Dormir en un avión puede ser un desafío considerable, especialmente en vuelos largos donde el espacio limitado y el ruido constante dificultan el descanso. Sin embargo, existen varias estrategias efectivas que los viajeros pueden emplear para mejorar la calidad del sueño en el aire.
Una de las primeras recomendaciones es elegir el asiento adecuado. Optar por un asiento en la ventana permite un mayor control sobre la inclinación del respaldo y proporciona un soporte adicional para la cabeza, facilitando una posición más cómoda para dormir. Además, estar alejado de las áreas de alto tránsito, como cerca de los baños o las cocinas, puede reducir las interrupciones durante el vuelo.
El uso de una almohada de viaje ergonómica también es crucial. Estas almohadas están diseñadas para ofrecer soporte al cuello y la cabeza, ayudando a mantener una postura cómoda y evitando molestias que podrían interrumpir el sueño.
Para un apoyo adicional, algunas personas encuentran útil llevar una manta ligera, que no solo ofrece confort adicional, sino que también ayuda a regular la temperatura corporal.
La preparación previa al vuelo puede marcar una gran diferencia. Ajustar el horario de sueño unos días antes del viaje para sincronizarse con la zona horaria de destino puede minimizar el jet lag y facilitar el descanso en el avión. Asimismo, es aconsejable evitar bebidas con cafeína y alcohol antes del vuelo, ya que estos pueden interferir con la calidad del sueño.
Durante el vuelo, el uso de tapones para los oídos y una máscara para los ojos puede ser de gran ayuda. Los tapones reducen el ruido ambiental, mientras que la máscara bloquea la luz, creando un ambiente más propicio para dormir. Acompañar estas herramientas con técnicas de relajación, como la respiración profunda, puede ayudar a calmar la mente y prepararse para el sueño.
*Este artículo fue creado con ayuda de una inteligencia artificial que utiliza machine learning para producir texto similar al humano, y curado por un periodista especializado de El País.