Para todo caleño que se respete cualquier palabra comenzada con la letra ‘Ch’ es música para sus oídos, dígase chévere, champús, cholado, chicharrón, chuleta, chuspa, churro, chuzo, choclo, chicanería, changó, chelas, y hay una en particular que es toda una delicia al paladar, chontaduro.
Dicha palabra, con todas sus sílabas, chon-ta-du-ro, se hizo presente en la vida de Hernán López, desde su más tierna infancia. “Lo aprendí a comer con mi mamá, que me lo preparaba con sal y miel”.
Lo que nunca se imaginó, era que él y su familia iban a terminar desarrollando decenas de productos alrededor de este fruto, tan nutritivo como versátil, con los que dignifica el trabajo de agricultores como su papá, que cultivan chontaduro en el Valle del Cauca. “Todos se van a ver beneficiados a largo plazo, porque vamos a generar una mayor demanda de este con todas las transformaciones que ya hemos desarrollado y las que estamos pensando”.
Y es que este emprendimiento de familia, que empezó con las Chonta Arepas o arepas de chontaduro, —que se sirven con mantequilla o miel y queso—, ha tomado inusitadas proporciones: empanadas de chontaduro; montaditos con guacamole, carne y chontaduro; rollitos rellenos de chontaduro y queso; el gelato o helado cremoso con trocitos de chontaduro; cerveza artesanal de chontaduro; viche de chontaduro; ají de chontaduro; mermelada de chontaduro; torta de chontaduro, todo ello fruto de la imaginación y el gusto de los López: Rosana, la mamá chef; Javier, el papá agricultor, y Hernán López, el emprendedor.
Todos esos productos se pueden encontrar en la Chontaplaza, ubicada detrás de la iglesia de La Milagrosa, en el barrio Alameda de Cali, (Calle 7 # 28 -35), un acogedor lugar con música del Pacífico, que ya ha recibido visitantes ilustres como Herencia de Timbiquí, la apneísta Sofía Gómez, la periodista y presentadora Ana Milena Gutiérrez, jugadores de fútbol y otros ‘chonta-lovers’ que quieren vivir la ‘chonta-experiencia’.
Detrás de cada producto hay todo un proceso de investigación, empezando por su hija consentida, la Chonta Arepa, “mi papá tenía sus cultivos de chontaduro en Palmira y estaba muy frustrado por el precio que le pagaban por sus cosechas, llegó al punto de querer abandonar sus cultivos, hasta que un día mi mamá, con su sabiduría, creatividad y amor, se puso a experimentar muchas preparaciones de chontaduro, y sin ser ella chef profesional, cada ocho días nos preparaba una receta nueva a base de chontaduro, hasta que un día nos hizo arepas de chontaduro y todos quedamos profundamente enamorados de esa sabrosura, así que decidimos emprender, sin tener conocimientos en la industria de alimentos”, cuenta Hernán, ingeniero industrial, MBA y máster en Administración de Negocios.
Y lo que al final resultó todo un éxito, al principio fue bastante difícil. “La gente no se imaginaba el sabor de una arepa de chontaduro, y se mostraban reacios a probarla, pero cuando la presentamos en ferias y degustaciones, la gente quedaba fascinada”.
Los López, creadores del producto, e integrantes únicos del departamento de investigación y desarrollo de su empresa, empezaron a patentar sus propios inventos culinarios, a base del fruto de la planta que llega a medir hasta 20 metros de alto y es nativa de las regiones tropicales y subtropicales de América.
En la cocina de Rosana nacieron, entonces, la limonada de chontaduro, todo un hit, porque al catarla se percibe primero el acidito del limón y luego el dulzor del chontaduro, toda una “sabrosura”, para los caleños; el Gelato, el viche, la cerveza... “Entendimos que aunque el chontaduro es de amores y odios, lo que no le gusta a la gente es su textura seca, y empezamos a combinarlo para suavizarla.
Incluso, han logrado la conversión de algunos comensales que se declaraban acérrimos enemigos del que es catalogado en diversos estudios de universidades como la del Valle, de Brasil y Estados Unidos, como un súper alimento, porque su perfil nutricional es muy completo, tiene grasas saludables —mejores que las del aguacate—, proteína de alta calidad, fibra, vitaminas, minerales, que no solo aporta energía sino que se plantea como un antídoto contra la desnutrición.
Han sido cinco años de un proceso en el que quienes siguen a Chonta Arepa y su Chontaplaza, son testigos de toda una transformación de este fruto caleño. “Nuestros chonta-lovers siempre traen un invitado al que le dicen ‘Te voy a llevar a un sitio donde vas a probar el chontaduro de una forma diferente. “Invito a los visitantes a conocer la Chontaplaza y a todos los caleños para que sigan sintiéndose orgullosos de este fruto”.