¿Dónde está? ¿Habrá comido? ¿Será que está vivo? ¿En qué condiciones estará? ¿Por qué desapareció? Son solo algunas de las preguntas que se hace Gloria Díaz, esposa de Hernando Ospina, desaparecido desde el 1 de marzo de 2017, luego de ser visto por última vez en la galería la Alameda, en Cali. Como él, en el Valle del Cauca ya se han registrado, según Medicina Legal, 10.109 personas desaparecidas este año.

“Ya son 5 años de incertidumbre, de dolor que no para y de un constante recuerdo que nos está matando porque no sabemos absolutamente nada de él. Mi esposo era una persona responsable, generosa y nunca había tenido problemas con nadie, era mi compañía porque mis dos hijos viven en otro país y desde ese 7 de marzo no hay día que no me levante pensando qué fue lo que pasó”, dijo Gloria, en medio de las lágrimas. Además, recordó que en su última conversación su esposo, de 56 años, le había pedido que le hiciera su comida favorita: frijoles.

De acuerdo con doña Gloria, todo ocurrió un día que transcurría con completa normalidad, Hernando se había ido para la galería, donde trabajaba haciendo viajes en una camioneta, y a eso de las 9:30 a.m. la llamó por última vez para saber cómo estaba y le mencionó que como no había mucho trabajo iba a volver a casa a las 12:00 del día. “Pero cuando se acercaba la hora de comer no llegó, desde ese momento me empecé a preocupar, lo llamé insistentemente y nunca contestó. Procedí a poner la denuncia y desde ese momento no sé nada de mi esposo”, contó angustiada doña Gloria, quien recuerda ese día como si hubiese sido ayer.

La Organización de las Naciones Unidas, ONU, afirmó que la desaparición forzada se ha convertido en un problema mundial que no afecta únicamente a una región concreta del mundo. En Colombia, según cifras entregadas por Medicina Legal, se observan alarmantes registros de desaparecidos durante el 2022 en regiones como Bogotá, con 30.104 casos; Antioquia, con 15.206 y Valle del Cauca, que ocupa el tercer lugar con 10.109.

Extorsión a las familias
“Actualmente son más de 120.000 desaparecidos a nivel nacional, pero todos los días hay nuevos casos, por lo que no hay cifras exactas. Tampoco figuran las ocasiones que las familias no reportaron por temor a ser engañados por bandas de delincuencia común o porque ya pasaron muchos años”, comentó Rossy Roa, directora de la fundación Huellas de Cristal.

Además, explicó que es muy común que las personas se abstengan de denunciar por los altos índices de extorsión que se presentan a las familias de los desaparecidos.

Situación que le ocurrió a doña Sandra Tabares, madre de Óscar Eduardo Tabares, un joven de 27 años que desapareció el 7 de agosto de 2018 en Lórica, Córdoba, y por el cual dos años después estaban pidiendo a sus familiares una suma de $3 millones a cambio de información sobre su paradero.

“Después de 2 años me llaman a pedirme dinero diciendo que ellos tenían a mi hijo pero yo nunca les puse cuidado, yo sabía que eran delincuentes comunes que se habían aprovechado de que yo coloque en mi Facebook el número de contacto”, contó Sandra Tabares, quién lleva buscando a su hijo 4 años.

Este tiempo para la familia ha sido de muchas dudas, pues afirman que no se explican cómo desapareció. “Es como si se lo hubiera tragado la tierra, no entiendo qué pasó. Yo hablé con él un día antes de que no volviéramos a tener información, ni las autoridades nos han podido dar avances del caso”, dijo la madre de Óscar Eduardo Tabares.

De acuerdo con lo relatado por la familia del joven, Óscar Eduardo vivía en Yumbo, zona industrial del Valle del Cauca, junto con su madre y su hermano menor. Un día conoció, por redes sociales, a una joven que vivía en Lórica, Córdoba, por lo que decidió ir a verla. En este lugar permaneció por una semana, el 7 de agosto llamó a su madre para comentarle que debía viajar a Bogotá y desde ese momento no volvieron a tener información sobre el joven, quien era pensionado del Ejército debido a una afectación de los nervios en su mano derecha.

“Él era una persona muy alegre, es el mayor de mis dos hijos y confiaba mucho en las personas, era muy inocente para la maldad que se vive hoy en día en el país. Nunca pensamos como familia encontrarnos en esta situación. No saber donde está es una de las cosas más difíciles con las que tenemos que vivir”, relató doña Sandra Tabares, quien recuerda que su hijo viajaría a Bogotá por un subsidio de vivienda que le iban a otorgar para cumplir el sueño de tener su casa propia.

Pese a que en Colombia se implementó en 2005 el Mecanismo de Búsqueda Urgente, que permite a las autoridades iniciar acciones de búsqueda para encontrar a una persona que presuntamente ha desaparecido sin la necesidad de esperar 48 o 72 horas para denunciarla, parece no ser suficiente, pues las familias afirman que es un proceso con muchas trabas que no da resultados positivos.

“Yo denuncié ante la Sijín el caso de mi hijo y ellos solo lograron ver los movimientos de la cuenta bancaria en la que no se observaba ninguna anomalía. Así que yo decidí interponer la denuncia ante la Fiscalía, institución en la que no me la querían recibir porque la indagación ya había sido abierta en otra entidad, lo que igual no fue de mucha ayuda pues hoy, cuatro años después, no sabemos nada al respecto y eso nos tiene el alma destrozada, es una situación horrible que vivimos muchas familias en Colombia”, contó la madre de Óscar Tabares, quien casa día se levanta con la esperanza de volver a ver a su hijo.

Tipos de desaparición
“Tenemos más de 70 años de conflicto a pesar del Acuerdo de Paz firmado en 2016. Además continúan vigentes los casos de desaparición por reclutamiento forzado y la trata. La mayoría de las desapariciones son de personas jóvenes. La Fiscalía no da abasto con las investigaciones y no hay resultados. Hay mucha desesperación”, manifestó Rossy Roa, directora de la fundación Huellas de Cristal.

De acuerdo con datos del Sistema de Información Red de Desaparecidos y Cadáveres, Sirdec, de Medicina Legal, las modalidades más frecuentes son la desaparición forzada, presunto secuestro, trata de personas, desastre natural y el reclutamiento armado. Aunque no todos los casos se logran tipificar, pues hay familias que aún no saben bajo qué circunstancias desaparecieron sus hijos, hermanos, primos, padres o esposos.

Este es el caso de Edison Bonilla, padre de Sonia Yulieth Bonilla, una joven de 23 años que salió de su casa, en Yumbo, el 11 de septiembre de 2018 y nunca regresó.

“Salimos a comprar un teléfono y unos objetos personales al Éxito de la Flora, en Cali, lugar donde estuvimos toda la tarde, cuando llegamos de nuevo a la casa ubicada en Yumbo, preparamos algo de cenar, mientras ella estaba en su habitación yo escuché que le entró una llamada la cual contestó y salió muy apurada en su moto. Lo único que me dijo fue que iba a salir un momento en la moto y que ya volvía. Pero no pensé que esa fuera la última conversación que tendría con ella”, relató en medio del llanto Edison Bonilla, padre de Yulieth, quien cursaba segundo semestre de Auxiliar de Enfermería.

La familia de Yulieth asegura que para ellos esta situación ha sido muy difícil y aún más porque la joven dejó a una hija de 5 años.

“¿Dónde está mi mamá? ¿Ya va a llegar? ¿Se demora? son algunas de las preguntas que todos los días hace mi nieta. Esto me parte el corazón porque no sé cómo responderle. Yo también tengo mil dudas y no me explico qué pasó esa noche en la que todo parecía normal y de un momento a otro ella salió y nunca más volví a ver esa sonrisa con la que permanecía”, recordó el padre de Yulieth.

Todas estas familias de desaparecidos tienen algo en común, claman a las autoridades, al Gobierno Nacional y a las entidades gubernamentales defensoras de derechos que se vele por encontrar a estas personas y que no sean casos aislados que quedan en el olvido.

“Yo soy un guarda de seguridad y como no tengo millones para ofrecerle a los investigadores para que busquen a mi hija, pues no lo hacen, realmente es triste esta situación y no se la deseo a nadie”, reclamó Edison Bonilla.

Conmemoración a los desaparecidos
El pasado martes 30 de agosto se conmemoró el Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas, fecha que ha sido declarada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para que las personas que se han visto afectadas, directa o indirectamente por este flagelo, puedan saber que no están solas, que no son olvidadas y se pueda crear una conciencia en la sociedad para que esta terrible práctica no pase desapercibida y los gobiernos tomen acciones.

“Quiero compartir mi profunda admiración por la labor que realizan día a día por recordar, levantar la voz y exigir que no se olvide a las personas dadas por desaparecidas y, sobre todo, que se haga realidad el derecho que tienen a ser buscados, porque esto es una obligación del Estado de apoyarlos y acompañarlos en ese proceso de búsqueda que han realizado incansablemente”, enfatizó Luz Marina Monzón, directora de la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas, Ubpd.
Por su parte, Adriel Ruiz, miembro de la Corporación Memoria y Paz, Cormepaz, afirmó que Colombia tiene una de las grandes afectaciones en el conflicto armado y esa es la desaparición forzada, situación que genera un impacto grande ya que rompe lazos sociales, familiares y comunitarios.

“La conmemoración es importante porque es una fecha especial, además de ser triste y dolorosa porque nos recuerda todo lo que nos ha pasado. Por ejemplo, yo perdí a mi esposo y gracias a Dios lo encontramos. Yo les digo a mis compañeras que no desfallezcan, que sigamos con la lucha diaria porque es muy importante que las organizaciones nos sigan apoyando y seguir hallando a los desaparecidos y personas secuestradas”, finalizó Nubia Granja, familiar de una víctima de desaparición forzada en Buenaventura.