Para leer la historia oficial de un país se necesita aplicar algo que los académicos llaman crítica del discurso, y que las personas del común llamamos: ser suspicaz, puesto que siempre sobre los hechos de la Patria —con mayúscula— hay una gran sombra de duda. Algo que saben muy bien las periodistas Sandra Rodríguez Novoa y María Ximena Plaza Cuéllar, autoras de ‘Oscuro abril’ (Aguilar, 2020), un libro donde con esa imprescindible suspicacia reconstruyen los hechos ocurridos durante las elecciones presidenciales del 19 de abril de 1970, cuando el político conservador Misael Pastrana Borrero derrotó a Gustavo Rojas Pinilla, exmilitar quien ya había sido presidente entre 1953 y 1957 después de dirigir un golpe de estado contra Laureano Gómez.
Desde entonces se ha mantenido una versión vox populi acerca de que esas elecciones fueron un fraude orquestado por los partidos tradicionales (liberal y conservador), que daría origen al movimiento guerrillero 19 de Abril (M-19). Otros, por su parte, niegan rotundamente que haya sido así.
‘Oscuro abril’ es producto de una investigación de 15 años, tiempo que tardaron Rodríguez Novoa y Plaza Cuéllar en confrontar esa versión oficial con los testimonios de quienes vivieron en la época y fueron afectados, así como con los archivos de prensa donde se registró esa noche del 19 de abril y los días siguientes. De esta forma, fueron encontrando información reveladora sobre políticas de represión, de censura y manipulación de los medios de comunicación para desviar la atención pública de la crisis política. Hechos de dudosa legitimidad que, como describen en su libro, no era la primera vez que sucedían, ni la última.
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Las autoras, que han traído del olvido este momento de la historia nacional, hablan de cómo estas elecciones dudosas nos pueden enseñar a leer de forma más crítica la política del presente.
¿Qué impacto tuvieron estas elecciones en el futuro de Colombia?
Esta fecha marcó un antes y un después en la democracia colombiana, pues a partir de entonces se enconó una desconfianza hacia el sistema electoral del país. Ese inconformismo que se hizo evidente en las dos décadas posteriores dio origen a una nueva Constituyente que, según el congresista y ex-guerrillero del M-19, Antonio Navarro Wolf, “ayudó a resolver esos problemas que el bipartidismo había producido; uno de los más graves de todos, además de la época de violencia liberal y conservadora, fue ese 19 de abril de 1970”.
De hecho la Constitución del 91 creó el Consejo Nacional Electoral, en reemplazo de la Corte Electoral dirigida por miembros del bipartidismo. Si bien ya no es la misma desconfianza que despertó el sistema electoral del 70, aún persisten suspicacias frente a la forma en que elegimos a nuestros gobernantes.
Esas elecciones dudosas en parte originaron al M-19, ¿podría repetirse algo similar en la actualidad?
Algo revelador del libro es que mostramos cómo el M-19 tomó como impronta a esas elecciones del 19 de abril, dado que era una fecha que estaba en la memoria reciente de los colombianos, por las sospechas de un fraude electoral. Sin embargo, el interés de los fundadores del Eme en crear un grupo revolucionario venía desde antes. Uno de ellos fue Jaime Bateman, ex-Farc, quien ya había trazado un discurso revolucionario junto con un grupo de intelectuales, artistas y profesionales que tomó la forma de ‘Comuneros’. En vez de buscar adeptos en universidades y sindicatos, este grupo recurrió a los miembros más radicales de la Alianza Nacional Popular (Anapo), el movimiento político liderado por Gustavo Rojas Pinilla. Entonces una lección del pasado para el presente y el futuro es que el origen de un grupo guerrillero como el M-19 tiene diversas y complejas causas históricas.
¿En la investigación conocieron casos de otras elecciones dudosas en Colombia?
Sabemos por estudiosos de la historia como Jorge Cardona que uno de los episodios de fraude más legendarios sucedió con la contienda electoral entre Rafael Núñez y Aquileo Parra en 1875.
El primero representaba a los liberales independientes y el segundo a los liberales radicales. De acuerdo con el político Indalecio Liévano Aguirre, cuando Núñez iba ganando apretadamente en las urnas “el radicalismo se quitó la máscara y con impudor sin igual en nuestra historia política, se lanzó decididamente por el camino del fraude”. Así fue como Aquileo Parra asumió la presidencia en 1876 y desde entonces su mandato fue muy disputado, pues enseguida comenzó una guerra en oposición a su gobierno que duró dos años hasta que el vencedor del conflicto, Julián Trujillo, lo reemplazó en este cargo. En el siguiente siglo los episodios de sospechas de fraude generaron muchos de los altercados entre liberales y conservadores en la época de ‘La Violencia’. Según algunas versiones, el general Gustavo Rojas Pinilla no defendió su supuesta victoria para evitar que se repitiera el derramamiento de sangre de ese periodo.
¿Qué aporta este libro a lo ya conocido de este hecho histórico?
Con base en los recuerdos y documentos de los protagonistas, aportamos una secuencia testimonial de quienes vivieron las elecciones del 19 de abril de 1970 como ciudadanos, y que tienen mucho que recordar sobre lo sucedido en esa fecha histórica. Algunas de estas voces son el expresidente de Colombia Alfonso López Michelsen, el exministro de Justicia de la época Fernando Hinestrosa, el nieto del general Rojas Pinilla, Samuel Moreno Rojas; el hijo del presidente de turno Carlos Lleras de la Fuente y los periodistas Juan Gossaín y Germán Castro Caycedo, entre otros.
El libro revela indicios antes desconocidos del fraude. El mismo Alfonso López Michelsen nos contó detalles nunca antes revelados sobre la alteración de votos en islas de Nariño. Adicionalmente, este testimonio lo corroboramos con datos de la Registraduría Nacional.
¿De qué modo la política de hace 50 años se refleja en la de la actualidad?
La clase dirigente colombiana sigue conformada por las mismas familias de hace 50 años y más. Adicionalmente muchas prácticas políticas del pasado se han reencarnado con nombres nuevos, pero siguen siendo las mismas en esencia. Un ejemplo es lo que hoy conocemos como ‘mermelada’, que eran los antiguos ‘auxilios parlamentarios’ heredados de la repartición del ponqué burocrático del Frente Nacional.