Sus ambiciones lo han llevado a ser uno de los magnates con más visión futurista del mundo, incluso aún fuera de este, pues con su creciente fortuna ha buscado, a toda costa, la conquista espacial.
Personaje del año
Se trata de Elon Musk, el archimillonario que recientemente la revista estadounidense Time nombró como la personalidad del año, destacando el despegue vivido en 2021 por este magnate de la tecnología.
“La personalidad del año es alguien influyente, y pocos individuos son más influyentes que @elonmusk en la vida en la Tierra, y potencialmente más allá de la Tierra también”, publicó recientemente en un tuit Edward Felsenthal, jefe editorial de la revista.
Y es que el magnate de 50 años, que cuenta con un patrimonio de 250.000 millones de dólares, además de ser el ciudadano privado más rico de la historia, es quizá uno de los más influyentes del mundo, por no decir el más influyente.
Musk ha sido una figura omnipresente en la cultura estadounidense de los últimos años. Acumula 66 millones de seguidores en Twitter y fue anfitrión invitado del famoso show de comedia Saturday Night Live en mayo, que habla de manera ambiciosa sobre su interés de colonizar Marte y planea vuelos orbitales para el próximo año como parte del plan de SpaceX, su empresa “interplanetaria”, para hacer posible el regreso estadounidense a la Luna.
Lea también: ¿Quién fue Petronio Álvarez, el hombre que inspiró el festival más importante del Pacífico?
Además, es conocido por incidir en los movimientos de los mercados y el valor de las criptomonedas tan solo con un tuit.
Pero su principal influencia socioeconómica por ahora es con sus novedosos vehículos eléctricos.
“Nuestra intención con Tesla siempre fue servir como un ejemplo para la industria automotriz, esperando que también elaboren autos eléctricos de modo que podamos acelerar la transición a las energías sostenibles”, dijo Musk en una entrevista divulgada junto al anuncio de persona del año.
Para los editores de Time, el título se le atribuye a aquellos que “encarnaron lo que fue importante este año, para bien o para mal”.
Le puede interesar: Esta es la enfermedad que padece Yanfry, por la cual empezó su tratamiento médico
“El ascenso de Musk coincide con tendencias más amplias de las cuales él y sus colegas magnates de la tecnología son parte causa y parte efecto”, escribió el editor en jefe de Time.
Entre esas tendencias, Felsenthal detalló “el declive continuo de las instituciones tradicionales a favor de los individuos, la disfunción del gobierno que le ha otorgado más poder y responsabilidad a los negocios y los abismos de riqueza y oportunidad”.
Pero más allá de Tesla, el espacio exterior no deja de ser una de las mayores ambiciones de Musk.
“Su meta es hacer de la humanidad una especie multiplanetaria”, apuntó Jeffrey Kluger, colaborador de Time.
En octubre, la valoración de su compañía de autos eléctricos superó el billón de dólares, y durante el año su empresa SpaceX se ha aliado con la agencia espacial estadounidense, la Nasa, para lanzar varias misiones.
“El hombre más rico del mundo no tiene casa y recientemente ha estado vendiendo su fortuna. Lanza satélites en órbita y aprovecha el sol”, relata la publicación de Time, que a su vez lo describió como un “payaso, genio, visionario, industrial, showman y canalla”.
Pero, cómo se formó este poderoso hombre que en su lista de quehaceres figura como inventor, programador, ingeniero y emprendedor. Quizá se preparó para eso toda su vida.
Desde muy pequeño se obsesionó con las novelas de ciencia ficción, era un tímido niño con síndrome de Asperger que pasó mucho tiempo entre libros adentrándose en mundos fantásticos.
Pero mientras crecía sus padres, Errol Musk y Maye Musk, él un ingeniero sudafricano y ella una modelo y nutricionista canadiense, se separaron cuando Elon tan solo tenía ocho años. No fue fácil adaptarse a la vida por separado, pero optó por quedarse a vivir con su abusivo padre, mientras sus dos hermanos acompañaron a Maye.
Puede leer: Falleció Vicente Feliú, uno de los más grandes trovadores cubanos
Desde ese entonces su mente iba a años luz de su edad. A los nueve comenzó a programar un Commodore VIC-20 que tenía 8 kilobytes de memoria RAM, a los diez ya era un poco más experto en el tema, y a los doce diseñó su primer programa, un juego del espacio llamado Blastar, que vendió por unos 500 dólares. Y fue así como un brillante e inquieto niño sudafricano que creció algo temeroso al ser objeto de continuas burlas, fue creciendo entre códigos de programación y mucha imaginación.
Y el dinero que ganaba lo gastaba en cómics, ordenadores y juegos de rol como el de ‘Dungeons and Dragons’.
Ya en su adolescencia, a los 17 años, cuando tuvo más consciencia sobre lo que quería hacer con su vida profesional, Elon se mudó a Canadá para estudiar física y economía en la Queen’s University de Ontario.
Sin embargo, luego de culminar sus estudios decidió dar una avanzada más en su detallado plan profesional. Emigró a Estados Unidos en 1992, donde se matriculó en la Universidad de Pensilvania y luego comenzó con un doctorado en Física Aplicada y Ciencia de Materiales en Stanford, California, a la cual renunció al corto tiempo.
Fue entonces cuando se aventuró a lanzar, junto a su hermano menor, Zip2, una plataforma que gestionaba el desarrollo, alojamiento y mantenimiento de sitios web, especialmente de medios de comunicación, que posteriormente le dejó 300 millones de dólares tras su venta a la compañía Compaq. Dinero que luego usaría para fundar una nueva y robusta compañía, llamada X.com, el banco en línea que con el tiempo se transformaría en PayPal. Tres años después, en 2002, la vendería a eBay por US$1.5 mil millones.
Lea también: Así nació 'Esta Navidad', el clásico de Colón y Lavoe que no puede faltar cada diciembre
Tras esa venta, un pequeño gigante de los negocios estaba creciendo sin parar. Así que como era de esperarse, le siguieron Tesla, SpaceX, y la empresa de energía solar llamada Solar City.
Estas compañías nacieron gracias a la profunda preocupación que tuvo desde muy joven por el cambio climático del mundo y por el inmenso deseo de explorar lo inexplorado, por lo que decidió comenzar a aportar su grano de arena con empresas que profesarán su idea de cambio.
Ahora, Tesla es su empresa bandera, con ella ha logrado incluir al mercado automovilístico una opción amigable con el medio ambiente, incorporando vehículos que trabajan con energía solar, aunque no del todo ha sido una carrera fácil, sobre todo en un mundo que funciona con gasolina.
Un préstamo de US$456 millones del gobierno de EE. UU. salvó a Tesla
de una bancarrota en 2008.
Pero su plan de crecimiento no se quedó ahí, luego fundó otras compañías como Halcyon Molecular, la firma de biotecnología con la que, aunque suene casi imposible, pretende extender la longevidad humana.
Le puede interesar: Video: Luis Alberto Posada se besó con otro hombre en la boca, ¿quién era?
Y otras, como OpenAI, una empresa que pone a disposición del mundo un sistema de código abierto para innovar en inteligencia artificial; Starlink, con la que busca establecer una gran “constelación de satélites”; y Boring Company, compañía de excavación”.
Sin duda, todo un magnate obsesionado con el aprovechamiento del tiempo, que ha invertido su gran fortuna en conseguir importantes cambios para el mundo. Un hombre que se ha descrito a sí mismo como un adicto al trabajo y que dedica por lo general entre 80 y 100 horas semanales a sus más grandes pasiones.
Miedo a la sociedad
Elon Musk superó este año a su rival en la carrera espacial, Jeff Bezos, el empresario fundador de la gigante de ventas en línea Amazon, para convertirse en la persona más rica del mundo.
Pero más allá de su fortuna, de sus hazañas con tecnología espacial, y de su ferviente deseo por salvar el mundo, Musk es un hombre con varias particularidades.
De su vida personal suele hablar poco, alguna vez dijo que prefería clavarse “un tenedor en la mano” antes que hablar de su vida privada, pero se conoce que se casó con Justine Wilson, una aspirante a escritora que conoció en Ontario, y con quien tuvo un hijo que falleció a las 10 semanas por Muerte Súbita Infantil, algo de lo que el magnate sudafricano, nacionalizado canadiense y estadounidense, nunca se atrevió a hablar y de lo que, según ella, también le prohibió hablar, “porque consideraba el duelo una manipulación emocional”. Sin embargo, junto a ella tuvo otros cinco hijos, los mellizos Griffin y Xavier, y los trillizos Kai, Saxon y Damian.
Wilson también confesó durante una entrevista que Musk era un “marido controlador”, llegando al punto de obligarla a teñirse el cabello cada vez más rubio. “Soy tu esposa, no tu empleada”, aseguró que le dijo en una ocasión. Y su respuesta fue: “Si fueras mi empleada, te despediría”, tiempo después se separaron.
Luego de eso, dijo no tolerar la soledad, por lo que estuvo en búsqueda de un amor ideal. “No me gustan las relaciones de una noche. Sé lo que es estar solo en una casa vacía escuchando el eco de mis propias pisadas. ¿Cómo puedes ser feliz si no tienes a nadie con quien compartir la cama?”.
Así que seis días después de su divorcio se comprometió con la actriz Talulah Riley, quien confesó haberse enamorado de su promesa de conquistar el planeta rojo. Claro, se casó y se divorció luego de cuatro años.
Otro de sus siguientes amores fue Amber Heard, exesposa de Johnny Depp, pero no duró mucho. Finalmente Musk conoció a quien hoy lo acompaña, la cantante canadiense Grimes, Millennial, vegana, feminista, futurista, catalogada como de otro mundo, con quien ahora tiene una nueva y pequeña hija.
Carrera al espacio
El año 2021 sin duda ha sido el que más satisfacciones le ha traído a este genio de los negocios, pues en abril su compañía espacial SpaceX logró obtener un contrato con la agencia espacial NASA para volver a llevar astronautas de Estados Unidos a la Luna, esto, por primera vez desde 1972.
Una hazaña que siempre tuvo en mente cuando fundó SpaceX con 100 millones de dólares de su fortuna acumulada anteriormente.
Y con la que ahora, trabaja en una nueva tecnología que emplearía como combustible para sus cohetes con nada más y nada menos que el propio CO2 que hay en la atmósfera y cuyas emisiones favorecen el efecto invernadero.
La empresa aeroespacial de Elon Musk, el hombre más rico del mundo con un activos por unos 300.000 millones de dólares, actualmente controla más del 36 % de todos los satélites activos en órbita.
Un paso que, según él mismo, abonaría el terreno para llegar a Marte y que eliminaría las altas dosis de polución que suponen hoy enviar un cohete a la órbita.
La iniciativa, que él mismo se encargó de difundir a través de su cuenta de Twitter, se basaría en la captura directa de aire (DAC en inglés), que aún se encuentra en sus primeras etapas de desarrollo.
Cabe decir que, el año pasado, el magnate dijo que una misión tripulada al planeta rojo podría tener lugar en el año 2026 y por lo visto cada vez está más cerca de lograrlo.
Incluso, eventualmente, piensa en poder llevar hasta 100 personas a la vez al planeta rojo, donde los cohetes puedan recargarse y volver a la Tierra, siendo este un nuevo hogar en caso de que nuestro planeta ya no lo sea.
El administrador de la NASA, Jim Bridenstine y Musk anunciando los nuevos desarrollos de la nave reutilizable Crew Dragon, 2019.
Pero por ahora, el CEO de Tesla anticipa que sus mega cohetes reutilizables de SpaceX podrían dar una vuelta alrededor de la Luna en 2023, y por qué no, aterrizar en la superficie del satélite.
Entre tanto, otras de sus visionarias apuestas ya se está realizando, pues tras el lanzamiento de los satélites de Starlink, ya reúne en órbita más de 1.750 satélites activos de la compañía. Su meta, 42.000 satélites.