Pastor holandés, de contextura delgada, con gran estado físico que lo hace incansable. Indio tiene más de cuatro años al servicio de la Policía en el área de Antinarcóticos y se ha convertido en un canino ejemplar, pues en lo que lleva de este año ha logrado 30 incautaciones de marihuana y cocaína en su centro de operaciones: el Aeropuerto Internacional Alfonso Bonilla Aragón.

Este perro y su guía, el patrullero Milton Fernando Mahecha, forman una armoniosa pareja: se protegen el uno al otro y deben entenderse entre sí, hasta con los ojos cerrados. Su propósito es contrarrestar el narcotráfico, darles golpes a las bandas que se dedican a sacar droga del país. Juntos, controlan correos, equipajes y cargas con destinos nacionales e internacionales. Adicional a eso, hacen actividades diferenciales que consisten en ir a bodegas de envíos nacionales donde también han producido muy buenos resultados.

Indio está especializado en detectar cualquier tipo de narcótico. Su historia junto al agente Milton inició cuando este policía viajó hasta Facatativá, Cundinamarca, con la misión de entrenarlo, pues sería su próximo compañero. En la Escuela de Guías y Adiestramiento Canino ‘Agente Álvaro Rojas Ahumada’, le asignaron a este pastor holandés. Allí lo entrenó durante cuatro meses y luego se trasladaron a Cali.

Los entrenamientos de los caninos inician cuando tienen entre cuatro a seis meses de edad. La capacitación para que sepan detectar olores, incluso en circunstancias difíciles, se hace a través de un juego: el tipo de juguete al que más se apeguen será donde los guías esconderán la droga y el perro deberá hallarla. Cada que Indio lograba encontrar el alucinógeno, obtenía como premio una pelota.

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Los perros tienen diferentes formas de dar la señal de que encontraron la droga: se acuestan, raspan o muerden, pero por lo general siempre dan dos señales: pasivas o activas. Si es pasiva, el perro se queda quieto o mueve la cola. Si es activa, se sienta. “Cada vez se hace más complejo; nosotros les ponemos cualquier cantidad de café, comino, fruta y el canino empieza a separar los olores hasta que encuentre la sustancia”, afirma el agente Mahecha. En tres meses, el canino está asociado y adiestrado a cada sustancia, ya sea marihuana, cocaína, entre otras. En seis meses, ya está apto para asumir la responsabilidad de detectarlas.

Aunque los traficantes les pongan trampas, los perros con olfatos entrenados no se dejan engañar. Su olfato es mucho más potente que el de un ser humano. Mientras una persona puede tener 5 millones de células olfatorias, ellos poseen 220 millones. Los elementos más comunes que usan los traficantes para camuflar la droga suelen ser café, ungüento mentolado, shampoo, flores, máquinas selladas como: enfriadoras, compresores, motobombas, entre muchas otras.

Jornada laboral

El patrullero, de 31 años, guía de Indio, nació en Villavicencio, Meta. Siempre estuvo inclinado a ser servidor en la Fuerza Pública. Fue soldado profesional, prestó servicio en la Armada Nacional en la Infantería de Marina y luego decidió ser parte de la Policía Nacional. Esta Institución le brindó la oportunidad de trabajar con perros y lo aceptó de inmediato porque siempre le han gustado. En la Policía lleva prestando servicio siete años y como guía canino en detección de sustancias, cinco. De los seis años de vida de Indio, Mahecha lleva cinco años a su lado. Juntos, pasan ocho horas diarias en las que trabajan, entrenan, juegan y realizan otras actividades.

La jornada laboral de este binomio inicia en la mañana. El patrullero Milton recoge a su compañero fiel en la base de Antinarcóticos, a dos kilómetros del Aeropuerto. Se asegura que el estado de ánimo de Indio sea el más adecuado. Le proporciona su alimento y luego le realiza un muestreo, que consiste en esconder marihuana o cocaína para verificar que el canino llegue a ella. Une vez realizados estos pasos, se dirigen hacia el Aeropuerto.

Al llegar, selecciona los vuelos más congestionados y con más conexiones, tales como: Panamá, Ámsterdam, Madrid, Dubái, entre otros. Eligen más estos vuelos en particular porque las probabilidades de encontrar drogas pueden ser más altas que en rutas hacia Estados Unidos o países asiáticos, donde las leyes de esas naciones son mucho más rígidas para quienes lleven alucinógenos en su equipaje.

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A las 8:00 a.m. Indio está listo para olfatear maletas. El personal del aeropuerto separa el equipaje y cuando hay entre 60 a 80 maletas encarriladas, Indio se asegura de olfatear el 100% del equipaje facturado o el enviado por bodega.

En el día, entre los dos, pueden revisar más de 500 maletas. Por lo general, el canino es muy asertivo cuando sabe que alguien porta este tipo de sustancias, tanto así, que se ha confundido con ciudadanos que la consumen. “Hay personas que pudieron haber fumado hace horas, y aun así, él se les pega automáticamente. Pero cuando me acerco y me doy cuenta de que son consumidores o que su ropa está impregnada con el olor, entiendo que se dejó llevar por su olfato tan potente”, señala el agente Milton.

Las razas con las que trabaja la Policía son Pastor Alemán, Pastor Belga Malinois, Pastor Holandés, Labradores, Fino Colombiano y Golden Retriever.

Binomio de grandes resultados

Además de ser un perro que siempre está dispuesto a trabajar, una de las grandes cualidades que posee este canino es que es “incansable”, señala Mahecha, “pero es necesario que repose un poco”. Según el Manual de la Policía Nacional, los perros deben trabajar ocho horas y cada 20 minutos necesitan un descanso de 10 o 20 minutos. A las 5:00 de la tarde se dirigen a la Dirección de Antinarcóticos e Indio juega en las zonas verdes de la Unidad Canina.

En los cinco años que llevan juntos han logrado gran cantidad de incautaciones. En lo que va de este año, este héroe de cuatro patas y su guía han detectado 2 toneladas de marihuana y el año pasado tuvieron 80 operativos exitosos, encontrando 10 toneladas de esta hierba.

Hay casos en donde sí hay captura y otros que son actividades diferenciales en las cuales visitan empresas de envíos como Interrapidísimo, Servientrega, Envía, entre otros. Por lo regular visitan las bodegas de Yumbo o Cali. Juntos han conseguido la incautación de alrededor de 2 a 3 toneladas de marihuana cada dos o tres meses. Estas salen de Cali con destino a diferentes puntos del país: Medellín, Villavicencio, Arauca, Bogotá, Risaralda, Caldas, Nariño. Según el agente, históricamente son las zonas donde más se presenta el tráfico de sustancias. “Nosotros nos vamos a estas empresas de envíos terrestres y hemos detectado que envían a diario. Pareciera que el único día que descansan es el domingo, cuando no abren estas compañías”, manifiesta.

En diciembre del año pasado este Policía fue condecorado por el trabajo que realizó durante cuatro años con Chester, que a diferencia de Indio, que es serio e ignora a cualquier persona que no sea su guía, este pastor dorado es muy alegre y juguetón. Chester ya cumplió sus años de servicio y está en proceso de jubilación. Los perros de la Policía Nacional pueden ser adoptados por cualquier colombiano interesado.

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Como son un bien del Estado, deben ser llevados a Bogotá para realizarles estudio donde un comité evidencie el tiempo que estuvieron en la unidad, después se encarga de la resolución de baja y, finalmente, hacen parte de un catálogo donde las personas pueden adoptarlos.

Sin embargo, el afortunado que adoptará a Chester será su mismo entrenador, el agente Milton, quien durante los años que laboró con él construyó un vínculo especial.

Entre tanto, la relación de Indio y el patrullero Milton se caracteriza por la lealtad, compromiso, inteligencia e intuición, a la hora de cumplir una misión, sea de las más sencillas o de alto riesgo. Son muy unidos, su único momento de separación es cuando Mahecha sale a vacaciones y deja de verlo por unos 20 días. Por lo pronto, les quedan dos años más de duro trabajo antes de que Indio cumpla su jubilación perruna.

Más allá del olfato

El olfato no es lo único importante en un canino que preste servicio a la comunidad. Se buscan muy buenas condiciones físicas, por ejemplo, sin antecedentes de displasia de cadera, y además, rasgos específicos de personalidad: que sean cazadores, rastreadores o que tengan gran resistencia.

Si su propósito es que encuentren explosivos, deben ser más cautelosos; los de narcóticos suelen ser más tranquilos. En el caso de los que trabajan con el personal de búsqueda y rescate deben ser sociables y, al mismo tiempo, independientes.