Sin duda alguna el 2020 fue un año atípico por el impacto que causó la pandemia. Fue un año que todos quieren olvidar porque afectó la economía y el bolsillo de millones de colombianos.
Además del efecto en la salud de miles de familias, que es lo más duro de esa vigencia, los gastos y el consumo en general disminuyeron, pero la buena noticia es que los ‘reyes’ del consumo en el 2020 fueron los supermercados y droguerías.
“Con dos picos en el año (marzo y noviembre) los establecimientos donde se conseguían bienes de primera necesidad terminaron el año con un crecimiento, en promedio, de cerca del 20 % desde inicio de la pandemia comparado con el 2019”, informó María Paula Castañeda, economista del Banco BBVA Research.
La gran mayoría de los productos de la cadena alimentaria reportó un aumento considerable, especialmente los de la canasta familiar, como el arroz, el huevo, el maíz, la carne, el pollo, el pescado, el cerdo y las verduras, informó la Central de Abastecimientos del Valle del Cauca, Cavasa.
Otro de los productos que recuperó su consumo rápidamente fue el de combustibles. Después de caer hasta un 65 % a inicios de abril, su recuperación se dio de forma constante desde mayo y para noviembre esta caída ya se había recuperado en un 85 % alcanzando una pérdida de tan solo 9 %.
Pese a esta tendencia, las fuertes caídas al comienzo de la pandemia llevaron a que la variación para todo el año del gasto en combustible fuera de -20 %, añadió la economista del BBVA.
El sector de restaurantes no logró cerrar el año con alzas y su recuperación fue lenta. Solo desde septiembre, cuando se reabrió la economía y se eliminaron algunas restricciones de movilidad, los restaurantes empezaron a recuperar ingresos. Sin embargo, diciembre, un mes típico en consumo fuera del hogar, respondió con lentitud.
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¿Qué pasó en algunas ciudades?
Bogotá, Medellín y Barranquilla presentaron una reducción del consumo mayor que otras capitales del país, esto debido, entre otros factores, a la necesidad de contención de la pandemia con importante afectación en los grandes centros poblados.
El indicador BBVA Consumption Tracker encontró que las ciudades del Eje Cafetero, como Armenia y Pereira, que presentaron una baja tasa de contagio durante la primera ola, pudieron iniciar la apertura del comercio mucho antes que en el resto del país, con resultados positivos sobre el consumo, que solo cayó 3 % frente a 2019.
En Cali se evidenció una buena recuperación del sector de restaurantes y vestuario mejor que en el resto del país por la apertura más temprana de la economía, sin embargo, hubo fuertes caídas del consumo previo al fin del confinamiento y por eso el consumo total bajó 11 % entre enero y noviembre.
Cartagena tuvo el mayor deterioro del consumo en el año, asociado a su estructura económica basada en el turismo.
A finales de julio y sobre todo en agosto, se decretaron nuevas restricciones de movilidad en la mayoría de ciudades, principalmente Medellín y Bogotá, con una afectación sobre el consumo durante ese mes.
Para el cierre del 2020 e inicios del 2021, varias ciudades se han visto en la necesidad de volver a decretar restricciones a la movilidad con potencial impacto en el consumo en el próximo mes.
En otros sectores
Los renglones económicos asociados al turismo comenzaron a recuperar su dinámica a partir de septiembre, mes en el cual se terminó el confinamiento estricto.
Aerolíneas y hoteles alcanzaron a recortar algo de la contracción sufrida, mientras que los servicios de entretenimiento mostraron pocas señales de recuperación y el gasto en espectáculos, cines y teatros se redujo en el año 80 % por el cierre total de los establecimientos, siendo el grupo de gasto más afectado en la canasta de los hogares.
Por su parte, el comercio electrónico desaceleró su crecimiento. Una vez comenzó la reapertura, los retiros de efectivo mostraron caídas mayores a las registradas por el consumo con tarjeta débito, además las compras electrónicas redujeron su crecimiento.
Las transacciones online tuvieron un crecimiento del 20 % al comparar año con año previo al fin del confinamiento.
“Los cambios en los hábitos de los consumidores permitieron aumentar las transacciones en línea en un 20 % anual respecto a los datos previos a la pandemia. Sin embargo, llama la atención que una vez se empezaron a disminuir las medidas de confinamiento no se mantuvo esta buena práctica que favorece la formalidad y disminuye el riesgo de contagio, entre muchas otros buenos efectos que tiene la disminución del uso del efectivo”, explicó Juana Téllez, directora de Investigaciones económicas del BBVA.