María Isabel Mejía sintió el llamado de la música a los seis años, cuando aún se encontraba en el colegio, lugar donde conoció a quien se encargaría de marcarle su sendero.

“En una de mis composiciones llamada ‘Ella me cambió’, canto que la música llegó a mi vida a través de un personaje espectacular: la psicóloga de mi colegio, que no tenía estudios en música, pero era una enamorada de la misma. Ella era una mujer con gran pasión, sobre todo por la música colombiana, tanto que al final terminaba atrapándolo a uno. Ella me cautivó a mí y me adentró en este mundo”, explica Mejía.

Sin influencias familiares, ya que ningún integrante de su familia estaba inmerso en ese arte, la cantautora se decidió a seguir sus sueños entre arpegios y contrapuntos, porque había algo entre las notas que le había atrapado el alma.

A sus 15 años hizo sus primeros acercamientos a la composición. Con fluidez y encanto fue enlazando los acordes correctos, las palabras exactas, para transmitir entre canciones lo que le pesaba en el corazón y la mente.

“Para mí poder componer es como un don divino, es algo que viene del más allá. La verdad no sé explicar muy bien la forma en que la primer melodía llegó a mi vida. Simplemente cogí la guitarra y empecé a hacer los mismos acordes que ya había hecho tantas veces en el pasado y de manera natural fueron saliendo las primeras canciones. Al día de hoy ya son casi 12 años componiendo”, narra la caleña.

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Pero no todo han sido fiestas y flores. Desde los 15, María Isabel también comenzó el proceso de compartir su música con los grandes del género colombiano, en concursos de gran altura, como el Mono Núñez, pero no lograba conseguir el preciado premio.

Hasta que, hace dos años, la racha se rompió y Mejía volvió a casa con el galardón por la mejor Obra Inédita.

“Hace un poco más de cuatro años conocí una profesora de la universidad, que dictaba una electiva que se llamaba ‘Amor para vivir mejor’, donde uno iba y escuchaba las historias de vida de Rita, la profesora, una mujer de 70 años. Yo me enamoré de sus historias y me decidí a ser su amiga y en el proceso me enteré que ella escribía poesía erótica; me pasó uno de sus poemas y me decidí musicalizarlo. Tardé dos años en terminar ‘Esos besos tuyos’, canción que mandamos al Mono Núñez y que resultó siendo la canción ganadora del 2018”, cuenta la caleña.

Para Mejía este triunfo no lo sintió del todo suyo, ya que la letra era de su maestra, y lo describiría como una “experiencia diferente”, porque, en el proceso de cumplir la meta de ganar el certamen, también cumplió el sueño de su maestra de ver sus versos musicalizados. “Eso permitió que todo fuera una experiencia bonita y no solo por ganar”.

Su momento de brillar con un trabajo elaborado completamente por ella llegó en el Mono Núñez de este año, en el que participó con un vals titulado ‘El cielo de tus besos’, un sencillo que nació luego de un viaje a México, donde tuvo la oportunidad de pasar una semana entera al lado de grandes compositores de todas partes de Latinoamérica en el Festival Internacional de la Canción de Quintana Roo. “No siempre tiene que surgir una canción de un rompimiento amoroso o algo así”, reconoce la cantante.

Pese a que Mejía reconoce que el 80% de sus composiciones pertenece a un género distinto al colombiano, sabe que la música por la que es mayormente conocida es por la que ha llevado al Mono Núñez. Pero esto no le incomoda, ya que ella tiene una conexión especial con el género, posiblemente por ser el responsable de su acercamiento al mundo de la música en el que hoy habita.

Mejía ha podido compartir la coautoría con Carlos Montaño, cantante de ‘Siam’, de unas canciones compuestas para el cantante Daniel Martínez.

Transmitir el conocimiento

“Siento que tengo la misión, más que de transmitir conocimiento, de transmitir la motivación, ofrecer lo mismo que se me dio a mí para encaminarme en este mundo de la música” analiza Mejía, quien actualmente es profesora de la Universidad Icesi y dicta su propio taller virtual ‘Laboratorio de canciones’ en medio de la pandemia.

Mejía tiene este pensamiento, porque, desde que entró a la edad de 15 años al mundo de la composición de música colombiana, todos la acogieron y la respaldaron. “Maestros como Fernando Salazar, Doris Zapata o María Isabel Saavedra, entre muchos otros, me han influenciado y me han tratado como su niña”.

Mejía también recuerda la vez que Luz Marina Posada, una destacada compositora de Medellín, la llamó cuando tenía 13 años, luego de un concurso donde no había quedado ni de finalista, para motivarla y decirle que siguiera por ese camino. “Por eso yo siento que puedo y debo hacer eso mismo por otros músicos que apenas están empezando”.

La caleña también ha optado por no cerrarle las puertas a quienes no saben de música, reconociendo que grandes compositores en la historia de la música no la han estudiado a fondo. Tan solo en Colombia, María Isabel Saavedra hizo su carrera en Comunicación Social o Leonardo Laverde, compositor de ‘Amo esta tierra’, es químico.

“Para mí, el no saber de música no es un limitante”, porque para María Isabel, lo que está en el alma, brota sin necesidad de estudios en profundidad.

Múltiples tareas

María Isabel Mejía no solo dedica sus días a la composición musical, también es guitarrista y tiplista, y es la acompañante predilecta de la cantautora caleña María Isabel Saavedra.

Actualmente Mejía también está desempeñándose como maestra en la Universidad Icesi y en medio de la cuarentena decidió emprender con un curso online sobre composición musical (no instrumental), para músicos y no músicos.

La caleña está igualmente vinculada a la corporación María Perlaza, una escuela pública ubicada en el barrio Miraflores, donde se hacen trabajos con niños en iniciación musical.

El taller ‘Laboratorio de la canción’ empezará un nuevo periodo en septiembre. Interesados pueden escribir al correo: laboratoriodecanciones27@gmail.com.