Días pasados se celebró en Bogotá, en Elizabeth Art Galery, el Acqua Fest, festival itinerante que abarca varias ciudades del país con proyecciones a nivel mundial, y que bajo la batuta de la gestora y poeta Lili Bleu, es conformado por un colectivo de artistas y ambientalistas que se han propuesto, ante todo, salvar las aguas. Pues si hay algo qué defender en el mundo es este elemento indispensable para la vida del hombre y la subsistencia de la naturaleza. Al que, en su criminal torpeza, el hombre está envenenando y contaminando, como al aire y la tierra.
Lili Bleu no se queda quieta. Desde por la mañana, cuando toma su primer vaso de agua y agradece a la naturaleza el que todavía pueda hacerlo, todas sus actividades a través de las horas se centran en hacer que se tome conciencia del significado del elemento y de la necesidad de cuidarlo. Para ello organiza eventos, funda sedes en lugares estratégicos como San Andrés y Bogotá, se alía con defensores de los derechos de la naturaleza, se relaciona con tribus indígenas y persuade a unos cuantos sensibles ciudadanos a que aporten recursos e ideas para la causa.
Durante el festival, que duró tres días y abarcó las diferentes disciplinas artísticas, todas alrededor del agua, hubo la exposición infantil Gotas de Sol, un ritual a las aguas del río Pinzaima, con una mama de la Sierra Nevada como invitado, en el municipio de Vergara (Cund.), preciosos conciertos musicales como el de Alelí Mesa Giraldo, lecturas de poemas de José Luis Díaz-Granados y la griega Georgia Katsidou. Y un homenaje a la vida y obra del nadaísta Jotamario Arbeláez, ejem, amparado por una bella tarjeta elaborada por Hernán Darío Correa, que lo muestra como un nuevo Poseidón rodeado de doncellas acuáticas.
Como reciprocidad, el poeta leyó la siguiente Plegaria por el agua:
“Y el espíritu de Dios andaba sobre las aguas” / Con este versículo del Génesis vemos cuán antigua es el agua / y cuán necesaria para la creación y conservación de la vida / / dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno / fueron la combinación milagrosa / para que todos los seres vivientes / ocupáramos un espacio a la sombra de la naturaleza // La mayor parte de nuestros cuerpos es agua / y es merced a esa agua que bombea nuestro rojo corazón / con ella sudamos la frente / evacuamos el líquido de los brindis / nos lavamos de toda culpa / cocinamos lo que queremos / y regamos nuestro árbol genealógico // Dicen los científicos que la vida proviene del agua / que de ella se han desprendido todos los hombres refiriéndose seguramente al mar / pero sin ir tan lejos todos podemos verificarlo al recordar / que antes de nuestro nacimiento navegamos por el líquido amniótico / que es una de las acepciones de la palabra agua //
No hay nada más dulce que el agua dulce / ni nada más corriente que el agua corriente / ni nada más perfumado que el agua de colonia / ni nada más manso que el agua mansa / ni nada más vivo que el agua viva / ni nada más sorprendente que el agua milagrosa / ni nada más reverencial que el agua bendita / ni nada más potable que el agua pura / ni nada más regio que el agua regia / ni nada más patriótico que las aguas territoriales / ni nada más emocionante que hacérsele a uno agua la boca / ni nada más necesario como en este momento que agua para el orador // Todo esto es claro como el agua para el entendimiento del hombre / Sin embargo el hombre en su obstinada carrera autodestructiva / está acabando con las fuentes de agua / con los ojos de agua / y es así como hemos terminado como se dice con el agua al cuello //
Está haciendo aguas el destino del hombre sobre el planeta / Es un deber de todos trabajar para volver las aguas a su cauce / Pero para que todos volvamos a ser salvados de las aguas como Moisés / debemos salvar primero a las aguas de las inclemencias del hombre.