Un buen juego de ollas y cubiertos pueden durar por muchos años y acompañar la vida de un hogar, siempre que sean cuidados y reciban mantenimiento, principalmente en lo que se relaciona con la oxidación de los metales, así como la opacidad que toman cuando están guardados. No siempre es fácil mantener limpias y relucientes las ollas, dado que se exponen a diario en el fuego de las estufas, generando siempre residuos de hollín, además cuando entran en contacto con el agua y el sol, esto produce óxido.
En el mercado se ofertan diferentes productos químicos, así como instrumentos para limpiar los utensilios de metal que hay en las cocinas, sin embargo, algunos pueden ser tóxicos y otros resultan costosos a la larga, puesto que será necesario comprarlo regularmente, y sin garantía de que su resultado sea el mejor.
Por fortuna existen fórmulas caseras para limpiar y mantener las ollas, los cubiertos, entre otros artefactos de metal o acero. Con productos de fácil acceso, muy comunes en todos los lugares y además económicos, se puede tener lo necesario para lograrlo.
La fórmula de vinagre y bicarbonato
La persona encargada de la limpieza en la cocina, tiene a su alcance la combinación efectiva de vinagre blanco y bicarbonato de sodio. Para usarlos se debe contar con una esponja para frotar la superficie de los utensilios.
El método es simple, primero se cubre la olla con el bicarbonato, esparciéndolo por toda la superficie, luego se aplica el vinagre. La mezcla de deja actuar por una hora, después se toma la esponja para iniciar la limpieza. Se evidenciará de inmediato que no solo elimina el óxido, también devuelve el brillo.
La fórmula con limón y sal
Se toma el utensilio a limpiar y se espolvorea la sal, en especial sobre las partes oxidadas, luego se exprime un limón, dejando caer el sumo encima. La mezcla debe dejarse entre hora y media, o dos horas. Pasado este tiempo, se frota con la esponja. Se notará cómo la sal actúa como abrasivo suave y la acidez del limón disolverá el óxido.
Otro método, un poco más complejo, requiere de papel de aluminio y agua caliente: primero se llena una olla con agua caliente, allí se arrojan tiras de papel de aluminio. La mezcla se tapa y deja reposar durante una noche. Después, el papel de aluminio se toma para frotar el óxido, haciendo que se desprenda. Se recomienda usarlo para utensilios de acero inoxidable.
Luego de limpiar también es importante aplicar una capa protectora, para lo que existe otra fórmula compuesta de aceite y sal. Al mezclar estos dos elementos se produce una crema que se frota en los utensilios para evitar la oxidación y alargar su vida útil.
Vale mencionar que cuando se emplee alguna de estas fórmulas caseras, al terminar la limpieza, siempre es necesario lavar muy bien con agua y jabón los utensilios, debe eliminarse cualquier residuo para poder usarlos nuevamente.