El novelista japonés Kenzaburo Oé, Premio Nobel de Literatura en 1994 y símbolo progresista que desafió el conformismo de la sociedad nipona moderna, murió ayer a los 88 años, según informó la editorial Kodansha.
“Murió de avanzada edad en las primeras horas del 13 de marzo”, confirmaron en un comunicado, indicando que su familia ya realizó el funeral.
Conocido por su postura pacifista y antinuclear, Oé formó parte de una generación de escritores “profundamente herida” por la Segunda Guerra Mundial, “pero llena de esperanzas de un renacimiento”.
Nacido en 1935, Oé creció en un valle boscoso en la isla de Shikoku, oeste de Japón, un sitio remoto que evocó frecuentemente en sus escritos como un microcosmos de la humanidad.
Aunque quedó traumatizado por la capitulación de Japón tras los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki en 1945, rápidamente adhiere a los principios democráticos del ocupante estadounidense.
Adolescente, decidió ir a estudiar literatura francesa a la prestigiosa Universidad de Tokio, y empieza su carrera literaria.
En 1958, gana el reconocido premio Akutagawa para jóvenes autores con ‘La presa’, sobre un piloto afroestadounidense cautivo en una comunidad rural japonesa durante la Segunda Guerra Mundial.
Ese mismo año, publica su primera gran novela, ‘Arrancad las semillas, fusilad a los niños’, una fábula social sobre los niños de un centro correccional en Japón durante la guerra.
Sobre su hijo
‘Un amor especial’ (1998)
“Hace 25 años nació mi primogénito Hikari con una anomalía cerebral, lo cual fue un golpe para la familia, por decir lo mínimo. Y, sin embargo, como escritor, he de reconocer que el tema central de mi obra ha sido la manera en que mi familia se las ha arreglado para vivir con este hijo. De hecho, debo admitir que mis ideas sobre la sociedad y el mundo en general, se basan en la experiencia de vivir con él y en lo que he aprendido de este modo”.
“Las personas con discapacidad nos han mostrado la estrechez de nuestras miras. La sociedad que las excluye es por definición débil y frágil. Si abordamos la cuestión de cómo el conjunto de la sociedad aprenderá a aceptar la vida en común con sus miembros discapacitados, todos nosotros nos hacemos más libres”.
Escritor de la ‘no’ violencia
El autor decide quedarse en “la periferia” y promete no colaborar “con los que se encuentran en el centro o en el poder”, específicamente con la derecha japonesa y su idolatría por el pasado bélico del país.
El nacimiento en 1963 de un hijo con hidrocefalia, Hikari (“Luz” en japonés), quien después de una peligrosa operación sobrevivió, pero quedó con secuelas de por vida, como autismo, epilepsia y visión limitada, da un vuelco a la vida y obra de Kenzaburo Oé.
“Escribir y vivir con mi hijo se superponen y esas dos actividades sólo pueden profundizarse recíprocamente. Me dije que, sin duda, es ahí donde mi imaginación podría tomar forma”, explicó más tarde.
‘Una cuestión personal’ (1964) será la primera novela de una larga serie de libros inspirados en su vida privada, y su compleja paternidad. En esta obra narra la vida de un joven padre enfrentado al nacimiento de un bebé gravemente enfermo, donde se plantea incluso matarlo.
Pero en la vida real, a pesar de sus limitaciones, la familia Oé cuidó y estimuló de manera ejemplar la creatividad de Hikari, logrando que desarrollara su talento para la música y llegara a ser un destacado compositor, cuyas obras han sido interpretadas por grandes figuras de la música, como Martha Argerich y Mstislav Rostropóvich.
Por otro lado, sus libros más influyentes, y polémicos, son ‘Notas de Hiroshima’ (1965), un profundo compendio de testimonios de víctimas del 6 de agosto de 1945. Luego, en ‘Notas de Okinawa’ (1970), se centra en el destino trágico de este pequeño archipiélago periférico de Japón, que no será devuelto por Estados Unidos hasta 1972.
“El tema central de mi obra ha sido la manera en que mi familia se las ha arreglado para vivir con este hijo”.
Kenzaburo Oé, escritor
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Debido a este último libro, donde revela que en 1945 el ejército imperial obligó a toda una población para que perpetraran un suicidio masivo, Oé fue acusado de difamación e injuriado por los nacionalistas japoneses y quienes deseaban la militarización del país. Sin embargo, el escritor ganará el juicio tras un largo proceso.
En 1994, se alza con el Premio Nobel de Literatura por crear “con una gran fuerza poética”, “un mundo imaginario donde la vida y el mito se condensan para formar un retrato desconcertante de la frágil situación humana”, según palabras del comité.
Poco después su rechazo de la Orden de la Cultura, una distinción japonesa otorgada por el emperador, causa revuelo en el país.
“No reconoceré ninguna autoridad, ningún valor más alto que la democracia”, alegó el autor, fiel a sus ideales.
Kenzaburo Oé deja tres hijos, incluido Hikari, quien tiene 59 años y es tan reconocido como su padre.