Cali Capital Mundial de la Salsa, es una calificación que desde muy niños hemos escuchado, pero, de igual manera, desde siempre nos hemos preguntado, quién la bautizó así, quién catalogó a esta urbe alegre y cívica, como la meca internacional de la salsa.

Aunque la salsa no nació aquí, cuando llegó por allá en 1968, en la famosa noche decembrina de Feria de Cali en la Caseta Panamericana, dos jovencitos que venían de Nueva York, uno pianista y el otro cantante, Richie Ray y Bobby Cruz, le mostraron a caleños y visitantes que acudían al certamen ferial, lo que en la gran manzana empezaba a llamarse Salsa, que era una conjunción de la música callejera neoyorkina con la influencia latina de músicos cubanos, boricuas, dominicanos, peruanos, venezolanos, panameños y colombianos.

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Cuando llegó la salsa a Cali, en diciembre de 1968, meses antes había llegado a Barranquilla en la interpretación del piano de Ricky Ray, como le llamaban popularmente en la arenosa, a Richie Ray. Es cierto, llegó primero allá, pero no contaban con esto; lo que no fue posible en la arenosa, sucedió en Cali. Nosotros nos apropiamos de la salsa y ella se apropió de los caleños, en un amor puro, sincero e indisoluble. Cayó la semilla salsera en el terreno fértil de la tierra de la caña de azúcar y se convirtió no solo en el nuevo estilo de bailar, sino también en un nuevo estilo de vida y en una nueva idiosincrasia como resultado de la transformación social que trajo consigo la adopción definitiva de la salsa como hija legitima de esta tierra vallecaucana.

Santiago de Cali desde siempre ha sido una urbe alegre y festiva. Incluso antes de la segunda mitad del siglo pasado, mientras en el centro del país se bailaban bambucos y pasillos, en Cali se bailaban los ritmos que nos proponían orquestas cubanas como la Sonora Matancera, la Orquesta Sensación y Melodías del 40, entre otras, o las colombianas de Lucho Bermúdez y la de los tulueños Edmundo y Ricaurte Arias.

La llegada de la salsa a Cali cambió la perspectiva social de sus habitantes, y años después más cercanos al nuevo milenio, la gente que trabajaba desde siempre en la noche rumbera, descubrió posibilidades económicas y la visualizó como una industria cultural, industria que a la postre ha logrado un gran desarrollo, convirtiendo a Cali en la única ciudad en el mundo donde se baila, se vive, se escucha, se investiga, se colecciona y se respira salsa. Es que aquí, en Santiago de Cali, todas sus gentes bailan salsa, y muchos van más allá e investigan sobre los orígenes y la historia y su desarrollo, lo que ha logrado una imagen evolucionada de la ciudad, pero sobre todo se ha convertido en una marca internacional de prestigio que la cataloga como la meca de la salsa en el mundo. Pero es que esto no es gratuito. En Cali se consolidó un estilo propio de bailar, de hecho, actualmente hay cerca de 120 escuelas de baile salsero y existen cerca de 150 salsotecas adonde concurren los caleños y visitantes, noche a noche, a gozársela en una pista.

Hay un importante número de investigadores, periodistas culturales y escritores que han dado continuidad a la relatoría del acontecer diario e histórico de la salsa. En la actualidad, hay un poco más de 200 bandas salseras haciendo covers, pero también proponiendo sus propias composiciones. La salsa como elemento dinamizador de la economía caleña, ha encontrado diferentes posibilidades de ingresos que parten desde los confeccionistas y zapateros que forman el atuendo completo para los bailarines, hasta los sonidistas y luminotécnicos, los artesanos, los vendedores de música, productores, músicos, escritores, autores, compositores, managers, transportistas, community managers y otros, sin menoscabo de los eventos que reactivan año tras año la economía caleña como el Festival Mundial de Salsa y la Feria de Cali.

Alrededor de la salsa se ha creado toda una infraestructura de turismo receptivo, atrayendo personas de Colombia y el mundo que vienen a Cali solo a conocer sobre el movimiento salsero.

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La salsa como patrimonio fonográfico ha despertado el interés y la pasión por la conservación de las diferentes piezas discográficas, convirtiendo a la ciudad también en la reconocida capital mundial del archivo fonográfico, porque aquí se creó el primer Encuentro de Coleccionistas, el que sigue siendo el más importante del orbe y sobre el cual, a su imagen, se han creado encuentros del mismo tipo en diversas ciudades del mundo. Lo anterior y muchos aspectos más, hacen y seguirán haciendo de Cali, la capital mundial de la salsa.

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Todo está muy bien, pero siempre nos hemos preguntado quién declaró oficialmente a Cali como Capital Mundial de la salsa. ¿Quién se tomó el interés y reconoció este mutuo amor entre la salsa y Cali? Nos pusimos en la tarea de investigar y descubrimos que, por allá en 2005, en la alcaldía de Apolinar Salcedo, en un período de sus vacaciones, nombró como alcalde encargado a Miguel Yusti, probo profesional, pero también reconocido hombre de la rumba en Nueva York y Cali. En alguna charla con Manolo Vergara, ideólogo del Habanero Club de Cali, cayeron en la misma inquietud, ¿quién declaró a Cali como capital mundial de la salsa? ¿Existe un documento oficial que así lo acredite? Surge entonces la idea de contactar al dominicano Johnny Pacheco, quien con suficientes méritos podría decir oficialmente si este título era o no baluarte de la ciudad capital del Valle del Cauca. Yusti habló entonces con el Zorro Plateado, como apodaban a Johnny Pacheco, creador junto a Jerry Masucci, de Fania All Stars y de Fania Records, para indagar sobre el título salsero de nuestra bella villa.

Cuenta Miguel Yusti que sin pensarlo dos veces Pacheco asintió, argumentando que cuál ciudad mejor que Cali podría llevar este honroso título. De aquí parte toda la historia. En agosto de 2005, Miguel Yusti le situó tiquetes a Pacheco, lo citó en la sede de la Alcaldía de Cali, le entregó las llaves de la ciudad y le presentó para su firma, el diploma que refrenda a Santiago de Cali como Capital Mundial de la Salsa. Teniendo como testigos de excepción a Santiago ‘Santi’ Cerón y a Manolo Vergara, Johnny Pacheco firmó, promulgando el título de Cali Capital Mundial de la Salsa. Para resguardar este valioso documento, impreso en pergamino y firmado por Johnny Pacheco, se decidió entregarlo en custodia a Manolo Vergara, quien lo fotocopió ampliado, lo enmarcó y lo puso en una de las paredes del icónico sitio de la rumba en Cali, El Habanero Club.

Después de 18 años, en un acto de generosidad y bondad, José Manuel Vergara Machado y Miguel Yusti, decidieron trasladar la custodia del pergamino original, en el que reposa la famosa declaratoria, a la Colección Planeta Salsa Casa-Museo, sitio en el que se preservará como documento histórico, y donde pasará a generaciones venideras y será documento de testimonio sempiterno, inalienable e insustituible de Cali, Capital Mundial de la Salsa.

El recibimiento de la declaratoria en la Colección Planeta Salsa Casa-Museo, que asumió como nuevo custodio del pergamino firmado por Johnny Pacheco, se realizó el pasado 7 de febrero, a las 4:00 p.m., teniendo como testigos a importantes personalidades de la salsa en Cali, entre los que podemos mencionar al periodista Álvaro Miguel Mina; al subsecretario de Patrimonio de Cali, Leonardo Medina; al cineasta Miguel Ernesto Yusti; al ex alcalde encargado de Cali, Miguel Yusti Márquez; a Carlos Molina, director del Museo de la Salsa del Barrio Obrero; al documentalista Wirley Cabrera; a Hermes Manyoma, director de la Orquesta La Ley; al cantautor salsero Willy García; Sandra Rivera, directora de los Premios Cristo Rey; al periodista Junior Arcos; al cantante Juan K Martin; la directora de Tropivalle Orquesta, Luz Stella Orrego; Manolo Vergara, director de El Habanero Club; al periodista Gerardo Quintero; al escritor Medardo Arias Satizábal; Irma Restrepo Guarín, Manager de Willy García; y al cantautor salsero Andresito Carabalí, entre otros.