Para que las plantas crezcan sanas y fuertes, necesitan atención y cuidados específicos, como riego adecuado, luz suficiente, riego y suelos adecuados. Cuando esto no existe , es posible que rápidamente mueran.

A continuación, ocho errores comunes que se cometen en el cuidado de los plantas:

Riego excesivo o insuficiente Uno de los errores más frecuentes es no proporcionar la cantidad adecuada de agua. Regar en exceso puede provocar la pudrición de las raíces debido a la falta de oxígeno en el sustrato, mientras que un riego insuficiente puede hacer que la planta se deshidrate y muera. Para evitar este problema, es recomendable conocer las necesidades hídricas de cada especie y comprobar la humedad del suelo introduciendo un dedo o utilizando un medidor de humedad antes de regar.

Ubicación inadecuada La luz es un factor clave para el crecimiento saludable de las plantas, pero no todas requieren la misma cantidad. Colocar una planta que necesita luz directa en un lugar con poca iluminación impedirá su desarrollo, mientras que una planta de sombra expuesta a demasiada luz solar puede sufrir quemaduras en sus hojas. Es fundamental investigar las condiciones de luz que requiere cada planta y ubicarla en el lugar más adecuado.

Uso de macetas sin drenaje Utilizar macetas sin orificios de drenaje es un error común que puede causar la acumulación de agua en la base, lo que favorece la aparición de hongos y enfermedades en las raíces. Para evitarlo, es importante elegir macetas con orificios en la parte inferior y, si es necesario, agregar una capa de piedras o material drenante en el fondo para mejorar el flujo de agua.

Para que las plantas crezcan sanas y fuertes, necesitan atención y cuidados específicos, como riego adecuado, luz suficiente, riego y suelos adecuados. | Foto: Getty Images

No fertilizar o hacerlo en exceso Las plantas necesitan nutrientes para crecer, pero la falta de fertilización puede hacer que su desarrollo sea lento y deficiente. Por otro lado, el uso excesivo de fertilizantes puede causar un desequilibrio en el sustrato y dañar las raíces. Se recomienda utilizar fertilizantes adecuados para cada tipo de planta y aplicarlos con moderación, siguiendo siempre las indicaciones del fabricante.

Ignorar plagas y enfermedades Muchas personas no revisan sus plantas con frecuencia, lo que permite que plagas como pulgones, cochinillas o ácaros se instalen sin ser detectados a tiempo. También pueden aparecer hongos y otras enfermedades debido a la humedad excesiva o la mala ventilación. Para evitar estos problemas, es importante inspeccionar regularmente las hojas, el tallo y el sustrato, además de aplicar tratamientos naturales o comerciales ante los primeros signos de infestación.

No podar correctamente La poda es una práctica esencial para mantener la salud y estética de las plantas, pero hacerlo de manera incorrecta puede debilitarlas. Algunas personas no podan nunca, lo que lleva a un crecimiento desordenado y a la acumulación de hojas y ramas muertas. Otras podan en exceso o en épocas inadecuadas, afectando la floración o debilitando la planta. Se recomienda conocer las necesidades específicas de poda de cada especie y realizarla con herramientas limpias y afiladas.

Para que las plantas crezcan sanas y fuertes, necesitan atención y cuidados específicos, como riego adecuado, luz suficiente, riego y suelos adecuados. | Foto: Getty Images

Usar el sustrato inadecuado No todas las plantas pueden crecer en el mismo tipo de suelo. Algunas requieren sustratos con buen drenaje, como las suculentas y los cactus, mientras que otras necesitan suelos más ricos en materia orgánica. Usar una tierra inadecuada puede dificultar la absorción de nutrientes y afectar la salud de la planta. Lo ideal es informarse sobre las características del sustrato adecuado y realizar mezclas cuando sea necesario.

Cambios bruscos de temperatura Las plantas son sensibles a los cambios de temperatura y pueden sufrir estrés cuando se exponen a corrientes de aire frío, calefacción intensa o variaciones drásticas en el clima. Esto puede provocar la caída de hojas, la detención del crecimiento o incluso la muerte de la planta. Para evitarlo, es importante mantener las plantas en lugares con temperaturas estables y alejarlas de fuentes de calor o frío extremo, como radiadores, aires acondicionados o ventanas con corrientes de aire.