Con el tiempo, las toallas suelen perder su suavidad y esponjosidad, lo cual puede resultar incómodo al utilizarlas. Sin embargo, hay un truco casero sencillo y eficaz que puede devolverles esas características dejándolas como nuevas.
El secreto radica en el uso de bicarbonato de sodio y vinagre, dos ingredientes conocidos por sus múltiples beneficios para la limpieza del hogar.
Si bien es cierto, el bicarbonato actúa como un agente desodorante y limpiador, eliminando la acumulación de detergentes y otros residuos en las fibras de estas prendas. Por otro lado, el vinagre no solo suaviza las fibras, sino que también elimina bacterias y malos olores que pueden estar impregnados en las toallas.
Para sacar el máximo provecho de ambos productos, el primer paso es ubicar las toallas en el tambor de la lavadora y posteriormente añadir una taza de bicarbonato directamente sobre las prendas.
Ahora, en lugar de utilizar suavizante de ropa, que puede acumular residuos en las fibras y hacerlas más ásperas, se recomienda añadir vinagre blanco en el compartimento que está destinado para el suavizante.
Después de llevar a cabo este paso, se recomienda seleccionar un ciclo de lavado con agua tibia, preferiblemente a una temperatura de 30 °C. Esta temperatura es ideal para limpiar las prendas sin dañar las fibras ni afectar el color.
Es importante evitar el uso de agua caliente, ya que puede endurecer las fibras y hacer que las toallas pierdan su suavidad.
Una vez que finalice el ciclo de lavado, se deben retirar las toallas de la lavadora y secarlas como lo hace habitualmente. En caso de que opte por usar secadora, es importante seleccionar un ciclo de secado a baja temperatura para evitar que las fibras se dañen por el calor excesivo.
Si prefiere secarlas al aire, debe ubicarlas en un área bien ventilada, lo que permitirá que conserven su esponjosidad y suavidad.