Más de una década después de graduarse de oficial en la Escuela Militar de Cadetes José María Córdova, el ahora mayor retirado del Ejército Asdrúbal Moreno* aterrizó en el aeropuerto de París, en Francia, para empezar a vivir el ‘sueño árabe’.

Ese es el anhelo de miles de oficiales, suboficiales y soldados profesionales que esperan formar parte de empresas privadas que prestan servicios de seguridad y vigilancia en diversos países de Oriente Medio a cambio de salarios que superan siete u ocho veces su remuneración en Colombia.

Ya contratado como mercenario, el mayor Moreno esperaba en París el vuelo que lo llevaría al sultanato de Omán, luego a Bagdad y posteriormente dos horas por tierra a la provincia iraquí de Al-Hillah, donde haría parte de la seguridad de embajadas americanas, de vigilancia a convoys con mercancías y protección a sitios estratégicos para el Gobierno.

“Se trabaja exclusivamente por dinero. Es una muy buena alternativa si se tiene en cuenta que en el caso de un soldado profesional, por ejemplo, que luego de 20 o 25 años de servicio se pensiona con un millón de pesos. Estas empresas son una buena oportunidades para los exmilitares colombianos de organizar su vida y la de su familia porque reciben salarios de US$3000 dólares al mes”, cuenta el mayor (r).

Tras esas mejores condiciones de vida salieron los 26 exmilitares colombianos involucrados presuntamente en el magnicidio del presidente de Haití, Jovenel Moise, ocurrido en su residencia privada en la madrugada del pasado miércoles 7 de julio.

Al igual que los exintegrantes de Fuerzas especiales que se encuentran hoy en México, Dubai, Emiratos Árabes o Arabía Saudita, a estos exmilitares capturados o asesinados por las tropas haitianas les ofrecieron contrato por un año y viajar a Puerto Príncipe con todos los gastos pagos para cumplir misiones de seguridad y vigilancia.

Puede leer: Viuda del presidente de Haití pide a su país "no dejar que se pierda el rumbo"

El Gobierno haitiano había disuelto hace 25 años, durante el mandato de Jean-Bertrand Aristide, las Fuerzas Armadas, pero ante la ola de criminalidad y violencia el presidente Moise revivió en el 2017 un ejército que estaba conformado por apenas 400 hombres, ante la desconfianza por la reinante corrupción en la policía del país.

Ante esta situación, el asesinado Mandatario recurrió a empresas privadas de contratistas, entre ellas cuatro asentadas en Colombia, para la seguridad del palacio presidencial, de su residencia privada y de algunos objetivos estratégicos en el país más pobre de la región. Estos exmilitares llegaron para hacer un turno de relevo.

Nosotros sabíamos que había un contrato en Haití, cuenta el coronel (r) y experto en seguridad John Marulanda. “A mí me consultan mucho sobre el tema porque fui contratista 18 años de una multinacional petrolera muy poderosa y le di la vuelta al mundo como tres veces y en los últimos ocho años me especialicé en asuntos exclusivamente de América Latina”.

“Yo lidiaba con contratistas, con vigilantes, con las compañías de seguridad y conozco bien ese mercado que solo en países como Perú representan el 3 % del PIB y ese mismo 3 % del presupuesto deben invertir las grandes empresas en México para operar con cierta tranquilidad. Eso es mucho dinero”, contó Marulanda, quien también lidera la Asociación Colombiana de Oficiales en Retiro (Acore).

Mercenarios colombianos contratados por otras empresas combatieron también en Libia contra el régimen del entonces dictador Muamar el Gadafi.

Con el sello colombiano

Aunque no existen cifras oficiales sobre cuántos exmilitares colombianos trabajan en ejércitos conformados para pelear guerras ajenas en el mundo, de lo que sí hay certeza es que agencias como Academi (antigua Blackwater), DynCorp y AirScan International, han encontrado en los excombatientes un insumo primordial para conformar sus escuadrones.

Sin embargo, aclara Marulanda, “de confirmarse la participación de estos 26 exmilitares en el asesinato del Presidente de Haití, se trataría del primer caso real y documentado de mercenarismo colombiano.

“En Colombia tenemos militares de todos los grados debido al prestigio que tienen las Fuerzas Militares en entrenamiento y experiencia, en muchos países especialmente del Oriente Medio, pero esos no son catalogados como mercenarios sino como contratistas y eso es perfectamente legal, perfectamente legítimo y las Naciones Unidas hacen esa diferencia”, explicó.

El auge de los mercenarios y las empresas privadas de seguridad en el mundo tuvo un impulso fuerte a partir del 11 de septiembre del 2001 con el ataque terrorista contra EE. UU.

“La guerra contra el terrorismo y todo el discurso de Estados Unidos, hizo que a nivel internacional esas empresas tuvieran mucho capital que les empezó a ingresar y muchos exmiembros de las Fuerzas Especiales de EE. UU. empezaron a crear sus empresas”, dijo el director del Centro de Estudios y Paz, Néstor Rosania.

Fue entonces cuando aparecieron exmilitares británicos, estadounidenses e israelíes, principalmente, quienes conformaron el cluster de empresas que ofrecía seguridad a gobiernos y grandes multinacionales frente a ese nuevo orden en el que quedó claro que nadie estaba seguro en el mundo.

Puede leer: Haití pidió a EE.UU. y la ONU enviar tropas para proteger el país, ante temores de ataques

Quienes trabajan con empresas privadas de seguridad tienen 45 días de vacaciones entre noviembre y diciembre para visitar a su familia.

El único conflicto abierto durante más de cuatro décadas y en combates constantes de tierra era el colombiano y los militares habían adquirido gran experiencia en operaciones especiales tácticas y militares.

Pero hace algunos años los uniformados retirados de las Fuerzas Militares en Colombia dejaron de ser contratistas para convertirse en contratantes y han logrado consolidarse en países como Emiratos Árabes aprovechando ese prestigio.

Tanto así, que hoy en Abudabi hay casi un batallón privado al servicio del emir (Príncipe o jefe político y militar) conformado, dirigido y contratado por militares colombianos, quienes se han quedado con un negocio que anteriormente estaba en manos de exmilitares estadounidenses y más recientemente han empezado a llegar pilotos para misiones especiales.

Frente al reclutamiento de exmilitares colombianos, señala el general Luis Fernando Navarro, comandante de las Fuerzas Militares, es un tema que se viene dando de tiempo atrás, pero realmente no hay ninguna norma que lo prohiba o lo impida.

Lea además: Nueva versión pone en duda participación de exmilitares colombianos en magnicidio de Haití

“Sencillamente son incorporados, son reclutados y hay una cantidad importante de exmilitares colombianos, por ejemplo, en Dubai. A nosotros nos interesa mantener nuestro talento humano y sabemos las dificultades que pueden enfrentar cuando se van a realizar este tipo de actividades o quedan expuestos a situaciones como la que se acaba de presentar en Haití”, aseguró el general Navarro.

Pero más dinero para los exmilitares genera también más riesgo. Solo en la guerra que se libra en Yemen habrían muerto en los últimos cinco años al menos una veintena de colombianos reclutados por Global Enterprises para trabajar al servicio de los Emiratos Árabes y de Arabia Saudita.

El Gobierno Nacional anunció que investigará las cuatro empresas de seguridad privada que llevaron a Haití a los exmilitares colombianos involucrados en la muerte de Moise.

Sobre mercenarios

De Acuerdo con la Convención Internacional contra el reclutamiento, la utilización, la financiación y el entrenamiento de mercenarios de las Naciones Unidas, un mercenario es:

Toda persona reclutada localmente o en el extranjero para combatir en un conflicto armado.

El que tome parte en hostilidades animado esencialmente por el deseo de obtener un provecho personal y haga parte de un conflicto por dinero.

Que no sea nacional de una parte en conflicto, ni residente, ni que haya sido enviado en misión oficial como miembro de sus fuerzas armadas por un Estado que no sea parte en determinado conflicto.