Carlos Holmes Trujillo, ministro de Relaciones Exteriores de Colombia, mide sus palabras con la misma precisión con la que un matemático sacaría sus cálculos. No polemiza y muchos dirían que tampoco se compromete. Pero Alejandro Ordóñez, embajador ante la Organización de Estados Americanos (OEA), logró sacarlo de ese esquema que no le permite dar pasos más allá de los correctamente establecidos.
La semana pasada el Canciller ordenó públicamente a Ordóñez que rectificara sus palabras frente a las condiciones de migrantes venezolanos en la región. Y es evidente que su tono de voz cambia cuando se le recuerda que la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez lo desautorizó hace cinco días por ese motivo, y entonces lanza una respuesta que lo lleva de la perfección diplomática a un vacío de libre interpretación: “No quiero hablar más de ese tema”.
De lo que sí quiere hablar es de lo que, a su juicio, ha logrado el cerco internacional tendido sobre el Gobierno de Nicolás Maduro.
El Canal Red+ publicó unos documentos que permitirían establecer que el jefe del comando estratégico operacional venezolano, Remigio Ceballos, apoya a la guerrilla del ELN. Ya usted había hecho unas denuncias en ese sentido...
Esos documentos son el fundamento de las denuncias que hice en el marco de la última reunión del Grupo de Lima. En ese marco también se trazó lo relacionado con la situación en Venezuela. Básicamente, lo que se decidió fue continuar trazando una serie de acciones políticas y diplomáticas con el propósito de avanzar en condiciones que permitan que, finalmente, el hermano pueblo venezolano pueda vivir en democracia.
Pero es una situación delicada, en Venezuela estarían financiando y entregando explosivos al ELN para cometer actos terroristas en Colombia. ¿Qué debemos esperar que pase con esa denuncia?
Hay una manifestación de países que integran la región. Los países que integran el Grupo de Lima expresaron, además de su inmensa preocupación, su rechazo y su gran solidaridad con Colombia, con el presidente Iván Duque personalmente, porque en dichos documentos se da cuenta de posibles atentados contra su vida e integridad y por supuesto que las autoridades colombianas están atentas a la evolución de los hechos. Lo que demuestran esos documentos es que hay una serie de acciones que buscan desestabilizar internamente en Colombia y eso requiere una atención permanente de las autoridades colombianas y una gran solidaridad de la comunidad internacional.
Sobre los hostigamientos ocurridos durante toda la semana en la frontera, ¿qué decisiones van a tomar?
Las autoridades colombianas están atentas, están pendientes. Hay una acción constante en lo que tiene que ver con las autoridades competentes y, como lo ha dicho el Presidente, no hay ninguna acción que corresponda a provocaciones de esa naturaleza.
Ya pasó una semana desde que Leopoldo López fue liberado. Ese día se pensó que llegaba la caída de Nicolás Maduro y su Gobierno, pero él pareciera que cada día se atornilla más al poder. ¿Qué sigue ahora?
Continuar actuando, haciéndolo a través de acciones políticas y diplomáticas, como lo hemos señalado. El presidente Duque ve lo que está sucediendo recientemente con Venezuela como un proceso que ha tenido pasos gigantescos en el curso de este año. Además, lo vemos de esa manera porque las dictaduras nunca caen de la noche a la mañana.
Siempre se van generando las condiciones que conducen al desenlace deseado. Y, a nuestro juicio, es lo que está sucediendo en Venezuela.
Cada día se da un paso al final, cada día se presenta una nueva condición y cada día hay una nueva circunstancia que conducirá más temprano que tarde a que caiga la dictadura y a que se creen las condiciones para que los venezolanos elijan de manera libre y democrática el Gobierno que deseen tener.
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¿El cerco diplomático sí está funcionando cuando, por ejemplo, vemos que Estados Unidos y Rusia, potencias con serios intereses en Venezuela, parece que han llegado a acuerdos?
Nosotros no tenemos ninguna duda de que el cerco diplomático y las acciones políticas y diplomáticas han producido grandes resultados. Cuando este año empezó, nadie imaginaba que pudiera haber un presidente interino en Venezuela. Ahí está Juan Guaidó ejerciendo legítimamente las competencias de presidente; nadie pensaba que podía haber una Asamblea Nacional con competencias reconocidas y esa es la realidad este momento; cuando el año empezó, nadie pensaba que pudiese haber un presidente interino reconocido por más de 60 países, hoy esa es la realidad internacional. Nadie imaginaba que pudiese tener lugar en Bogotá, como ocurrió recientemente, una reunión de embajadores de Guaidó; esa reunión ya se presentó y se definieron muchas estrategias que dan cuenta del gran avance, de las acciones políticas y diplomáticas que vamos a continuar avanzando.
Muchos ciudadanos colombianos apoyan la salida de Maduro, pero no quieren una intervención militar porque ello afectaría de manera directa a Colombia. ¿Cómo cree que será la salida de él poder?
Las circunstancias se están dando. Maduro no tiene futuro, lo que tiene es un pasado de dictadura, de represión y de tiranía y lo que ocurre en este momento es la evidencia de que hay internamente un proceso que finalmente va a conducir a que brillen la democracia y la libertad.
Sobre este mismo tema, usted le exigió al embajador en la OEA, Alejandro Ordóñez, que rectificara su apreciación sobre lo que ocurre con los migrantes venezolanos, pero la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez dijo el pasado miércoles que no era necesario. ¿Se siente desautorizado?
El tema es bastante sencillo: la política en materia migratoria del Gobierno Duque es suficientemente reconocida, se estima que esa migración se debe a la dictadura y a la tiranía de Maduro y, además, se decidió tratar esa migración con espíritu humanitario, solidario, con sentido de gratitud histórica, con una visión regional, con una visión global y atendiendo los mecanismos internacionales que permitan no solamente la coordinación de acciones, sino la definición de estructuras financieras que hagan posible que países afectados por la crisis migratoria puedan acceder a recursos que les permitan enfrentarla.
¿Entonces está de acuerdo en que ya no hay que rectificar?
Lo que estoy señalando es que el deber de los embajadores es explicar y defender la política del Gobierno que representan.
Pero la Vicepresidenta lo desautorizó en Estados Unidos y también al Presidente, que había pedido esa rectificación. ¿Estas situaciones no dan un mal mensaje al país y a la comunidad internacional sobre el funcionamiento del Gobierno?
El que lleva la política internacional es el Presidente de la República, no los embajadores. La política colombiana en materia migratoria ya la definió el presidente Duque y no quiero hablar más de eso.
¿A qué se debió su visita al Congreso de la República durante el debate de objeciones a la JEP?
Soy solidario con todas las acciones que tengan que ver con sacar adelante los temas que impulse el presidente Duque, con lo que tiene que ver con las objeciones que presentó al proyecto de Ley Estatutaria de la JEP. He contribuido a lo que a mí corresponde: son objeciones completamente válidas, tienen piso histórico y buscaban desde un principio estimular el Poder Legislativo para conseguir un nuevo consenso institucional alrededor de la justicia transicional. Y, naturalmente, asistí a algunas sesiones en el Congreso, lo hice con ese propósito, y es el deber de los ministros de un gobierno actuar solidariamente con las políticas de Estado.
Hay quienes dicen que pronto debe haber un remesón en el gabinete y que, ante el panorama, por su trayectoria, usted es el llamado a ocupar el Ministerio de Interior...
No voy a emitir ninguna opinión sobre ese particular. Tengo la responsabilidad de todo lo que tiene relación con la política exterior del Gobierno Duque y voy a estar en el cargo hasta cuando así lo desee el Presidente.
Pero si él desea llevarlo a ese ministerio, estaría cómodo...
Permítame no hacer declaraciones de ninguna índole sobre ese particular.
Otra de las preocupaciones del país en materia de relaciones exteriores es la lucha contra el narcotráfico. ¿Cómo va esa situación, luego de que el presidente de EE. UU. Donald Trump desvirtuara la labor del Gobierno colombiano?
La relación con los Estados Unidos es una relación muy cercana, muy sólida, no solo en el tema de la lucha contra las drogas, sino en otras materias como la económica y la comercial; en materia de cooperación, de ciencia tecnología, en asuntos que tienen que ver la buena aplicación del acuerdo comercial que tenemos con ese país, de manera que aquí lo fundamental es señalar que desde ese país, en asuntos centrales, como este de la preocupación común de la lucha mundial contra las drogas, hay una plena coincidencia con el presidente Trump.
La relación con las distintas agencias americanas que tiene que ver con estos asuntos es buena, es constante y fluida, como corresponde para que los dos países trabajen de la mano para hacerle frente a ese problema.