El aroma penetrante de la cebolla es conocido por su capacidad de invadir la nevera, dejando su huella olfativa en otros alimentos almacenados. Este fenómeno tiene una explicación científica y puede representar un desafío para muchos hogares.

La cebolla debe su característico olor a compuestos de azufre, principalmente al ácido sulfénico. Cuando se corta o daña la cebolla, estos compuestos se liberan al aire en forma de gas. En el ambiente cerrado y frío de una nevera, estos gases tienden a condensarse y adherirse a las superficies, incluidos otros alimentos.

La baja temperatura del refrigerador ralentiza, pero no detiene por completo, la liberación de estos compuestos volátiles. Además, la humedad presente en la nevera puede contribuir a la dispersión del olor, ya que las moléculas odoríferas pueden disolverse en pequeñas gotas de agua y propagarse más fácilmente.

Además, estos compuestos se adhieren fácilmente al plástico y el vidrio, haciendo que el olor perdure. De igual forma, los alimentos porosos, como el queso, pueden absorber estos olores y transmitirlos a otros alimentos.

Cortar la cebolla hace que se libere azufre, principalmente al ácido sulfénico, y por eso su olor se esparce en la nevera. | Foto: Getty Images

¿Cómo almacenar correctamente la cebolla?

Para almacenar correctamente la cebolla en la nevera, se pueden seguir estos pasos:

  • Usar contenedores herméticos: Guardar las cebollas en recipientes de plástico o vidrio con tapas que cierren herméticamente. Esto ayuda a contener los olores y evita que se propaguen por toda la nevera.
  • Emplear bolsas resellables: Si no tiene contenedores, use bolsas de plástico con cierre hermético. Hay que asegurarse de extraer todo el aire posible antes de sellarlas.
  • Envolver en papel aluminio: Otra opción es envolver las cebollas individualmente en papel aluminio antes de guardarlas en la nevera. Esto ayuda a contener los olores y la humedad.
  • Separar de otros alimentos: Coloque las cebollas almacenadas en un cajón o estante separado de otros alimentos, especialmente de productos que absorben fácilmente los olores como la leche o la mantequilla.
  • Mantener las cebollas enteras: Si es posible, almacene las cebollas enteras y sin pelar. Cortarlas aumenta la liberación de compuestos olorosos.
  • Usar el cajón de verduras: Este compartimento suele tener un control de humedad que puede ayudar a mantener las cebollas frescas por más tiempo.
El olor de la cebolla se esparce fácilmente por la nevera, por eso, es importante almacenarla correctamente. | Foto: Getty Images

*Este artículo fue creado con ayuda de una inteligencia artificial que utiliza machine learning para producir texto similar al humano, y curado por un periodista especializado de El País.