La relación casi mística que Cali sostiene con la salsa no se puede explicar ni entender sin considerar el nombre de Los Hermanos Lebrón.
Son muchas las orquestas de música afroantillana que han marcado el corazón de Cali, pero muy pocas las que han alcanzado aquí la dimensión de mito.
En ese pequeño grupo aparecen, por citar solo algunas, la Sonora Matancera, que moldeó el alma bailadora de la Cali de ‘vieja guardia’.
Y Richie Ray & Bobby Cruz, a quienes se les atribuye haber oficiado el rito de consagración definitiva de esta ciudad a la Salsa.
Y, por supuesto, el gran Píper Pimienta y el maestro Jairo Varela, las dos figuras históricamente más representativas de lo que llamamos ‘Salsa caleña’.
Sin embargo, sin los Lebrón, la lista no solo estaría incompleta sino que además tendría un imperdonable error histórico.
Porque la música de los Hermanos Lebrón está estrechamente ligada a un fenómeno social ocurrido durante la segunda mitad del siglo XX, sin el cual tampoco es posible explicar la conexión irracional de esta ciudad con la Salsa: la fuerte migración de poblaciones de todo el Litoral Pacífico hacia Cali.
Antes que en Cali, todo lo que hoy conocemos con la etiqueta comercial de ‘Salsa’ sonó primero en el puerto de Buenaventura. Y eso mismo ocurrió con el sonido de los Lebrón, por allá a inicios de los años 70.
Mucho antes de convertirse en la banda de culto que es hoy para los salseros de Cali, los Lebrón ya eran parte de la cotidianidad de los habitantes del Puerto. Cuando Cali aún andaba embrujada por el sonido de Richie Ray, Buenaventura ya sabía lo que era ‘Salsa y control’.
Así que cuando las oleadas migratorias del Pacífico trajeron a Cali los alabaos, los arrullos, el bunde, el currulao, el viche y el arrechón, también trajeron el sonido Lebrón.
Aunque muchos pretendan negarlo, Cali es una ciudad que vive y vibra al ritmo de las pulsaciones del elemento afro.
Si, Cali es una ciudad orgullosamente negra. Y ningún otro sonido salsero —ni la eficacia monótona del Gran Combo, ni la exuberancia creativa de La Sonora Ponceña, ni el afinque perfecto de Willie Rosario—, logró conectar tan profunda e intensamente con el ‘alma negra’ de Cali como lo hicieron los Hermanos Lebrón.
¿Por qué? La verdad es que ni siquiera ellos mismos se lo explican.
Frankie Lebrón, quien falleció el pasado miércoles, solía decir: “Nuestro sonido no es asunto de color, es asunto de sabor”.
Todo un misterio si se tiene en cuenta que los Lebrón no nacieron como una banda salsera y los cinco hermanos soñaban, en sus inicios en Nueva York, con hacer soul y blues.
Pero, de alguna manera, encontraron la forma de trazar la línea invisible que va desde la melancolía de esos ritmos hasta la alegría del Caribe urbano.
Y Cali lo entendió a la perfección. El salsero caleño sabe que, cuando suenan Los Lebrón, no se trata de cosas complejas. Se trata del sonido de las cosas simples de la vida, puesto en un tumbao de piano sabroso o en una ‘moña’ intensa de trompetas.
Esa conexión fue la que llevó a Frankie a quedarse, hace 17 años, aquí. Era un caleño más, enamorado del viento de las 5:00 p.m. y de las empanadas. En esta ciudad hizo familia, amigos, negocios y mucha música.
Había nacido hace 64 años en el corazón de Brooklyn, pero solía decir, como lo recuerda su entrañable amigo Carlos Penagos: “No tengo nada que hacer en los Estados Unidos, yo encontré en Cali todo lo que me hace feliz”.
Y así fue hasta el último día. Por eso, Cali lo despide hoy “con pena y dolor”.
Último adiós
Este viernes en Jardines del Recuerdo Parque Cementerio, a partir de las 2:30 p.m., serán las exequias de Frank Lebrón, quien vivió en la ciudad durante casi dos décadas.
Su esposa, hijos, nietos, hermanos y demás familiares agradecieron a sus amigos y relacionados sus manifestaciones de afecto.
Frankie, el menor de los cinco hermanos Lebrón, se incorporó a la banda cuando tenía 13 años de edad.
Los músicos caleños expresaron su pesar por la noticia. “Los salseros estaremos siempre agradecidos con todo su gran legado musical, realizado con los Hermanos Lebrón, el cual nunca dejaremos de apreciar”, dijo el cantante Álvaro Granobles.