Las decisiones que están tomando los poderes legislativos y ejecutivos de Colombia, más allá de las disputas ideológicas, terminan por sacrificar procesos artísticos y culturales de impacto social, que vienen recibiendo un importante apoyo oficial.
Desde la no aprobación por parte del Congreso de la República de la Ley de Financiamiento propuesta por el Gobierno Nacional, el Presupuesto General de la Nación para el año 2025, que fue decretado por el presidente Gustavo Petro esta semana, quedó en 511 billones de pesos, una cifra muy por debajo, con 12 billones menos de lo que habían presupuestado, para darle continuidad plena a todos sus programas oficiales.
De modo que el presupuesto para la cultura será afectado. Según proyecciones del Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes, esta cartera podría tener una reducción que, en el peor panorama posible para el 2025, sería de hasta el 82 % respecto al presupuesto del año 2024.
Partiendo de esta limitación presupuestal, el Ministerio de las Culturas tendrá que redistribuir las asignaciones de recursos para todos sus proyectos y programas propios, así como para los apoyos financieros a otras iniciativas, entre ellas, el programa Sonidos de Esperanza, desarrollado en todo el país por la Fundación Batuta.
En medio de esta crisis, se conoció una carta para los equipos territoriales de la Fundación Batuta, en la que explican la delicada situación financiera, “un 70 % de nuestro presupuesto y nuestra acción corresponde a los recursos aportados por el Ministerio de las Culturas”, por lo que, afirman en el documento, “para el 2025 este programa no va más, pues todo el recurso de formación musical va al programa presidencial Sonidos para la Construcción de Paz”.
La noticia generó polémica en el sector cultural de la ciudad y el Valle del Cauca, puesto que la Fundación Batuta, es una entidad mixta, de financiación pública y privada, que en 33 años de historia ha logrado mantenerse y desarrollar programas de formación musical en comunidades vulnerables de 97 municipios de Colombia, donde establecieron 136 Centros Musicales, beneficiando a más de 20.000 niños y adolescentes de comunidades vulnerables, quienes esperan la continuidad del programa bandera Sonidos de Esperanza.
Lucía González, presidenta de la Fundación Batuta, explicó el motivo detrás de la carta que enviaron a sus colaboradores: “En el Ministerio de las Culturas hay una incertidumbre frente al presupuesto, porque tiene que hacer una redistribución o una asignación de inversión. Hasta hace dos semanas les habíamos hecho una propuesta que habían acogido, pero que para nosotros es dura, porque implicar terminar el programa Sonidos de esperanza y transitar al programa Sonidos para la Construcción de Paz, es un esfuerzo muy grande que tenemos que hacer y no sabemos si en ese tránsito vamos a poder seguir cubriendo ese número de niños y ese número de centros musicales”.
“Hoy tenemos una incertidumbre frente al año 2025, que me obliga a mí, como presidente de esta institución, a decirle a los empleados, y a los niños y niñas en los territorios, que todavía no tenemos ninguna certeza”, agregó.
Por su parte, Juan David Correa, ministro de las Culturas, sostiene que “no hay ningunos recortes, la reducción del presupuesto viene de la no aprobación de la Ley de Financiamiento en las comisiones terceras de Cámara y Senado, y al no haber recursos, obviamente el Ministerio de las Culturas, como 16 carteras más, se van a ver seriamente afectadas en su inversión, donde hay miles de programas, contratistas y fundaciones como Batuta que, por supuesto, se verán afectadas, porque el radio de la reducción es para todo el mundo”.
Asimismo, el ministro Correa enfatizó que “nunca un gobierno había hecho aportes tan altos a la cultura, como en los años 2023 y 2024, donde Batuta recibió grandes aportes. Así ha sido nuestro grado de compromiso con la cultura, cuando están los recursos, porque creemos en las fundaciones, en las cooperativas, en los gestores, y creemos que el dinero público es para la gente”.
También aclaró que ante las especulaciones sobre el futuro del presupuesto para la cultura, “aún falta un consejo de ministros y falta cerrar el año, hasta ahora hemos tenido dos avisos de planeación y el presidente nos ha pedido una reunión el próximo lunes, para mirar en detalle qué vamos a hacer con los presupuestos que nos asignen. Solo en ese momento podré decir exactamente a cuánto ascienden nuestros recursos para 2025″.
La presidenta de Batuta reconoce que “este Gobierno le había asignado a la cultura el presupuesto más grande históricamente, es decir, que considera a la cultura como un soporte fundamental de la vida y de la paz, pero en estas afugias, la cultura sufrirá, por eso debemos seguir dando la pelea, para que se incremente el recaudo y haya una otra oportunidad para esa Ley de Financiamiento”.
No obstante, en caso de no llegar a un punto de equilibrio en esta crisis financiera de la Administración central, señala que “son más de 20.000 niños los que pierden la oportunidad de formarse, 250 profesionales en territorio estarán en riesgo de continuidad, la mayoría de ellos llevan con nosotros hasta 15 años trabajando, porque somos 108 personas, a la fecha. Pero hemos pensado que tienen que podrían salir por lo menos unas 40 personas. Estamos en un momento de definiciones donde tendremos que hacer una reingeniería, pero esperamos que no se pierda esta experiencia que tenemos, el aporte que hacemos a esos niños, 660 de lo cuales están en situación de discapacidad, que no dejen de funcionar los Centros Musicales donde tenemos dos grandes orquestas, y un ensamble de niños, porque eso sería una pérdida social muy grande”.
Para Luz Nancy Rentería Cuero, quien fue estudiante del programa Sonidos de Esperanza y ahora es docente de música y coordinadora de la Fundación Batuta en Buenaventura, donde la institución cuenta con seis Centros Musicales, “como trabajadores de la Fundación Batuta, sabemos los problemas de presupuesto en el Minculturas, pero levantamos la voz para resaltar la importancia de que este programa siga vivo”.
“Espero que el ministerio, en la medida de las posibilidades y de las restricciones que se le imponen, pueda ayudarnos a recuperar un porcentaje importante de ese recurso y seguir nuestra misión”, concluye González.