Por Sergio Villamizar D., especial para El País
En el mundo del hampa, es casi un requisito llevar un alias, una especie de nombre de guerra, y que habitualmente son terceros quienes lo asignan, en la mayoría de los casos, en tono de burla.
Es el caso de ‘Púa’, como se le conocía a un agente secreto ya retirado, quien participó de manera activa de la guerra sucia del Estado contra las organizaciones terroristas, y quien se infiltró en ellas buscando acabarlas, aunque esto significara traspasar los límites legales, morales y humanos.
El agente ‘Púa’ es un personaje de ficción, pero está basado en testimonios reales de diferentes personas pertenecientes a agencias del gobierno, policía secreta, fuerzas armadas, así como agrupaciones criminales y terroristas, quienes hablaron con el escritor español Lorenzo Silva sobre cómo los límites entre la justicia y el crimen parecen borrarse al interior de estas organizaciones.
‘La flaqueza del Bolchevique’, ‘Carta blanca’ y ‘Nadie por delante’, son solo algunas de las novelas del género negro o de crímenes, con las que Lorenzo Silva ha cautivado a sus lectores en Latinoamérica, y ahora, lo continúa haciendo con su nuevo libro ‘Púa’, una historia de cómo la búsqueda de justicia se puede transformar barbarie, algo que puede suceder en cualquier parte del mundo.
El escritor español visitó Colombia para presentar ‘Púa’.
¿Cómo han recibido esta nueva novela sus lectores?
Estoy un poco impresionado. Siempre piensas que tenemos un territorio natural y muy poderoso que es la lengua, que es muy fácil entrar en el mundo literario de cualquier autor en español, pero siempre tienes cierto temor por las diferencias culturales, los matices de las sociedades y cómo afrontan sus distintas realidades.
Esta novela toca un tema espinoso como es el terrorismo y la guerra sucia contra él, la concebí de la manera más universal posible, sin ubicarla en un espacio o un tiempo específico, algo que hubiera podido haber hecho en lugares no muy lejos de mi casa, porque incluso dentro de estados de derecho y democracias que son referentes en el mundo, encuentras unos episodios de este tipo.
Me ha sorprendido la respuesta aquí en Colombia, donde han tenido una especial comprensión de la historia, porque el tema de los límites no es un tema autóctono, aquello de en qué medida un servidor público puede cruzar las líneas en defensa del bien común, es un tema universal.
De guerras sucias está llena la historia de la humanidad...
Siempre han existido. La mayoría de gobernantes, en medio de los dilemas, se han planteado que si la lucha entre los cánones legales no funciona, qué tal si nos lo saltamos. La mayoría de ellos se la han hecho y muchos le han dado respuesta de manera afirmativa, lo que ha desencadenado otras formas de violencia.
Hay una reflexión de Yuval Noah Harari, autor de ‘Sapiens’, quien tiene un libro sobre las operaciones de guerra sucia en la edad media, cuando supuestamente se imponía el ideal caballeresco. Allí, el autor relata episodios de cómo se saltan todos esos ideales con traidores, infiltrados, sobornos y asesinos.
A veces, a corto plazo, parece una buena idea, consiguiendo erosionar de alguna forma al enemigo, pero a largo plazo siempre sale mal. Harari dice que las sociedades que recurren con más frecuencia a la guerra sucia, a los atajos ilícitos, son sociedades que se desarrollan menos.
Si uno revisa los episodios de guerra sucia contemporáneos como los que vivió mi país y la lucha contra ETA a través de una estructura parapolicial, vemos que no acabó nada bien, hubo asesinatos de terroristas, donde también cayeron inocentes. Eso no debilitó a ETA, lo fortaleció. Igual pasó en Francia contra los rebeldes argelinos, y no evitó la independencia de Argelia, sesenta años después, la relación de los dos países no es la mejor.
¿Cómo surgió el nombre de la novela y del personaje?
El título suele torturar al autor, aunque a veces llega al inicio, rápido y claro, como este caso. Pero no fue fácil, porque yo buscaba cómo lograr que el título reflejara el carácter del personaje y su historia.
El alias es un nombre de guerra que no suele elegir la persona, lo ponen en cualquiera de los bandos, y lo habitual, es que tenga el objetivo de molestar al portador, no suele ser halagador.
Es el caso de Púa, que es un objeto pequeño punzante, que aplicado a una persona denota astucia, sutileza, de quien es mejor cuidarse. Recoge muy bien el carácter del personaje, incluso llega a infiltrarse en el corazón del enemigo, con una gran sutileza a la hora de hacer mucho daño.
¿El protagonista es un hombre perturbado por su pasado como agente?
Termina no sabiendo muy bien quién es él, si realmente actuó bien, acaba dudando de su propia personalidad, por lo que es un personaje fascinante, no puede traicionarse y debe engañar a todos, siempre en peligro inminente de muerte, y ahí, debe mantener la máxima frialdad.
¿De algún modo es un verdugo con conciencia?
No quería contar una historia que fuera complaciente con lo que hace el personaje, que lo banalizara, que fuera calificado como un psicópata, porque no genera un conflicto real. Con Púa buscaba un verdugo con conciencia, con sentimientos, que da cuenta de lo que hace, y lejos de hacer lo mismo que hacen otros verdugos, como quitarle importancia o buscar una coartada, él renuncia a caerle bien al lector, no se engaña a sí mismo ni busca engañar a otros.
A mí lo que me llevó a crear este personaje es encontrarme con personas que asumen lo que habían hecho, que no intentaban ocultarlo de manera piadosa. Ellos lo asumen, argumentando las razones de por qué lo hicieron, que para ellos eran válidas en su momento, pero que si las miran desde la madurez, usualmente ya no les valen.
Ocurre igual con un soldado que ha tenido que matar en la guerra, quienes no suelen hablar mucho de este tipo de cosas, pero cuando logras con paciencia llegar al “corazón de las tinieblas”, como diría Joseph Conrad, los hechos aparecen como una fotografía recién tomada.