Las campanas del Colegio María Auxiliadora doblaron en su honor, ante su comunidad, profesores, exalumnas, alumnas y alumnos, en la sentida despedida por el cierre definitivo de esta institución que, durante 90 años y 9 meses, fue un emblema de amor, educación y formación integral, bajo el carisma salesiano.
Ante la pequeña capilla de la Virgen, hombres y mujeres, niños y niñas, hermanas y sacerdotes, cantaron al unísono el mismo coro: “Hoy he vuelto madre a recordar, cuántas cosas dije ante tu altar. Y al rezarte puedo comprender que una madre no se cansa de esperar”. En 2021, ante la amenaza de cierre, más de 1200 exalumnas de todo el mundo se movilizaron y lograron conseguir una donación de más de 300 millones de pesos, para darle un nuevo impulso al colegio. Y por un tiempo, se logró, pero al final, no alcanzó.
Fueron en total 86 promociones en las que se quedó en su ADN la huella imborrable de la alegría de ser salesiano, el don del servicio y el sentido de pertenencia. Desde su fundación, el 12 de septiembre de 1933, con internado y semi internado, la institución educativa fue testigo y partícipe de incontables historias de vida, donde cada rincón de sus instalaciones se impregnó de momentos inolvidables, grandes sonrisas y fuertes pruebas que forjaron el carácter de generaciones enteras.
El 21 de julio de 1937 el municipio de Cali otorgó el lote de cerca de 9000 metros cuadrados, para destinarlo a la educación, ubicado en la calle 2a #24C-60. Los espacios más recordados de esta casa por parte de sus exalumnas son la bella capilla con la imagen de María Auxiliadora, el teatro, el patio con la imagen de San Bosco y su colina de árboles frutales. El 13 de mayo de 1951 se aprobó el bachillerato académico.
El adiós se fue dando después de un bello proceso de rescate por parte de exalumnas, tratando de evitar lo inevitable.
El 21 de junio empezó la despedida final con la Fiesta de la Gratitud, y el 22 del mismo mes, con las últimas clausuras, que contaron con la presencia de estudiantes (os) de primaria y bachillerato, conmovidos frente a la idea de tener que abandonar ese espacio para siempre. El 31 de julio se dio el cierre administrativo y el 1 de agosto se cerraron para siempre las puertas del colegio, cuya casa queda en manos de la comunidad de las Hijas de María Auxiliadora, que le dará un nuevo uso. Pero como dijeron en su sentido adiós alumnos, exalumnas y comunidad, “la casa no se va, se queda con nosotras”.