Con nuestro carro somos superinteligentes. No lo metemos en el hueco, lo llevamos al control cuando nos dicen, le ponemos el aditivo que es, la gasolina que te exigen. Pero cuando se trata de uno, llevamos el cuerpo al taller solo cuando se funde. A veces lo puedes reparar, a veces no”. Así explica el doctor Carlos Jaramillo, el comportamiento de muchas personas, que dan un trato preferencial a sus vehículos antes que a su salud.
En su paso por Cali, para la conferencia ‘Aprende más acerca de alimentación y metabolismo’, con motivo de los 28 años de Coosalud, habló con El País sobre cómo cada persona es protagonista de su proceso de sanación y aconsejó que no hay que esperar a sentir síntomas de enfermedad, para prestar atención a la salud.
¿Qué es para usted tener un estilo de vida saludable?
Cuando me adueño de mi salud, tanto de mi cuerpo, de mi mente y de todo lo que tiene que ver con mis hábitos, sin poder definir que haya una cosa mejor que otra. Hay quienes te pueden decir que lo más saludable es ser vegano o Keto, no creo que haya nada que lo defina mejor que tener un estilo de vida que honre a nuestra naturaleza, no es ser sedentario, significa que debemos dormir una cierta cantidad de horas, y comer lo que de verdad nos alimenta. Un estilo de vida saludable es algo que se debe ir construyendo poco a poco y un día a la vez. No se trata de hacer saltos cuánticos.
¿Cree que nos hemos muy dependientes de la medicina?
Un indígena va al bosque y sabe qué comer y qué no. Sus ancestros le han enseñado qué es medicinal y qué es veneno. Cuando nos desconectamos de eso, en gran parte influenciados por la religión, se dejó todo en manos de Dios o del médico. Visto de esta manera, nada depende de uno. Cuando hablas con alguien sobre su enfermedad, dice que debe ser genética. Cuando le dices que es causado por la alimentación, seguro te contesta: ‘Sí, eso le pasa a otras personas, pero a mí, no’. Siempre se está desconectado, y si enfermarme no tiene nada que ver conmigo, pues sanarme menos.
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Usted dice que la mejor medicina es enseñarle a la gente a no necesitarla...
Las grandes transformaciones que he visto son cuando mis pacientes aprenden que ellos son los dueños de su día a día. Cuando les enseño que soy simplemente quien les acompaña, mas no quien tiene la última palabra. Hace tres años no veo pacientes nuevos, porque con cada uno de ellos hago un seguimiento permanente. La salud no es algo que se prescribe, es algo que se vive en el día a día.
¿Cómo fue el estilo de vida en su casa?
Crecí comiendo toda la comida industrial del mercado. Mis papás son divorciados y me daban todo lo que pedía. Nunca con la intención de hacerme daño, pero elegían con la información que tenían. Hubo mucho azúcar, mucha gaseosa, mucho paquete y mucha culpa. Empecé a ejercitarme por interés propio, pero nunca hubo un estímulo para que lo hiciera. Desde antes de empezar mi carrera de medicina, tuve el interés de cambiar.
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¿La culpa tiene mucho que ver en la resistencia a cambiar el estilo de vida?
Estamos acostumbrados a pedir desde la angustia, nunca a agradecer. La mayoría de las adicciones dan una recompensa, con la comida es diferente porque da culpa. Esto viene de los mensajes que se nos dan desde niños, donde se premia con comida chatarra y se castiga con el brócoli. Siempre nos culpamos sobre las decisiones que tomamos y de las que no nos queremos hacer responsables. Un postre puede incluirse perfectamente en una buena alimentación, pero hay que saber la dosis y la frecuencia. Hay que ser consciente de que es lo mismo un postre para cualquier persona, que para un paciente con diabetes.
¿Por qué cuesta tanto asumir hábitos saludables?
Porque vivimos en el mundo del “sí, yo sé”. Le preguntas a alguien si sabe que debe comer bien, esa persona dice que sí, pero no lo hace. “No eso es para la gente que tiene plata o tiempo”. La excusa siempre está a la mano. Creemos saber lo que deberíamos hacer pero no sabemos por qué, ni lo hacemos. La gente sabe que debe ejercitarse, pero no sabe ni por qué, ni cada cuánto, ni cómo. No saber las cosas no te está protegiendo de nada.
La mayoría de sus pacientes llegaron con enfermedades crónicas ¿Por qué?
Salud no es la ausencia de enfermedad, ni de síntomas, es una seguidilla de cosas donde yo me siento bien con mi cuerpo. Con nuestro cuerpo comentemos todo tipo de abusos, tomamos gaseosas aunque nuestro organismo no está hecho para esos químicos o colorantes. Esperar a la enfermedad, es esperar a ver qué se corrige. Pero a veces el campanazo es el cáncer y no siempre hay solución.
El arte de vivir sano
El doctor Carlos Jaramillo es médico de la Universidad de La Sabana con énfasis en Gerencia en Salud, Senior Clinical Associate en cirugía y nutrición clínica y de Yale University School of medicine en Estados Unidos. Desde el inicio de su práctica profesional se ha apasionado por encontrar la cura de raíz de las enfermedades crónicas, por lo cual en su búsqueda halló la medicina funcional, un modelo de salud centrado en la persona y no en la enfermedad.
¿Por dónde empezar?
“El problema no es la comida, ni la droga ni el alcohol, es cómo me relaciono con eso. Puedes llegar con hambre adonde sea, y si lo que hay para ti no es una buena opción, no te lo comas. Aunque llegues con el carro sin gasolina a la bomba de tanqueo, no le pones el combustible que no es, porque sabes que se puede dañar. Intenta lo mismo con tu cuerpo. Si estás empezando a mejorar tu alimentación, lo mejor que puedes hacer es ir por comida fresca: frutas, verduras, carne. Si tienes dudas, ve a la plaza de mercado, donde nada es en paquetes y así vas avanzando”.
El doctor Jaramillo es muy activo en redes sociales donde constantemente ofrece información sobre alimentación, ejercicios y estilo de vida. Instagram: @drcarlosjaramillo
Ha escrito tres libros, El Milagro Metabólico, el más vendido en Colombia en 2019, 2020 y 2021, El Milagro Antiestrés, del que se han vendido más de 60.000 copias y ‘COMO’: El arte de comer bien para estar bien, una guía clara y completa para que el alimento se convierta en la medicina, porque la decisión de nutrirse sanamente no es tan complicada y costosa como comunmente se imagina.