El mayor de la Policía Cristian Torres comienza a narrar lo que parece la escena culminante de una película de acción. Todo sucedió en la noche del pasado martes 13 de noviembre, cuando sus hombres patrullaban las comunas 10 y 12 de Buenaventura.

– Los cuadrantes estaban haciendo su trabajo de vigilancia y de un momento a otro les comenzaron a disparar desde diferentes puntos. Incluso se vieron obligados a replegarse en algunos lugares, buscando protección.

El mayor Torres completó 16 años en la Policía y desde hace un par de semanas es el comandante operativo en Buenaventura. Antes trabajó en Antinarcóticos, en un grupo llamado Comando Jungla. Mientras recorre en una camioneta los sectores donde ocurrió la balacera que dejó cuatro muertos, continúa reconstruyendo los hechos.

– La información que me llegaba era que a mis policías les disparaban por todo lado. Cuando llegó a la clínica el primer herido de la balacera, me fui para allá. El hombre llegó sin signos vitales, al parecer por un impacto de arma larga. Decidí recoger un grupo que tenemos de la Dipol que cuenta con ese tipo de armamento y nos dirigimos hacia la comuna. Hicimos el mismo recorrido que estamos haciendo, para analizar cómo íbamos a actuar. El primer objetivo era restablecer la seguridad de mis policías, a quienes les seguían disparando.

En este punto el mayor Torres le pide al conductor que detenga la camioneta en una esquina de la Comuna 12, donde hay una tienda. Fue desde ahí, explica mientras se baja del carro con su radioteléfono, donde comenzó a recuperar la zona.

– En esta esquina me establecí. La decisión que tomé fue asegurar la parte alta de la comuna para no ser blanco fácil. Armé dos escuadras para subir por calles diferentes. Cuando comenzamos a ascender, nos encendieron a fusil. Tal vez pensaron que íbamos a retroceder, pero a la 1:30 a.m. logramos recuperar el sector. Reagrupé a mi gente, me encontré con los policías que estaban siendo atacados, y comenzamos a maniobrar. La decisión que tomamos fue detectar desde dónde venían los disparos, e ir hacia allá. Fue cuando encontramos los cuerpos de los jóvenes que habían asesinado. Uno dentro de una casa; otro en vía publica; otro asesinado con arma blanca. En total fueron cuatro muertos, al parecer integrantes de las bandas La Empresa y La Local, que se enfrentaron por el control del sector. El operativo para recuperar el territorio duró dos días y logramos incautar 11 armas y hacer 19 capturas. Ningún policía salió herido.

Entre el armamento incautado había un fusil M -16 calibre 5.56, equipado con 5 proveedores, el arma que cargaría quien se prepara para una guerra. También había una pistola 9 milímetros, siete revólveres calibre 38 y dos escopetas.

En la noche siguiente de la balacera, la ciudad parecía un pueblo fantasma, dirá más adelante el Personero de Buenaventura, Jesús Hernando Rodríguez.

– Todo el mundo se ‘guardó’ temprano en su casa. Se decía en redes sociales que iban a darse incursiones de estos grupos armados en otros barrios, lo que era mentira. Pero había mucha zozobra y aún, una semana después de la balacera, hay miedo en Buenaventura. Sin embargo debo decir que tras la intervención de las autoridades, se percibe una tensa calma.

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Las comunas 10 y 12 de Buenaventura son una especie de laberinto conectado por decenas de calles y pasadizos, lo que beneficia a quien pretenda cometer un delito. Tendría a su disposición múltiples rutas de escape.

En la zona hay por lo menos 30 barrios – algunos de invasión – y entre sus habitantes corre el rumor de que alguien rompió el pacto de no agresión entre las bandas delincuenciales La Empresa y La Local, lo que desató el enfrentamiento.

El coronel Jorge Cabra, Comandante de la Policía, tiene otra información.

– En estas comunas lo que está ocurriendo es el reacomodamiento de algunas estructuras delincuenciales, en particular La Empresa y La Local. Son los grupos que han tenido la hegemonía criminal en la ciudad. Hay reductos de criminalidad de La Empresa en esos barrios, que quieren ser copados por la estructura delincuencial La Local.

Actualmente, continúa el coronel Cabra, la banda La Empresa está “reducida a su mínima expresión”, después de que en los últimos dos años fueran capturados cerca de 35 de sus cabecillas. Sin embargo, por información de inteligencia, se conoció que desde la cárcel están coordinando un plan para seguir delinquiendo y recuperar su lugar en los sectores donde nacieron, justamente la Comuna 12.

Las autoridades también descubrieron que las llamadas para extorsionar a los comerciantes de Buenaventura están saliendo desde la cárcel de Jamundí.

– Estamos hablando de bandas dedicadas al microtráfico, la extorsión a empresarios y pequeños comerciantes, que no quieren perder la hegemonía en la ciudad. Con respecto a la banda La Local, de la misma manera se han capturado los principales cabecillas, pero han surgido nuevas cabezas y estos reacomodamientos generan la violencia que ha incrementado las estadísticas de homicidios – dice el Coronel Cabra.
Hasta el mediodía del pasado jueves 22 de noviembre, en Buenaventura habían asesinado a 71 personas en el año, según los registros de las autoridades; 3 casos más que en todo el 2017. En la tarde de ese mismo jueves la estadística, sin embargo, aumentaría.

Un investigador de la Sijín que pidió la reserva de su identidad recuerda que Buenaventura no cuenta con el primer policía de toda ciudad, es decir el Alcalde, lo que le ha generado problemas a las autoridades para actuar. Tras la captura de Eliécer Arboleda Torres por presuntos actos de corrupción, la Alcaldía está bajo las órdenes del Secretario de Gobierno Édison Bioscar Ruiz, quien fue nombrado alcalde encargado.

– Entonces – dice el investigador - no hay un alcalde en propiedad y esa incertidumbre política tiene que ver con lo que está pasando. Por ejemplo tuvimos la iniciativa de hacer demoliciones en las comunas más calientes, y como no hay un alcalde, no se pudo hacer. Ya tenemos detectadas las casas que funcionan como expendios de droga y armas.
Pese a que sacamos a los delincuentes, a los pocos días vuelven a ocupar esas viviendas, algunas ubicadas en invasiones. Por eso la propuesta es tumbar estas casas para erradicar ese foco del delito, como lo hemos hecho en Palmira. Pero en Buenaventura no ha sido posible porque no hay alcalde. La Alcaldía no está en capacidad de tomar decisiones importantes y eso hace que no haya un trabajo articulado con las autoridades.

Pese a los constantes llamados y mensajes de WhatsApp, no fue posible contactar al alcalde encargado Édison Bioscar para hablar del tema, pero es evidente que la inestabilidad política en Buenaventura hace que en la ciudad todo funcione a media marcha.

Apenas esta semana la Alcaldía le pagó los salarios atrasados a sus funcionarios, quienes hace unos días emprendieron una suerte de operación tortuga como protesta tras dos meses sin sueldo. La iliquidez se debe a la falta de gestión en el recaudo de los impuestos, advierte el Personero Jesús Hernando Rodríguez.

El presidente ejecutivo de la Cámara de Comercio, Alexander Micolta, dice además que los inversionistas y empresarios que ven a Buenaventura como “una buena plaza” para invertir, requieren de una estabilidad política que les ofrezca garantías.

– No es lo mismo presentarle un proyecto de inversión al alcalde encargado, porque no hay certeza de que esa sea la persona que va a estar más adelante. Son muchas cosas que se generan a partir de esta incertidumbre política. Por lo tanto nosotros, desde la Cámara de Comercio y el Comité Intergremial, le hicimos una carta al presidente Duque para solicitarle una decisión rápida y contar con un alcalde en propiedad.

Este jueves en la ciudad se comentaba que el Gobierno habría rechazado de nuevo la terna para elegir al alcalde.

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La Personería informó que por lo menos 200 familias se habrían desplazado en las comunas 10 y 12, aunque advirtió que en varios casos se investiga si los desplazamientos son reales, o si por el contrario algunos pretenden beneficiarse del Estado haciéndose pasar por víctimas.

En el radioteléfono, el mayor Torres pregunta la ubicación de los “cazadores”. Son los retenes que la Policía tiene ubicados en las comunas 10 y 12, tras la balacera. Allí detienen carros, motos y transeúntes, para verificar documentación y antecedentes judiciales. Algunos ciudadanos que aseguran estar sin cédula son conducidos al CAI de El Pailón, donde hay un dispositivo de identificación biométrica.

El mayor Iván Lopera dice que son varios los delincuentes que han caído de esa manera.

Mientras tanto el mayor Torres lee en su celular las estadísticas de homicidios en Buenaventura de las últimas dos décadas. Si en 2002 ocurrieron 303 homicidios, en 2017 fueron 68, dice. Entre 2016 y 2017 la tasa de homicidios se redujo en un 68%. En marzo pasado, Buenaventura presentaba la tasa de homicidios más baja de Colombia.

Con los números, el mayor Torres pretende recordar que, pese a las complejidades de la ciudad, se han realizado esfuerzos que han logrado disminuir los asesinatos a promedios históricos, aunque no deja de inquietar que en este 2018 ya van más homicidios que en todo el año anterior.

Tres horas después del recorrido por las comunas 10 y 12, y pese a los controles de la policía, los medios informaban de un nuevo asesinato en la zona. La víctima se llamaba Wilson Mosquera Delgado, tenía apenas 44 años y era ayudante en la construcción donde le dispararon.