Esta semana se filtró el decreto que regularía el uso de armas traumáticas en Colombia, reglamentación con la que se busca que estos artefactos pasen a ser manejados únicamente por la Fuerza Pública y las personas naturales o jurídicas que obtengan permisos especiales. Actualmente, cualquier ciudadano puede adquirir un arma traumática solo con presentar la cédula.

Para regular el uso de armas traumáticas el Gobierno ha considerado necesario que su porte requiera una especie de salvoconducto. Para obtenerlo una persona debe solicitar una cita con el código único de Atención Ciudadana Electrónica, ACE, mediante los canales establecidos.

El documento ha generado todo tipo de comentarios por parte de los diversos sectores involucrados. Pero, ¿cómo y por qué las armas traumáticas se convirtieron en un problema de seguridad en el país?

Las armas de baja letalidad, mejor conocidas como traumáticas, se caracterizan porque son, “similares a un arma convencional, en el sentido que puede disparar y golpear en el cuerpo humano”, tal como explica el experto en seguridad ciudadana, Juan Carlos Ruiz, doctor en ciencias políticas. Aunque el arma de fuego tiene balas de plomo y las traumáticas de goma, el experto asegura que, en ciertos casos, estas últimas “sí pueden causar la muerte. Si se disparan a la cabeza, pueden descerebrar a una persona; pueden perforar un órgano vital, pueden perforar una arteria o una vena, por ejemplo”, comenta.

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Utilizadas por criminales

En 2020, en el centro de Cali, el actor Mauricio Bastidas fue atacado con un arma traumática que, a corta distancia, le causó graves lesiones en su rostro. El ataque lo llevó a cabo un hombre que hurtó el celular y varias pertenencias del artista caleño y que, además, atentó contra su integridad.

El politólogo Juan Carlos Ruiz considera que estos instrumentos “causan daños irreversibles como la pérdida de un ojo o la mutilación, pérdida de dedos, y pueden ser letales”, por eso precisa que “los delincuentes saben que pueden amedrentar a sus víctimas con estas armas traumáticas, pueden hacer creer que son armas convencionales, cuando no lo son; pueden generar un dolor y además, daño físico, sin la posibilidad de comparecer ante un juez por porte ilegal de armas. Ese es el juego que han tenido los criminales”, puntualiza.

De acuerdo con cifras de la Policía Metropolitana de Cali, en lo corrido del año 2021 se han registrado cerca de 41 casos de lesiones con estos instrumentos en la ciudad. Asimismo, las autoridades aseguran que se han realizado cerca de 95 capturas en flagrancia por delitos como hurto, violencia, lesiones personales, abuso sexual, entre otros, cometidos mediante el uso de armas traumáticas. De las 83 armas que la entidad ha incautado, 68 se han decomisado en dichos procedimientos.

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Además de usarlas en hechos delictivos para generar zozobra o intimidación a las personas, interviene el teniente Jaime Ruiz, de la Policía Nacional, hay quienes las portan libremente, “en lugares abiertos donde hay aglomeración de personas, cuando consumen bebidas embriagantes, lo cual va en contra de los códigos de seguridad ciudadana”.

Precisamente, el viernes pasado, la Policía logró incautar un arma deportiva, modificada para uso letal, en la Comuna 6 de Cali, a un joven de 18 años. El artefacto, tipo revólver, de marca Ekol, contaba con tres cartuchos, calibre 38.

Se popularizó su uso

Además de que actualmente no se exige ningún tipo de requisito, solo que se compruebe de que se es mayor de edad para comprar un arma traumática, se presume que la popularidad de esta aumentó por los bajos costos. A diferencia de un arma convencional que cuesta entre 8 a 12 millones de pesos, un arma de baja letalidad hoy se consigue por aproximadamente $550.000 en adelante.

Por eso, es que “actualmente la seguridad ciudadana se está viendo afectada con el uso ilícito de estas armas, pues como lo estamos evidenciando, cualquier persona la puede adquirir, ya que no tiene una regulación normativa para su adquisición. Entonces, al ser de fácil adquisición, el delincuente la usa para lograr su objetivo”, sostiene el teniente de la Policía.

Para él, las lesiones que generan las armas traumáticas sobre el cuerpo humano, dependen de la distancia desde donde se dispare, del tipo de calibre o del agente químico que contenga la munición.

En el año 2019 se incautaron 3804 armas traumáticas en el país; en el 2020 se subió a 5478 y en lo corrido de 2021 se han decomisado 6569, lo que representa un incremento del 105 % en comparación con el 2018, cuando se incautaron 3201 de estas armas.

Modificadas como armas convencionales

La preocupación adicional, asegura el politólogo Nicolás Cardona, especialista en estadística aplicada, es que las armas se modifiquen. Aunque, más allá del borrador de decreto, la ley colombiana ya ha determinado que la condena por el uso de arma artesanal es de dos años.

Este tipo de modificaciones que le hacen a las armas traumáticas para reemplazar las municiones de goma por las de plomo, se lleva a cabo transformando el cañón, la aguja percutora y el proveedor, para que le quede la munición convencional, explica Cardona. Con estas variaciones, según el experto, los artefactos deben ser considerados como ‘armas artesanales’. El analista añade que “un arma traumática modificada para disparar munición real es un arma hechiza y por tanto es un arma ilegal, actualmente”.

Cardona añade que, hasta el momento, no hay estudios para saber si el uso de armas traumáticas influye o no en la criminalidad, pues considera que por sí solas, “estas no aumentan los homicidios. Puede que sí esté generando nuevas modalidades de hurto que dinamicen la tendencia que ya estaba ocurriendo, de un tiempo para acá venimos viendo una caída de los homicidios y un aumento de los hurtos. Así las eliminen, la tendencia va a continuar igual’’.

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Es necesario, según Cardona, poner unas condiciones claras de venta, de porte y tenencia, con su respectivo permiso y un sistema de registro único. En caso de que un criminal consiga un arma traumática por fuera de la ley e incumpliendo dichos requisitos, eso sería porte ilegal de armas, por saltar el proceso establecido, considera el politólogo.

Por su parte, el docente Ruiz sostiene que con el decreto que se publicará por el Ministerio de Defensa de Colombia, lo que se busca es una mayor regulación, es decir, que (las armas traumáticas) no sean de venta libre, como lo son ahora. Se busca registrarlas, que tengan unos códigos y que haya unos salvoconductos de porte, uso y tenencia, casi como se usa para las armas convencionales.

Cabe destacar que la judicialización por el delito de porte ilegal de armas incluye penas que oscilan entre los 5 y 10 años, según Juan Carlos Ruiz, quien ha tenido experiencia como asesor del Ministerio de Defensa de Colombia.

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Los comerciantes opinan al respecto

Felipe Cardona, administrador de la empresa Mejor y Barato, donde comercializan armas traumáticas, explica que quienes adquieren estos instrumentos son mayoritariamente empresarios, dueños de franquicias; mayores de 40 años.

Al venderlas, sostiene que hacen una verificación de antecedentes penales, solicitan la cédula y se factura.

Expresa que ‘‘el decreto nos parece un atropello, ya que cuando los productos se importaron, la mayoría de Turquía, fueron aprobados por Indumil y el Gobierno. Se sacaron una serie de trámites y se pagó a la Dian por su importación’’ sostiene Cardona.

Según él, es necesario que se amplíen los plazos para vender los productos existentes; que para adquirir un arma traumática no haya tantas restricciones y que piensen más en los comerciantes.

Pues asegura que, ‘‘apoyamos el paso de registrar el producto, pero que nos den el tiempo para manejarlo’’.

A su vez, indica que el precio de estos artefactos aumentaría a 1.300.000 pesos.