Por Laura Valeria López, especial para El País
La escritora Cho Nam-Joo fue una de las invitadas especiales de la Feria Internacional del Libro de Bogotá (FILBo 2024). Reconocida por sus libros ‘Kim Ji-Young, nacida en 1982′ y ‘Lo que sabe la señorita Kim’, que se han convertido en “bestsellers” internacionales, su obra retrata con gran sensibilidad los roles de la mujer en Corea del Sur y su compleja cultura emocional.
En entrevista para El País, Cho Nam-Joo habló de su más reciente libro, ‘Lo que sabe la señorita Kim’, una antología de cuentos que está entrelazada por la voz de una mujer que se ve envuelta en una sociedad en la que debe honrar —de forma casi patológica— a su familia, a su pareja y su trabajo. Uno de los principales temas que aborda la autora coreana es la maternidad y las relaciones entre los miembros más cercanos de la familia, exponiendo desde su perspectiva las particularidades de la sociedad del país asiático.
Todas las mujeres que aparecen en este libro se llaman igual, Kim, menos una de ellas. ¿Cuál es la relación de los nombres y el augurio que hay detrás de estos?
En Corea del Sur, la gran mayoría de mujeres se llaman Kim, es normal que ese sea el nombre que nos pongan nuestros padres. Y cuando una familia solo ha tenido hijas mujeres y quiere ahora un hijo hombre, o no quiere tener más hijas, se les pone un nombre que significa última mujer, se cree que con esto no habrá más mujeres que lleguen a la familia.
Uno de los cuentos plasma la exigencia que recae sobre las mujeres en el ámbito académico y laboral, ¿es igual para hombres y mujeres?
La exigencia académica en Corea del Sur es muy alta, tanto para hombres como para mujeres, pero esta exigencia se ejerce de manera diferente para cada uno. En el cuento que menciona, es el novio quien le exige esto, más que sus propios padres, y con esto quería hablar sobre estas relaciones tóxicas en las que, nosotras, como mujeres, permitimos que nuestra pareja empiece a pedirnos más y más para ser una novia ejemplar.
Hablemos de la literatura como un vehículo para narrar la realidad o algunos hechos puntuales…
Para mí es muy importante la literatura y la escritura, en ella he encontrado un espacio en el que me he permitido observar, mirar con atención y detenimiento el lugar que habito, los modelos culturales y sociales de donde vivo. En mis libros hablo de la mujer, de las relaciones y de la maternidad. De los temas que llevo investigando hace varios años.
Hablemos de este último tema, la maternidad…
Escribo de esto porque soy madre y a través de la literatura he podido empezar a observar, con otros ojos, el tipo de relación que tenía con mi madre y la que tengo con mi hija. Los coreanos no somos muy afectivos y estoy empezando a cambiar eso, en poder tener una relación mucho más cercana con mi hija, en decirle que la amo.
Ahora mencionó que hay unos temas que lleva investigando hace tiempo, ¿Cuáles son estos temas que la apasionan?
Desde hace varios años me pregunté por la condición humana, pero sobre todo por el papel que tiene la mujer en esta sociedad. Me he dedicado a leer mucho sobre psicología, sobre conductas de las mujeres coreanas y también de cómo el machismo se ha ido transformando a lo largo de la historia en mi país. Todos los libros que he escrito están basados en las investigaciones que he hecho.
El cuerpo como medio para narrar lo que nos está sucediendo por dentro…
Creo que el cuerpo va hablando cuando nosotros mismos no somos capaces de decir lo que nos está pasando o, en el peor de los escenarios, cuando lo decimos en voz alta, pero nadie nos escucha. El cuerpo no miente, es cambiante siempre y te va mostrando que es lo que va sucediendo con cada quien.
En sus palabras, ¿cómo definiría el concepto del silencio en su cotidianidad y en su literatura?
Me gusta mucho el silencio. Recurro mucho a él para poder escribir, para tomarme el tiempo de escoger la palabra que quiero utilizar. El silencio es una compañía en medio de la soledad que hay en el acto de escribir. Y en mi literatura lo veo cuando un personaje prefiere no decir nada, tomarse una pausa. De igual manera cuando hay una página en blanco o un punto final.