La participación de los jóvenes en la política colombiana tiene antecedentes desde la mitad del siglo pasado. La movilización memorable de la Séptima Papeleta, en el plebiscito previo a la Asamblea Nacional Constituyente, fue una propuesta nacida de un movimiento estudiantil antes de las elecciones del 11 de marzo de 1990. Otras acciones de jóvenes son hitos para la política colombiana, como la Primera Línea de 2021 y las movilizaciones nacionales en contra del Gobierno actual.
Precisamente por esas situaciones se esperaba una masiva participación de los menores de 30 años en las recientes elecciones presidenciales, cuestión que no pasó, aunque sí hubo un aumento significativo con respecto a los comicios de 2018.
En efecto, en esa ocasión la votación de los jóvenes no superó el 13 %, mientras que ahora ascendió al 19 %, lo que implica un aumento del 46 % en la participación de ese sector poblacional. De ese 19 % de votos de los menores de 30 años, el 26 % correspondió a Gustavo Petro y el 15 % a Rodolfo Hernández.
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Sin embargo, el activismo político que los jóvenes hicieron durante esta campaña en las redes sociales y en las plazas públicas no logró concretarse en esa misma proporción en las urnas.
Es evidente que para los jóvenes la política tiene una connotación negativa y es una de las cuestiones menos trascendentes y prefieren expresarse a través de movimientos: la política alcanza solo un 38 % de importancia, según la Encuesta Nacional de Juventud del 2021. Esta situación no quiere decir que no les interese la política y lo político, sino que no están de acuerdo con los mecanismos tradicionales existentes y buscan otras maneras de expresión basadas en las narrativas de los movimientos sociales.
El caso de Cali
La capital del Valle del Cauca concentró la atención del país por rumores de inconformidad social si los resultados de la segunda vuelta no le eran favorables a un candidato específico. Sin embargo, la incertidumbre previa fue disipándose con el buen comportamiento social.
En la primera vuelta, de los 528.632 votos obtenidos por Petro, los jóvenes le aportaron el 23 %. A Hernández le pusieron el 17 % de sus 139.648 votos.
Para la segunda vuelta los menores de 30 años mantuvieron el 23 % de participación con respecto al candidato del Pacto Histórico y bajó al 12 % el aporte de ese grupo poblacional al exalcalde de Bucaramanga.
Los motivantes para este voto crucial se resumen en militancia espontánea a causas que requieren soluciones estructurales, consumo de contenidos políticos a través de redes sociales o traducción simultánea mediante sus ‘influenciadores de opinión’, sesgo de endogrupo e impulso de manada para actuar y un propósito e imaginario de país donde se ven incluidos y partícipes de transformación.
Al hacer una revisión de puestos de votación se encuentra una participación por encima del promedio. Por ejemplo, en el puesto Academia Dibujo Profesional, de la Comuna 2, el 87 y 88 % de los jóvenes le dieron el voto a Petro. La Comuna 21 le otorgó en promedio el 36 % y en la 14, el puesto Institución Educativa Nuevo Latir lo apoyó con el 69 % de los votos en segunda vuelta. Similares comportamientos se observan en las comunas 6, 11, 13 y 21, que coincide con los estratos bajos y el origen de la resistencia joven.
¿Qué esperar del voto joven para nuevas contiendas? Aún estamos lejos de motivar y movilizar a los menores de 30 años con un voto responsable. Es la oportunidad para alfabetizarlos, canalizar su energía en proyectos de ciudad con resultados tangibles y reconocer liderazgos y promover el fortalecimiento de voces, propuestas y activismos jóvenes que trasciendan las redes sociales y se inserten en las realidades del territorio.