Tender la cama cada mañana puede parecer una tarea menor en la rutina diaria, pero su importancia va más allá de la simple estética. Este acto, a menudo subestimado, tiene un impacto significativo en la organización personal y el bienestar psicológico de quienes lo practican.

En primer lugar, hacer la cama proporciona una sensación de logro inmediato. Desde el momento en que una persona se levanta, completar esta tarea sencilla establece un tono positivo para el resto del día.

Según expertos en psicología, comenzar el día con un pequeño éxito puede motivar a los individuos a abordar tareas más complejas. Esta sensación de satisfacción, aunque sea pequeña, puede influir en la productividad y la eficacia general en las actividades diarias.

Además, tender la cama contribuye a un entorno más ordenado. Un dormitorio desordenado puede causar distracción y estrés, afectando la concentración y el estado de ánimo. Al organizar el espacio, se crea un ambiente propicio para la relajación y la claridad mental. Las personas que hacen su cama tienden a ser más organizadas y disciplinadas, lo que se traduce en una mayor eficacia en otros aspectos de sus vidas.

Tender la cama a diario. | Foto: 2021 Getty Images

El acto de hacer la cama también fomenta la atención plena. Este ritual matutino permite a las personas estar presentes en el momento, concentrándose en una tarea sencilla y física. Esta práctica de mindfulness puede ser un antídoto efectivo contra la ansiedad y el estrés, ayudando a cultivar una mentalidad más tranquila y centrada.

Por último, hacer la cama puede ser un gesto simbólico de cuidado personal. Establece un estándar de atención hacia uno mismo y su entorno. En una era donde el caos y la prisa son la norma, tomarse el tiempo para realizar esta actividad puede ser un acto de amor propio.

*Este artículo fue creado con ayuda de una inteligencia artificial que utiliza machine learning para producir texto similar al humano, y curado por un periodista especializado de El País.