"Si hay un adjetivo prudente para describir esta pandemia, no se me ocurre uno distinto a bendita”, comenta Lucas Bravo, quien ha podido ver una ciudad más hermosa, sin el caos habitual que recuerda. Una Cali sin basura o tanta polución.

Para él, la emergencia ha permitido que los ciudadanos logren encontrar en el otro a una persona de brazos abiertos y manos generosas, lista para dar, “y también personas profundamente agradecidas al recibir”.

Desde que empezó la cuarentena, Bravo tenía claro que tendría que empezar a buscar soluciones alimenticias para las poblaciones vulnerables de la capital vallecaucana, ya que muchos perderían sus ingresos mientras no pudieran salir del hogar.

"Durante estos días con Educambio y Yo Creo en Cali, bajo la sombrilla de Una Sonrisa para Cali -iniciativa que creamos con Diana Bustamante-, estamos buscando soluciones a la crisis alimentaria”, comenta el joven administrador de empresas, para quien Cali ha empezado a cambiar su rostro y se ha presentado ante la crisis como una ciudad “resiliente, que entiende por fin que debemos construir puentes juntos, para superar las dificultades. Hasta me atrevo a decir que hemos comprendido que somos un tejido único, y que dependemos de nuestros vecinos y de quienes están a nuestro lado”.

Como los proyectos que estaba realizando con su fundación Educambio se vieron obstaculizados por la cuarentena, con su equipo decidió cambiar su estrategia y empezar a ayudar a las familias menos favorecidas, llevándoles mercados saludables y balanceados.

Entre las familias que ayudaron también se encuentran las de los niños del programa de becas de Educambio, ya que en ellas muchos de los padres viven del día a día.

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“Para esa fecha, nos mandaron una foto de una nevera vacía y sabíamos que había una familia que para todo el fin de semana tenía cuatro huevos y una libra de arroz”, cuenta Bravo.

En una de las recolectas que hicieron, en tan solo un día consiguieron 8 millones de pesos y pudieron apoyar a muchas más familias de las que habían planeado. Según sus datos, hasta el momento han podido impactar a más de 20.000 personas y han entregado alrededor de 50.000 mercados.

Bravo no solo ha sentido una gran satisfacción al ayudar a otros en medio de la ‘bendita pandemia’, como la llama ahora, sino que también ha enriquecido su vida personal.

“El tiempo en casa, fundamental para prevenir el contagio, me ha permitido vivir momentos con mi familia que antes no tenía. Nos rodea un ambiente de gratitud, unión y reflexión. Descubrimos juntos que la familia y la salud es el centro de todo. He conocido mejor a mi hermano jugando póker y cocinando juntos, he escuchado anécdotas de la juventud de mis papás, he pasado más tiempo con ellos y he aprendido sobre la importancia de la quietud. El Covid-19 me permitió incluso conocer al amor de mi vida”, comenta el joven caleño.

Pero no solo ha tenido tiempo para las relaciones interpersonales. La cuarentena también le permitió tener horas extra para poder regresar a sus hobbies.

Hoy Bravo siente que tiene más tiempo para dedicar a la lectura, a tocar el saxofón y a conectarse con la música. “He podido practicar más y sumergirme en las canciones que pienso y toco para mi mamá; la primera de ellas fue Ave María, una canción de mucha calma que nos transmite que todo estará bien y que tuvo un efecto muy positivo entre las personas que me escucharon tocarla”, dice Bravo.

Pero el camino no ha estado libre de momentos difíciles. Ya que la cuarentena obliga al distanciamiento social, todo este tiempo tanto él como los que lo rodean han tenido que prescindir de los abrazos de la gente que aman, y dejar de ir al estadio. “No veo la hora de tocar el saxofón con la banda de la barra del Cali y cantar un gol de Angulo al América”, dice el caleño, para quien el resto de la situación lo reconforta.

Para él, “hoy la vida nos está enseñando sobre las segundas oportunidades. Así como la sociedad civil castiga y encierra a las personas que moralmente incumplen con las normas sociales, la tierra nos metió a todos presos. Fue la única forma que encontró para salvarse y salvarnos, y por eso debemos estar agradecidos y atentos a esta segunda oportunidad que nos están dando. Hoy agradezco a la vida y a esta bendita pandemia”.

Educambio

-Debido a la cuarentena, el trabajo que venía haciendo Bravo con Educambio se vio frenado y tuvo que cerrar todos los talleres de acopio, en el momento en que estaban terminando una campaña de 17.500 cuadernos con Calzatodo y se preparaban para la temporada escolar con cuadernos hechos por artistas locales.

-Cuatro días antes de empezar la cuarentena, Educambio empezó a trabajar para brindar alimento a 80 familias de la Comuna 20 en Cali.

-Creo que los caleños hemos comprendido que somos un tejido único. Esta consciencia colectiva nos ha servido para crecer más en empatía y resiliencia.