José David Quintero salió la semana pasada, como era costumbre, a esperar a que la ruta escolar dejara a sus dos primas, sin embargo, antes de que ellas llegaran dos hombres le dispararon y le quitaron la vida. La hipótesis de las autoridades es que José cruzó una frontera invisible en la comuna 15, exactamente en el barrio El Retiro, en el oriente de Cali.
“Él estaba recogiendo a mis dos primas que llegaban de estudiar, pero de un momento a otro y sin mediar palabra, dos personas, al parecer pertenecientes a una banda, le dispararon. Lo dejaron tirado como si fuera una basura. Las personas del barrio saben quién era mi primo, una persona que era amable, respetuosa. Él tenía 32 años, pero por su discapacidad cognitiva se veía y comportaba como si fuera un niño de 10 años”, afirmó Nelson Daniel López, primo de José David, y agregó que “la Policía llegó al lugar cuando ya todo había pasado y no hicieron nada”.
“Esa situación nos obligó a llamar al conductor de la ruta escolar para que dejara a las niñas en otro lado y no vieran esa escena tan trágica. Gracias a Dios las niñas no estaban en el lugar cuando ocurrió el ataque porque la tragedia hubiese sido doble”, contó Nelson en una entrevista a Qhubo Cali.
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Según su primo, José David era una persona a la que cualquiera le podía pedir un favor y él siempre decía que sí. “Así usted no lo conociera él lo saludaba. Era hincha del América a morir y todo el mundo lo conocía por eso. Esto ha sido un golpe muy duro y todavía no creemos lo que pasó. Mi abuela, que fue quien lo crió desde pequeño, está destruida y se la pasa culpándose por el homicidio”, relató Nelson.
Lo que más aterrorizó a la comunidad del sector fue ver que mientras lloraban la muerte del hombre con discapacidad cognitiva, otro joven, identificado como Jefry Lasso Mantilla, de 24 años de edad, fue asesinado.
Según el reporte preliminar, cuando la víctima abordó una motocicleta y se desplazó por la carrera 38B con calle 49, desconocidos le dispararon en repetidas ocasiones, al parecer por pasar en medio de otra frontera invisible.
Las fronteras invisibles son divisiones imaginarias del territorio trazadas por actores armados, la mayoría pertenecientes a pandillas. Debido a estas fronteras la población civil se ve asociada a las dinámicas del conflicto.
Las principales causas de la creación de fronteras invisibles son los enfrentamientos por ganar territorios para el desarrollo de actividades delictivas, esencialmente el comercio de estupefacientes, porte ilegal de armas, atracos, hurtos y extorsiones.
Según fuentes que se han enfocado en estudiar este fenómeno, en Cali hay aproximadamente 198 pandillas y la mayoría están ubicadas en las comunas del oriente de la ciudad, lugares donde ocurrieron los homicidios la semana pasada y “allá nadie dice nada por miedo, pues siempre habrá un campanero que está pendiente de todo”, sostiene un habitante de la Comuna 13 de Cali.
Los lugares de la ciudad donde más hay pandillas son la Comuna 13, con aproximadamente 27 grupos ilegales; la Comuna 14, con cerca de 20 pandillas y la Comuna 15, con 39 grupos.
Al consultar a Andrés Felipe Galindo, experto en temas de seguridad ciudadana, sobre por qué ha sido tan difícil acabar con las fronteras invisibles en Cali, sostiene que hay varios motivos por lo que esto no se ha logrado.
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“El narcotráfico es uno de los grandes motores de las fronteras invisibles, sumado a factores sociales y económicos que imponen profundas desigualdades y brechas. A eso se suma la precaria capacidad estatal para enfrentar la violencia y a las organizaciones armadas que ejercen control territorial. Cali no dista mucho de eso y el fenómeno de las fronteras invisibles persistirá mientras no se corrijan esas fallas estructurales”, explicó Andrés.
Para el experto, el acabar con las bandas criminales y las fronteras invisibles es un trabajo que no depende solamente de la Policía o de la Alcaldía, pues es una labor en la “que deben participar todos los actores. Se requieren esfuerzos combinados y esto exige que la Alcaldía, la Policía, la Nación y las organizaciones de base puedan articularse y construir estrategias conjuntas que permitan enfrentar las causas mismas del problema. Si bajamos la fiebre pero no enfrentamos sus causas, es probable que vuelva a subir. Así mismo ocurre con la violencia que aqueja a la ciudad”.