Más que una amante de las letras, Isabel Allende desde niña era una amante del romance.

Su vida estuvo marcada por el amor, de su familia, de sus novios y de su hija, y es una realidad que siempre ha querido plasmar en sus obras, a través de relaciones imposibles, amores de película o pasiones desenfrenadas.

De niña, se escabullía en el armario de sus padres y se metía en el baúl donde guardaban el libro de Las mil y una noches, estrategia que habían empleado para impedir que Allende leyera aquellos cuentos que a veces eran muy subidos de tono para una niña de su edad.

Como no podía dejar una marca, Allende recorría cada noche páginas diversas, unía historias distintas y a la larga inventaba un nuevo mundo y un nuevo relato, de la sumatoria de todos los demás.

Gracias a esas aventuras nocturnas, fue creciendo el cariño por las letras, pasión que la impulsó a escribir sus propias obras, donde a veces exorcizaba los demonios del pasado.

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Como pasó con ‘La casa de los espíritus’, su primera novela, en la que no solo dio rostro a la dictadura de Chile y al horror que experimentaron algunas personas, sino que también demostró su valía como escritora y su capacidad para crear una historia universal.

Actualmente Allende es conocida como una escritora de superventas, con 72 millones de ejemplares vendidos. Además con sus obras traducidas a 42 idiomas, es considerada una de las plumas más leídas del mundo de la lengua española.

Es por ello que el Hay Festival decidió invitar a la chilena a hablar de su literatura y su feminismo, tema que aborda también en su más reciente libro ‘Mujeres del alma mía’, que es a su vez su obra más autobiográfica según ha dicho.

Anteriormente Allende ya había obsequiado a la revista Gaceta, de El País, una entrevista sobre este último lanzamiento. He aquí un extracto de esta conversación con la autora.

Con la pandemia, ¿su proceso y ritmo de escritura cambió? Por otra parte, ¿cree usted que el mundo sí será distinto?

La pandemia, que ha sido tan terrible para la gran mayoría de la gente, para mí ha sido productiva. En los últimos diez meses he tenido tiempo, silencio y privacidad como nunca antes, eso me ha permitido publicar Mujeres del alma mía y terminar una novela larga.

Vamos a salir de esta crisis apenas se pueda vacunar masivamente y volveremos a una cierta normalidad. Espero que esa normalidad no sea una vuelta al pasado, espero que hayamos aprendido una lección fundamental: somos una sola familia humana, lo que le sucede a una persona en una ciudad de la China nos sucede a todos. No podemos vivir divididos en tribus, en una carrera desbocada por consumir, sin consideración por otras especies ni por el planeta.

Si bien el feminismo ha tenido avances, según datos manejados de la Organización de Naciones Unidas ONU, es probable que el COVID-19 cause una reducción de un tercio en el progreso hacia el fin de la violencia de género para el año 2030. Después de la pandemia, ¿cuál debería ser la agenda del feminismo?

Existe una guerra no declarada contra las mujeres. La violencia contra la mujer, que se manifiesta de muchas maneras, significa que la mitad de la humanidad – el género femenino – vive con miedo. Esta afirmación parece exagerada, pero es absolutamente cierta. Una niña aprende temprano a tener miedo: no provocar, no ponerse en situación de riesgo (riesgo hay en todas partes), no andar sola de noche, cuidarse de los hombres en general, etc.

Todavía las niñas y las mujeres sufren mutilación genital, matrimonio prematuro, trabajo y prostitución forzados, violación, golpes, feminicidio, discriminación y explotación. Lo más importante de la agenda feminista es terminar con la violencia de género. Hay que denunciarla, crear consciencia de este problema global, legislar al respecto, proteger, etc. ¿Cómo puede avanzar el movimiento feminista si las mujeres viven con miedo?

Usted ha comentado que guarda toda la correspondencia que intercambió con su madre, ¿piensa en algún momento publicarla?

No. Mi madre y yo nos escribíamos sin censura en el entendido de que nuestra correspondencia iba a desaparecer con nosotras. Cuando yo muera, mi hijo va a quemar las 24.000 cartas que tenemos archivadas en cajas de plástico.

¿Qué sueños realizó su madre a través de usted?

El sueño de la independencia económica y psicológica. Mi madre era un espíritu libre, pero vivió siempre sometida a la voluntad de un hombre, primero su padre y después su marido. Su creatividad, su mundo intelectual y emocional eran libres, pero no pudo realizarse como pude hacerlo yo.

Usted en el libro relata una anécdota sobre un periodista que le pregunta con cuál de sus personajes quisiera cenar, pero pensaba en su madre Panchita y en su hija Paula. En esa cena con su madre y su hija, ¿qué les preguntaría, de qué hablarían?

Creo que hablaríamos de muchos temas, pero empezaríamos por la relación abuela-madre-hija, que fue tan fundamental en nuestras vidas. Yo les diría que las echo terriblemente de menos, que quisiera compartir con ellas el día a día, como siempre hicimos antes, que la realidad se me escabulle entre los dedos como arena porque no puedo contársela a ellas. Les preguntaría cómo es el Más Allá y les pediría que cuando llegue el momento me vengan a buscar. Las estaré esperando.

En el libro usted habla de Sophia Loren. En una de sus últimas entrevistas, sobre la vejez la actriz dijo: “En la edad que sea, la vida es bella” ¿Qué opina?

Depende de la persona. La vida no es bella para todo el mundo, ojalá lo fuera. En lo personal, no puedo quejarme, porque a pesar de que mi vida no ha sido fácil, a pesar de las penas y las pérdidas, nunca me ha faltado lo más importante: amor, salud, energía, trabajo y perros.

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Legado literario

“La escritura es un vicio o casi una condición genética, uno nace con ganas de ello, el amor por las historias, el amor por la lectura”, así define Allende esa apasionante labor que un día nació en ella para, a través de sus letras, confrontar demonios, o volver a vivir aquellas cosas que marcaron su vida como el amor, la muerte, el coraje, la violencia, la lealtad, la búsqueda de la justicia, y las mujeres fuertes.

Historias que han trascendido entre generaciones, que han dejado huella histórica y que sin duda han marcado a una generación de nuevos escritores.

Así lo percibe la escritora, periodista y politóloga colombiana Olga Behar, conocida por obras como ‘Noches de humo’ y ‘El clan de los 12 apóstoles’, para quien Isabel Allende es una de las grandes autoras vivas que tiene el mundo y no solo Latinoamérica. Para ella, la escritora chilena es hoy un ícono de la literatura hecha por mujeres.

“Creo que Allende les ha abierto un campo muy importante a las nuevas generaciones de escritores, y en especial a las mujeres, pues muchas de nosotras nos hemos inspirado en ella. En mi caso, sus primeras seis obras las leí en un proceso de aprendizaje, en un ejercicio autónomo muy interesante. Ella atrae mucho a los lectores, pero además ha inspirado a las escritoras mujeres, incluso al periodismo hecho por mujeres”.

Para Behar, Allende tiene esa chispa maravillosa para narrar, y es esa manera de entender al lector, lo que hace que sea tan poderosa en el ejercicio de conectarse con quien lee sus obras.

“Ella tiene algo muy particular y es que sabe interpretar a los diferentes segmentos humanos que integran la sociedad. No sé si sea, en general, una literatura feminista, pero sin duda es una literatura que nos permite a las mujeres sentirnos identificadas, y que tiene además, mucho de las raíces latinoamericanas. Incluso, es una literatura con una gran sabiduría, con un gran conocimiento sobre diferentes temáticas y eso la hace mucho más universal. Es esa hipersensibilidad por los hechos de su vida familiar y por diversos temas, lo que hace que sus obras impacten en el mundo”, destaca Behar.

Entre tanto, el reconocido escritor Andrés Obando, autor de ‘Bajo el suelo de París’ coincide en que Allende puede ser considerada la escritora latinoamericana más influyente de la historia.

“Creo que las obras de Allende muestran una mezcla entre la fantasía y una realidad que vivimos muchos en nuestro día a día. Es ese lenguaje que utiliza, limpio, sin ripios, el que conecta al lector de inmediato. Con sus historias relata el mundo de obstáculos en el que vivimos aún los latinoamericanos, guiada incluso, por sus propias experiencias. De hecho, lo demuestra en varios títulos, como ‘Paula’ que habla sobre su hija fallecida”.

Allende, al descubierto

Isabel Allende tiene su propia esencia, su propio ritmo narrativo que ha ido desarrollando y perfeccionando a lo largo de los años y que ha enamorado a muchos lectores a lo largo y ancho del planeta. No obstante, para los académicos este éxito en ventas no se traduce en una calidad literaria de renombre.

Según Óscar Perdomo Gamboa, escritor y doctor en humanidades, en los círculos académicos a Allende se le conoce generalmente como “una imitadora elegante que, en el mejor de los casos, rinde homenaje a García Márquez”. Para él ‘La casa de los espíritus’ es seguramente la novela más sólida de la escritora, pero siempre sufre de la comparación con ‘Cien años de soledad’ y “los críticos e intelectuales no perdonan que un autor imite el estilo de otro ni que se apropie de herramientas literarias ajenas”, explica.

Pero, reconoce que “a pesar de las críticas y los enemigos en algunos círculos académicos, Allende ha alcanzado un lugar importante en la literatura latinoamericana contemporánea, ha sabido dar voz a personajes femeninos inolvidables y ha retratado tragedias personales en el marco de historias nacionales o romances imposibles pensados para el gusto de un nutrido grupo de lectores, a quien se debe y por quienes ha escrito con imaginación y disciplina”.

Por su parte Juan Camilo Rincón, escritor, periodista e investigador, el éxito de Allende no debería ser una sorpresa, precisamente por sus raíces chilenas, ya que “dentro de la literatura latinoamericana, Chile es un país que ha sido reconocido por su calidad, llegando a ganar dos Premios Nobel”.

A pesar de que Rincón no es un asiduo lector de esta escritora, no puede negar el logro de Allende, una autora que “se formó y desarrolló un público que la ama profundamente y que ha tenido un gran acercamiento a ella”. Y, a pesar de que hay gente que discute que la “literatura de ella ya no tiene la fortaleza que tuvo en su momento”, también hay otros representantes de la literatura chilena, que “le tienen un gran reconocimiento”. De igual forma, comenta Rincón, “es innegable que su fama la ha vuelto una de las mujeres escritoras latinoamericanas más leídas en los últimos años en el mundo”.

De esa misma forma piensa la escritora Catalina Navas, para quien Allende es una de las personas “más queridas por el público lector latino” y es una escritora leída por jóvenes y adultos y con sus historias ha incentivado que niños y adolescentes se acerquen a la literatura y “creo que eso es un legado muy importante”.

Navas, igualmente comenta que Allende se convirtió en una escritora de “repetición de fórmulas” (mismos arcos narrativos o de personajes), algo que para ella no es negativo, ya que “no todo el mundo tiene que hacer un libro diferente cada vez”. Además, este parecido entre cada una de sus obras crea un público compacto que siempre volverá a ella, porque sabrán que entre sus líneas podrán hallar precisamente lo que están esperando encontrar.

Sin embargo, personas como Fabio Martínez, escritor y profesor de la Universidad del Valle, no perdonan a autores como Allende que, para él, “sacrifican la calidad literaria y la subordinan al mercado”.

“Antes, el escritor escribía para sí mismo buscando crear una obra literaria que perdurara. En la era del Posboom literario, el escritor busca el éxito inmediato. De ahí que los temas sean lugares comunes, que por su reiteración, se vuelven tediosos y baladíes. La mercantilización de una obra puede significar un éxito monetario para el autor, pero en detrimento de su literatura”, opina.

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El amor y la magia

Isabel Allende se ha caracterizado por sus obras de pasión, donde los personajes deben luchar duras batallas para por estar con la persona que aman.

Sin embargo, el contexto en el que esos romances suceden es siempre distinto, lo que permite una variedad en su obra.

Por ejemplo, en su primer novela, ‘La casa de los espíritus’, el amor siempre es una lucha política, ya que la historia está enmarcada por la dictadura de Chile. En ‘La isla bajo el mar’ el racismo y la esclavitud son el telón de fondo de un amor que busca libertad y paz después de tantas tormentas. O ‘El juego de Ripper’, la única novela policiaca de la chilena, donde el amor es más bien un juego de terror y de transformación personal.

Según el escritor Óscar Perdomo “Allende se hizo famosa por usar un realismo mágico liviano, menos denso que el de García Márquez, y, por tanto más fácil de leer”. Además, opina que el romanticismo que vende la chilena siempre será bien acogido por lectores que busca huir de la cruda y amarga realidad.