San Marcos de León es uno de los evangelistas que escribió lo que hoy se conoce como el segundo evangelio del Nuevo Testamento. El símbolo con el que se le identifica es el león alado, que representa la fuerza y el poder que tiene la palabra de Dios.
De acuerdo con el portal Vatican News, Marcos nació en una familia hebrea acomodada, asentada en Jerusalén. Su nombre original era Juan Marcos y fue discípulo de San Pedro.
Incluso San Pedro lo cita en varios pasajes de su primera Carta. Por ejemplo, “la iglesia en Babilonia, que ha sido elegida como ustedes, los saluda, lo mismo que mi hijo Marcos” (1Pt 5,13), sostiene uno de estos.
San Marcos acompañó a San Pablo y San Bernabé en el primer viaje misionero que estos realizaron y solo partió camino con ellos hasta llegar a la hoy Turquía, en Perge.
Años después se unió nuevamente con ellos y se convirtió en uno de los predicadores y líderes de la Iglesia más reconocidos, pasando por varios lugares, como Egipto, Alejandría, Chipre y Roma.
El evangelista Marcos murió probablemente entre los años 68 y 72, en Alejandría de Egipto, donde habría sido martirizado. Su cuerpo fue trasladado a Venecia alrededor del año 828 para que fuera sepultado en la Basílica que se erige en su honor.
Son varias las oraciones con las que se le asocia a Marcos, las más comunes tienen como objetivos la reconciliación de las parejas, la protección de los niños, la curación de enfermedades y la intervención para amansar a los enemigos.
Esta es la Oración a San Marcos de León
“En humilde oración, recurro a ti San Marcos de León, valiente evangelista y símbolo de la fuerza divina. Imploro tu intercesión para que, con el poder concedido por Dios, amanses y domines al enemigo que acecha en las sombras de mi vida. Con la gracia divina que fluye a través de tus escritos sagrados, te ruego que me asistas en momentos difíciles, iluminando mi camino con la luz de la fe y la esperanza.
Te suplico, oh San Marcos, que desates tu fuerza milagrosa para superar lo aparentemente imposible, para transformar lo inalcanzable en realidad. Concede la paz a mi corazón y la solución a mis aflicciones. En tu bondad, oh glorioso protector, escucha mi súplica y guía mis pasos hacia la victoria sobre las adversidades. Amén.”