Por L. C. Bermeo Gamboa, reportero de El País
De las casi 2.000 especies de aves que se encuentran en Colombia, 275 son aves migratorias que llegan aquí para establecerse por temporadas fuera de su tierra natal, buscando refugio y un clima más cálido. Entre ellas, una muy común es la Sethophaga Fusca, más conocida como reinita de fuego o pechinaranja, que viaja más de 6.000 kilómetros desde Norteamérica para huir del invierno y disfrutar la primavera en los países tropicales.
Ángel es un migrante venezolano que, después de cruzar la frontera y caminar cientos de kilómetros, llegó a Medellín buscando una oportunidad para sobrevivir y enviar dinero a sus parientes, madre y hermana menor, que debieron quedarse en medio de la crisis política y social de Venezuela.
Primero, Ángel fue carguero de trasteos, luego domiciliario en bicicleta y, mucho después, gracias a su sensibilidad y el aprecio que se ganó entre los colombianos, terminó encontrando un empleo en su verdadera profesión: arquitecto.
Un día, Camila, su amiga paisa, lo invita a avistar aves en un bosque de Medellín, allí encuentran una reinita migratoria y Ángel recuerda que había visto otra antes, cuando caminaba sin esperanza por las carreteras de Colombia. En ese momento, el ave se vuelve una metáfora de los migrantes de todo el mundo, obligados a buscar un nuevo nido.
Ángel es el protagonista de la novela gráfica ‘Nido’, escrita e ilustrada por la arquitecta y artista colombo-venezolana Laura Guarisco, una de las invitadas a la décima edición del Festival Internacional de Literatura Oiga Mire Lea, que se realiza en Cali durante esta semana.
Laura Guarisco nació en 1991, en Caracas, donde creció, estudió arquitectura y comenzó su carrera en el mundo del cómic. De padre venezolano y madre colombiana, en 2016 decide establecerse en Colombia, primero, en Barranquilla, y para el 2018, en Medellín, donde reside en la actualidad.
¿Cuál fue la motivación para ‘Nido’?
Yo llegué a Medellín justamente cuando también estaban llegando de forma masiva muchos venezolanos a otros países, pero principalmente a Colombia, y esa ola migratoria que todos vimos, toda la gente que de repente estaba caminando en las calles atravesando el continente, esas imágenes me generaron muchísimo impacto. Y ya para 2019, me empecé a obsesionar con el tema, haciéndole seguimiento a todo lo que estaba ocurriendo y publicando cómics en prensa y redes sociales.
Aparte, muchos amigos también me preguntaban sobre qué estaba pasando en Venezuela, porque no entendían nada de lo que veían en la televisión, querían que les contara desde mi experiencia, y eso fue como la semilla, empecé a plantearme la idea de hacer un cómic de largo aliento, una historia que nos cuente realmente a qué se enfrenta un migrante cuando sale de su país y no solamente todas las dificultades, también todas las nuevas oportunidades a las cuales puede enfrentarse.
¿Cómo descubrió la conexión metafórica entre la migración humana y las aves migratorias?
Realmente, el que practica el avistamiento de aves es mi compañero, él trabaja en el área de turismo acá en Colombia, y en esas salidas a ver pájaros siempre tenemos conversaciones interesantes. Me acuerdo que en una de esas, hablamos de aves migratorias, de cómo vienen cada año, buscando un poquitico de calor. Pero es muy curioso, porque cuando llegan a Colombia estas aves no cantan tan sonoro y a medida que van pasando los meses, van perdiendo el color de las plumas. Yo le pregunté si hacían nido acá y resulta que no, están seis meses y luego se regresan. De ahí surgió el nombre del libro y todas estas preguntas sobre qué significa tener un hogar cuando migras, si es el que dejaste atrás o este nuevo espacio, o es todo el trayecto que hacemos, me quedó resonando muchísimo.
¿Cómo creó el personaje de Ángel? ¿Tiene algo de su propia vida y las vidas de otros venezolanos?
Todos los personajes que he creado siempre son autobiográficos y muy autorreferenciales. Siempre soy yo la protagonista, pero en este libro quería hacer algo diferente. Además, al pensar en la historia, siempre me imaginé a un chamo muy joven, porque cuando hubo las manifestaciones históricas contra el gobierno venezolano, en 2014, en las que yo participé como estudiante, recuerdo a esos jóvenes que se quedaban al final, después que todo el mundo se retiraba, en el momento más violento.
Siempre se quedaban estos chamitos muy jóvenes y yo decía, “pero esto es una locura”, no compartía que llegaran hasta esos extremos y arriesgar así sus vidas, pero también los entendía un poco. La imagen de ellos se me grabó y me pareció una buena forma de contar sus historias a través de este personaje, que si bien tiene un montón de cosas mías, la más evidente, es que estudiamos lo mismo.
Pero, por otro lado, termina convirtiéndose en la voz de estas personas y de muchos amigos venezolanos que conocí en Medellín, puesto que hay muchísimas realidades y muchísimas historias de migración, y si nos ponemos a ver la mujer migrante, incluso la tiene más difícil.
Pero en esta ocasión quería contar era esta historia con un personaje de ficción. Poco a poco, a medida que iba como aterrizando su imagen en los bocetos y los borradores, de cómo se vería este personaje, él fue mutando hasta finalmente terminar siendo quién es, Ángel.
Cuando vine a Colombia, llegué con comodidades, por eso tampoco quería contar mi historia, quería aventurarme a contar algo más, porque sentía que había que mostrar la realidad de los demás, sin embargo, esto no quiere decir que haya sido más fácil para mí, el solo hecho de haber salido de tu patria, implica atravesar por un duelo migratorio.
Charlas
Viernes, 6 de septiembre
- 3:00 p. m. El cómic y la novela gráfica en Colombia. Conversan Laura Guarisco (Venezuela), Keco Olano y Paula Andrea Pino López Paulartivista. Auditorio Jorge Isaacs.
- 4:00 p. m. Crear desde el exilio. Conversan los venezolanos Laura Guarisco y Alberto Barrera Tyszka, con la moderación de Catalina Lobo-Guerrero. Auditorio Jorge Isaacs.