Mañana domingo 24 de marzo se da inicio a la Semana Santa con la celebración del Domigo Ramos, una tradición religiosa donde los católicos reviven la entrada de Jesús a Jerusalén en un burro mientras los pobladores le daban la bienvenida llenando el suelo con ramas.

Este acto de fe ha hecho que las personas celebren este día usando ramas de la palma de cera, un árbol insigna del país, que además es la palma más alta del mundo. La cera además es un símbolo de los más representativos paisajes colomnbianos.

En el Valle del Cocora (Salento, Quindo), se encuentra una gran cantidad de palma de cera. (Foto de: Fetze Weestra/VW PICS/Universal Images Group vía Getty Images) | Foto: © Fetze Weerstra / VWPics

Para quienes les gusta conocer más allá del significado religioso de esta palma vale la pena que sepan que pertenece al género de las Ceroxylon que incluye 12 especies que se encuentran a lo largo de los Andes. En el caso de Colombia, esta palma puede alcanzar una altura entre 20 y 40 metros (en algunos casos se han documentado palmas de hasta 52 metros). Su tallo solitario tiene un diámetro promedio de 35 centímetros .

La palma de cera del Quindío es más común en la franja entre 2.000 y 3.000 metros de elevación, alcanzando su máxima abundancia entre 2.500 y 2.900 metros. Sin embargo en el Tolima se halla la mayor concentración del palma de cera en el país, en el sector de Toche.

Una palma protegida por la ley

La importancia de la palma de cera es tal que es la única planta colombiana que está protegida por la ley. Se trata de la Ley 61 de 1985, a través de la cual se designó como árbol nacional.

En Tochecito, Tolima, la organización Vida Andina busca visibilizar las iniciativas de conservación para que se popularicen entre todos los actores de la sociedad. | Foto: ANDRES ESPINOSA

Por ello, en 2015, luego de que fuera incluida como una especie amenazada, el Gobierno presentó un plan de conservación, manejo y uso sostenible de la palma de cera del Quindío, el cual estuvo enfocado en hacer investigación y monitoreo, promover políticas e instrumentos de gestión, e impulsar mecanismos de educación y comunicación.

En dicho plan de conservación quedó estipulado que “aunque aún quedan grandes poblaciones en algunos sectores de la Cordillera Central, su hábitat se ha reducido considerablemente y se estima que sus poblaciones han disminuido en más del 50 % en las últimas tres generaciones (210 años). Una porción considerable de los individuos que existen sobreviven en potreros, donde la especie florece y fructifica regularmente pero no logra regenerarse, pues las plántulas no resisten la plena exposición y el pastoreo. Una gran proporción de individuos se encuentra en fragmentos de bosque relativamente pequeños, cuya permanencia a largo plazo no está garantizada”.

La lucha para su no uso en el Domingo de Ramos

Autoridades realzan operativos para evitar la comercialización de la palma cera en Semana Santa. | Foto: Secretaría de Ambiente en Bogotá

Por lo anterior, desde hace algunos años y con el fin de proteger la palma de cera, las autoridades colombianas han insistido en la necesidad de reemplazar estos ramos por otras alternativas como la palma de areca, follajes de la palma robelina o ramos tejidos en cáscara de amero (el mismo de las mazorcas).

Así las cosas, este árbol nacional y especie amenazada no puede ser ni usado, ni comercializado en el país. Hacer caso omiso de esta norma acarrea multas equivalentes a cinco mil salarios mínimos legales vigentes y penas que van entre cinco y once años de cárcel.