El conocido ‘olor a viejito’ es generado por algunas sustancias que segrega el cuerpo y que se acentúan a partir de los 60 años, siendo los 65 la edad en la que las personas que lo rodean pueden empezar a percibir ese aroma con mayor intensidad.
Esa emisión natural es rechazada por algunas personas que intentan camuflar el olor con perfumes o dándose más baños al día de los que realmente requiere, pero estudios han revelado que esto no tiene relación alguna con la higiene personal, sino que son cambios que empieza a presentar el cuerpo a partir de los 30 años.
“Este aroma se produce a raíz de la interacción entre las glándulas ecrinas, sebáceas y apocrinas, responsables de segregar sudor, sebo y ácidos grasos que, al degradarse la microbioma de la piel, desprenden componentes volátiles como cetonas, alcoholes y aldehídos. Al final, estos tres elementos son los que general el olor”, explica un estudio realizado por Monell Chemical Senses Center, de la Universidad de Pennsylvania.
Además, a pesar de ser un olor tan rechazado, tal vez por la negación de algunas personas por llegar a esa etapa de madurez, un estudio también realizado por Monell Chemical Senses Center demostró que hay otros aromas que emiten algunas personas jóvenes y de mediana edad, por diferentes razones, que resulta ser más invasivo y hasta desagradable que el llamado olor a viejito.
Para ese descubrimiento, los investigadores necesitaron a tres grupos de personas, entre ellos jóvenes entre 20 y 30 años, otros de mediana edad entre 45 y 55 años y ancianos entre 75 y 90 años.
A esas personas, se les hizo poner una misma camiseta mientras dormían por cinco noches seguidas para después someterlas a que un grupo experto detallara sus olores y, contrario a lo que se creería, las usadas por los ancianos entre 75 y 90 años fueron las que tuvieron los aromas menos desagradables.
Lo anterior se da, según la explicación de Ignacio López, miembro del Departamento de Microbiología de la Universidad de Navarra, porque “nuestros microbios dependen de factores como la salud, el seco, la dieta. Se puede decir que cada persona tiene su propio perfil de bacterias y esas podrían intervenir en la producción de olor y evolucionan a lo largo de la vida”.