunos modernos también tienen un consumo en modo espera para mantener funciones como el reloj y los controles digitales.
- Secadoras de ropa: Las secadoras de ropa son uno de los electrodomésticos más intensivos en energía en el hogar. A pesar de que su uso puede ser esporádico, consumen entre 1800 y 5000 vatios durante su operación. Este alto consumo se debe a la energía requerida para calentar el aire y secar la ropa de manera eficiente.
- Aspiradoras: Las aspiradoras, aunque no se utilizan todos los días, pueden tener un consumo energético significativo. Dependiendo del modelo y la potencia. La duración de uso puede ser corta, pero el alto consumo durante el funcionamiento hace que sean un contribuyente notable a la factura de electricidad.
Estrategias para reducir el consumo energético
Para mitigar el impacto de estos electrodomésticos en la factura de electricidad, es esencial adoptar ciertas estrategias de ahorro energético:
- Desconectar dispositivos: Una de las maneras más efectivas de reducir el consumo fantasma es desconectar los electrodomésticos cuando no están en uso. Usar regletas de enchufes con interruptores puede facilitar esta tarea, permitiendo apagar múltiples dispositivos a la vez.
- Invertir en tecnología eficiente: Optar por electrodomésticos con certificaciones de eficiencia energética puede reducir el consumo general. Estos dispositivos están diseñados para operar de manera más eficiente, utilizando menos energía para realizar las mismas tareas.
- Uso racional de los electrodomésticos: Limitar el uso de electrodomésticos de alto consumo a períodos necesarios y evitar el uso excesivo puede contribuir significativamente a la reducción del consumo energético. Por ejemplo, secar la ropa al aire libre en lugar de usar la secadora siempre que sea posible.
*Este artículo fue creado con ayuda de una inteligencia artificial que utiliza machine learning para producir texto similar al humano, y curado por un periodista especializado de El País.