Por Daniela del Mar Peña.
“En la sociedad hay una doble moral muy extraña alrededor de la vejez de la mujer. Si una se pone minifalda y quiere salir a bailar, le dicen ‘cuchibarbie’, pero a las que usan una falda más larga le dicen ‘amargada’”, explica Flavia Dos Santos, quien hace poco presentó su libro ‘Eva mordió la manzana: manifiesto de la mujer adulta’.
Un texto en el que la sexóloga habla de la revolución de la viejas, un movimiento en que las mujeres mayores buscan ser libres y desatarse de las cadenas de los estereotipos. La psicoanalista y presentadora le contó al diario El País todo sobre la ‘cárcel de la edad’.
Su nuevo libro busca liberar a las mujeres de las cadenas de la edad, ¿Cuándo empezó a escribirlo?
Creo que le tengo un poco de miedo a mi propia vejez; desde hace un tiempo empecé a afrontar que me está llegando la edad y así que inicie un proceso de análisis de cómo es mi relación con el envejecimiento y el de las mujeres de mi familia. Vaya sorpresa cuando descubrí que esta nueva experiencia se vuelve una fuente de sufrimiento y vergüenza para nosotras.
Me di cuenta de que las mujeres son muy desatendidas en nuestra sociedad, incluso dentro del feminismo, las feministas somos muy buenas para apoyarnos, pero llegamos hasta cierto punto, hasta cierta edad.
Y no es un secreto que las mujeres no hablan con sus parejas de las dificultades que llegan junto a la menopausia; les da pena decir su edad y mostrar su cuerpo con arrugas. Esto es un problema para nosotras, no la vejez, sino como la sociedad nos lleva a vivirla, así que dije: “Hay que hablarlo”.
En el libro usted habla sobre la estigmatización en la vejez, ¿por qué cree que esto sucede?
Es un resultado del machismo, del patriarcado. Vivimos en un mundo en el que la mujer es funcional siempre y cuando no hable y abra las piernas para procrear.
En esta lógica machista, cuando la mujer es vieja y al abrir las piernas no deja el resultado de los hijos, entonces tratan de aislarlas, invisibilizarlas y callarlas. En el libro habló de la libertad femenina.
¿Qué es la cárcel de la edad?, concepto del que habla en su libro.
Esto se refiere a cuando por ser mujeres viejas nos sentimos obligadas a corresponder a un rol, ya sea esa mala práctica de “envejecer con dignidad” o el temor a la llegada de los años, tratando —de manera inútil— de ganar la batalla contra el tiempo.
En cada uno de estos bandos, la mujer es atacada, porque uno tiene que ser una viejita, calladita, y encontrar su felicidad en cocinar para sus nietos; y esto lleva a la mujer a sentirse insatisfecha con ella misma, con su cuerpo, y lo peor es que la mujer se lo cree, empezando a avergonzarse de este e inicia una carrera contra el proceso natural de envejecimiento.
Esta es una invitación a que vivan su vejez de la manera en que ellas se sientan cómodas, ya sea con el pelo largo y la falda corta, o con el pelo corto y la falda larga, pero que sea la elección de ellas y no lo que la familia y la sociedad le quieren imponer.
¿Cuáles son algunas de las señales de que se está en esta cárcel de la edad?
Aquí entra un punto muy importante y es que a medida que pasan los años, en algunas ocasiones, las personas que están alrededor, en especial los hijos, empiezan a tener actitudes arbitrarias y quieren gobernar sobre la vida de sus madres, tratando de controlar lo que hacen.
Quieren situar a las mujeres viejas en una posición de “pobrecitas” e infantilizarlas, y eso se ve desde el lenguaje que usamos en casa, en los medios, diciéndole a los adultos mayores “viejitos”, “abuelitos”, “pobrecitos”, y no como lo que son, personas que pueden disfrutar la vida y a pesar de los cambios, pueden seguir tomando decisiones.
Uno de los estereotipos es que con el paso de la edad, las mujeres pierden el deseo sexual…
Claro, esto hace parte del cuento machista en el que nos quieren meter. El problema es que algunos médicos, quienes no están preparados para atender a mujeres adultas, terminan dando diagnósticos como: “es que ya se le acabó el fuego”. En el libro tengo relatos de mujeres, quienes fueron víctimas de ese maltrato, ya sea desde la perspectiva de la pareja, de la familia y de los médicos. Los especialistas de la salud deben comprender que una mujer en la menopausia está buscando calidad de vida; que quiere mucho sexo y ahora es la oportunidad para descubrirse a sí misma, respondiendo a las nuevas necesidades hormonales de los cuerpos.
Es fundamental que veamos a los viejos como personas capaces, no como “pobrecitos”, a veces a los jóvenes les quieren ocultar la vejez, y no debemos olvidar que los viejos besan en la boca, y hacen “cochinadas”, tienen orgasmos.