En la actualidad, las exigencias laborales tienen un peso mayor en la salud mental y el bienestar, puesto que no solo consiste en cumplir unas funciones específicas, durante una cantidad de tiempo y en un lugar determinado, ahora, con las redes sociales y la virtualidad, las responsabilidades del trabajo ocupan más espacio en la vida cotidiana de las personas.
En algunos casos, los profesionales ya no distinguen entre su vida personal y el trabajo, porque este último interfiere con mucha fuerza en sus espacios familiares o de descanso. Por esta razón, la vida laboral de hoy genera más impacto mental, contribuyendo a síndromes como el “burnout” o del trabajador quemado.
En un estudio de la plataforma de profesionales LinkedIn, publicado recientemente, se encontraron cuáles son, según encuestas con la comunidad de esta red social, las cinco profesiones más agotadoras.
En primer lugar, están los directores de proyecto, aquellas personas en cualquier área, bien sea organizando un evento de gran envergadura, dirigiendo una obra inmobiliaria, al frente de una investigación, que deben manejar un presupuesto, cumplir unos tiempos limitados y gestionar de forma productiva diferentes equipos, así como entregar informes a los inversionistas y clientes. Nada sencillo.
De acuerdo con LinkedIn, más del 50% de los profesionales dedicados a dirigir proyectos se quejaron de los altos niveles de estrés, la gran cantidad de tareas que ejercen, la mediación entre diferentes profesionales con personalidades muy diferentes, y la ansiedad por cumplir los plazos de entrega.
Según un artículo de El Clarín, en el que consultaron a Kandi Wiens, directora de ls Maestría en Educación Médica de la Universidad de Pensilvania, “el agotamiento en este tipo de puestos no proviene únicamente de las largas horas de trabajo, sino de la constante necesidad de resolver problemas y mediar entre las expectativas de clientes y empleados”, explicó.
Los otros trabajos que llegaron al top de más agotadores, tanto a nivel físico como mental, fueron los de salud, educación, servicio social y control de calidad.
En el caso de los profesores y docentes, también deben lidiar con presión y una exigencia de resultados con altos estándares, descontando los problemas que puedan surgir con estudiantes. Por su parte, en el trabajo social hay un impacto emocional importante debido a las historias y los dramas de muchas personas con las que se entra en contacto para ayudarlos.
Sin duda las profesiones en el sector salud, debido a su crucial relación con la vida de las personas, implica una exigencia superior y un compromiso humano con cada paciente, en el caso de médicos, médicas, enfermeros y enfermeras, especialistas y todas las personas que intervienen en un tratamiento o intervención. La presión de tratar a otras personas, los turnos extenuantes, hacen mella en estos profesionales.
Para los que trabajan en el control de calidad, es muy difícil sobrellevar la constante exigencia y las críticas que reciben cuando algo sale mal, son los que asumen los errores y deben buscar soluciones rápidas y efectivas a diario, generando un mayor desgaste mental que el de otro empleado.