Por Pablo Concha, especial para El País
Daína Chaviano (La Habana, 1957), ha venido explorando los géneros de la ciencia ficción, la fantasía y el terror desde su época de estudiante de literatura inglesa en la Universidad de La Habana. Sus obras han recibido numerosos galardones, entre los que destacan el Premio Azorín por El hombre, la hembra y el hambre (1998), la Medalla de Oro en los Florida Book Awards por La isla de los amores infinitos (2007) y de nuevo por Los hijos de la Diosa Huracán en 2019. Es autora, además, de Los mundos que amo (1980), Fábulas de una abuela extraterrestre (1988), El abrevadero de los dinosaurios (1990) y País de dragones (2001), entre otros.
Su colección de cuentos Extraños testimonios: Prosas ardientes y otros relatos góticos (publicada originalmente por la editorial española Huso), se presenta en una nueva edición, en esta ocasión con Minotauro. En la obra encontramos historias que van desde un espejo que muestra algo más que un simple reflejo, a la energía que reside en una casa abandonada donde hay un ídolo de piedra que ha sido testigo de abominables actos, hasta la disociación de la realidad que puede causar una ruptura amorosa, y mucho más. El escritor Antonio Orlando Rodríguez dice en el prólogo que estos cuentos fueron escritos hace muchos años y que estuvieron añejándose (como los buenos rones) hasta ser publicados por la editorial Huso en 2017.
“Terminé ese libro en 1990, cuando aún vivía en La Habana. La editorial Letras Cubanas lo incluyó de inmediato en su plan de publicaciones; pero cuando decidí irme del país para vivir en Estados Unidos, ese y otros dos libros míos –que ya habían sido aceptados por otras editoriales de la isla–, fueron vetados por los censores”, dice la autora.
A diferencia de algunos de los máximos exponentes de esta narrativa, Chaviano siempre estuvo interesada en temas sobrenaturales debido en su mayor parte a experiencias personales. “Con el paso de los años, tras algunas experiencias paranormales, creció mi interés por estos temas. De hecho, varios de mis cuentos y novelas posteriores contienen anécdotas autobiográficas que a muchos lectores les han parecido ficción. Esas experiencias terminaron por alterar mis puntos de vista, de modo que la diferencia que otros establecen entre lo real y lo fantástico no existe de igual manera para mí”.
La mitología desempeña un papel importante en buena parte de las historias de Extraños testimonios. “Los mitos ofrecen lecturas y herramientas de análisis que apelan a mecanismos psíquicos ocultos. Interpretar un hecho común o un fenómeno extraordinario usando las claves universales de un mito nos obliga a salir del entorno habitual. Sabemos que el pensamiento lógico y excluyente de la ciencia prefiere ignorar otras formas de entender la realidad. En cambio, los mitos permiten reencontrarnos con el pensamiento mágico, nos acercan a esa visión chamánica que interpreta los hechos desde otra perspectiva y amplían o modifican nuestra percepción. En mi caso, uso los mitos para derribar la lógica de los acontecimientos. Me gusta explorar el subconsciente y dejarme arrastrar por la intuición. La simbología contenida en los arquetipos de un mito me ayuda a liberarme de las trabas del raciocinio y me permite adoptar una mentalidad arcaica que responde a los cánones mentales anteriores de lo que conocemos por civilización. Trabajar con los mitos me libera”, afirma Chaviano.
Aunque a muchos les pueda parecer incongruente, el horror y el erotismo siempre han ido de la mano, la línea que los separa es muy delgada y se puede cruzar fácilmente a uno u otro lado. Extraños testimonios se encuentra dividido en dos secciones y la autora explica el porqué de esta decisión: “Mientras intentaba ordenar los cuentos me di cuenta de que en algunos el horror estaba intrínsecamente vinculado al erotismo. Esa conexión es lo que marca la diferencia entre ‘Prosas ardientes’ –donde el horror se apoya en el erotismo– y ‘Sacrilegios nocturnos’, donde lo extraño, lo insólito, e incluso el humor son las claves para llegar a lo fantástico, pero sin usar elementos eróticos”.
En ‘Gárgola mía’, el cuento más extenso del libro y el favorito de este servidor, se menciona un culto antiguo a una deidad pagana. Se puede pensar en una influencia de H. P. Lovecraft y de Arthur Machen al leerlo.
“Todo escritor arrastra influencias que a veces son más evidentes que otras. En este relato no quise ocultarlas, sino todo lo contrario. Me divertía colocar al lector en un escenario tradicional que, sin embargo, rompiera con elementos góticos reconocibles. Así es que trasladé aspectos tradicionales del género al Caribe, específicamente a una de esas fincas o mansiones campestres que abundaban en la Cuba de hace un siglo. Luego introduje una estructura que lo convertiría en una especie de Matrioshka literaria, donde hay una historia que contiene un intercambio de cartas que, a su vez, incluye cartas de otra época. Aunque la narración ocurre de un modo aparentemente lineal, ese rompecabezas con la estructura me ayudó a mantener la premisa del libro, donde los juegos formales sirven de sostén a la trama”, dice la escritora.
La mayoría de lectores considera las historias enmarcadas en los géneros del terror/horror/gótico como triunfos de la imaginación, pero según Antonio Orlando Rodríguez, muchos de los incidentes narrados en el cuento ‘Ciudad de oscuro rostro’ ocurrieron realmente en un apartamento de La Habana. “Varios relatos del libro están inspirados en hechos reales, pero quizás este sea el más autobiográfico. Creo que sería inútil decir qué es o no real en ese cuento. Casi todos los acontecimientos ocurrieron como los he narrado, en el hogar de los dos escritores a los que está dedicado. Por eso la trama no contiene un nudo ni un desenlace precisos”, dice Chaviano.
El miedo es una emoción primaria que todos conocemos y hemos experimentado en alguna medida. ¿Cuál es su definición para una autora reconocida por manejarlo tan bien? “El miedo es un sentimiento tan personal que no me atrevo a dar una definición sobre su significado. Nace del instinto de supervivencia del individuo y de la especie. Puede convertirse en un mecanismo de aprendizaje, de creación, de control o de transformación, según las circunstancias y el individuo. Hay personas que se desploman o se hunden frente a él; otras se hacen más fuertes y logran hazañas que nunca imaginaron. Quizás lo más importante no sea comprenderlo, sino superarlo, lidiar con sus consecuencias y seguir adelante, cada cual a su manera”, afirma.
Los amantes de este tipo de narrativa quedan invitados a sumergirse en estos Extraños testimonios que logran lo que debe conseguir un buen cuento, lo cual es, según su autora: “Seducción absoluta. El cuento es un trozo de narración muy breve. Por tanto, para dejar una impresión indeleble, es imperante que contenga algún componente que lo convierta en una experiencia imposible de abandonar, que muestre una situación o un escenario tan fascinante que no tengamos más remedio que seguir leyendo para ver en qué acaba todo. Más bien necesita estremecer, conmover, arrastrar, dejar una impronta en el espíritu del lector, hacerlo detenerse para mirar a su alrededor y descubrir que el mundo que ya daba por conocido es diferente. Un buen cuento debe dejarnos con una visión diferente, con otro punto de vista o con un sentido de la maravilla inédito”.